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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Preparados para la volatilidad

El trimestre bursátil que ahora finaliza ha presentado tal variedad de acontecimientos que, en sólo 90 días, se han vivido casi todas las experiencias de un ciclo completo de los mercados. A un periodo inicial en la misma línea optimista con que acabó 2006 le siguió una fuerte corrección, para continuar con la recuperación. Y todo ello sin que hayan faltado un récord histórico del Ibex -14.915,8 puntos, el 19 de febrero- y un martes negro -el 27 de febrero-. Un febrerillo loco en los mercados al que ha seguido un marzo de recuperación, pero marcado por la impronta de la volatilidad. æpermil;sta, una gran desconocida de la Bolsa en los últimos meses, ha vuelto a resurgir y es para lo que los inversores deben estar ahora preparados.

Pero la mejor noticia de este trimestre de sobresaltos es que concluye con buena nota, y se puede afrontar el porvenir con prudente optimismo. Si los analistas estimaban para 2007 un crecimiento del Ibex en torno al 10%, el primer trimestre ha cumplido sobradamente con su parte a pesar de la corrección y ha cerrado con un crecimiento cercano al 3,5%. De hecho, el viernes cerró a sólo un 1,87% de su cota récord.

Pocos expertos se atreven a poner la mano en el fuego sin condiciones, pero la liquidez y la actividad empresarial a nivel internacional se mantienen y los datos y la confianza en Europa siguen dando sorpresas al alza, especialmente en las grandes economías; además la escalada de tipos en EE UU, salvo sorpresas, toca a su fin. A esto hay que sumar la actividad que insufla al mercado la reactivación de los movimientos corporativos, de la mano ahora entre otros de Altadis, Iberia, o ABN Amro, que se suman a la fiesta de las eléctricas. Estos movimientos, motor de las Bolsas en 2006, han resultado decisivos en la rapidez de la reciente recuperación.

Frente a los argumentos favorables conviene vigilar muy atentamente la incertidumbre que llega de EE UU, de la mano de los problemas del mercado inmobiliario, principal razón de la última corrección de las Bolsas junto al puntual ajuste de los mercados chinos. Aunque parece haber tocado suelo, guarda un potencial impacto negativo sobre el consumo y, por tanto, sobre el crecimiento. Junto a la siempre presente incógnita geopolítica -centrada ahora tanto en Irán como en Irak-, la evolución de la economía estadounidense es hoy el terreno más incierto y se perfila como el principal riesgo que deberán afrontar las Bolsas a nivel mundial. Pero en estos momento pocos temen que entre en recesión.

Si el año empezó como una continuación natural de 2006, en la que todo subía y el optimismo era generalizado con una volatilidad casi inexistente, la corrección de febrero-marzo cambió el perfil. Al fuerte aumento de la volatilidad, previsto por otra parte por los analistas en sus cálculos para 2007, se une ahora un mayor sentimiento de riesgo por parte de los inversores. Lo mejor es que el balance de este proceso, contra lo que se pudiera creer, es positivo. Porque la Bolsa sube ahora a pesar del aumento del riesgo. Mejor así, y no como en un cuento de hadas del dinero fácil en el que todo se veía color de rosa. El futuro se presenta animado por la volatilidad. Los resultados empresariales tienen la palabra.

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