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Directivos

La empresa teme el talante acomodaticio del joven

Los expertos creen que las compañías deben amoldarse a los nuevos profesionales, mejor preparados pero más cómodos

Vistos por la empresa y por las instituciones de educación superior, los nuevos profesionales, los que llegan ahora al mercado y los que lo van a hacer en un futuro muy próximo están mejor formados pero también más acomodados. Una realidad que modificará las pautas de trabajo de las dos clases de organizaciones: la universidad debe despertar la inquietud en los alumnos y las compañías han de pertrecharse para recibir a profesionales muy preparados. A trazo muy grueso, éstos son los argumentos fundamentales que desarrollaron varios directores de recursos humanos en una jornada de reflexión organizada por Dopp Consultores, en la que también se descendió a otros matices. De tan formados que llegan, aseguran los expertos, los nuevos profesionales van a cambiar las empresas a golpes. Aunque a los estudiantes les cuesta acercarse al mercado.

'La emancipación se produce cada vez más tarde porque los alumnos viven bien en casa, y además no les agobia el trabajo hasta que es muy tarde', analiza el director del Gabinete de Orientación al Empleo de la Universidad Europea de Madrid (UEM), Luis López Fraile. 'Tenemos que hacerles entender la importancia de encontrar la madurez rápidamente, como lo hicimos las generaciones pasadas. Y la universidad ayuda a romper el círculo vicioso. Es el momento de realizar prácticas y de encontrar un vínculo con el mundo real', añade. El director de recursos humanos de este mismo centro, Valerí Serret, considera que el objetivo de la universidad es 'proporcionar un buen servicio educativo' a los estudiantes pero también hacerlos 'atractivos para el mercado'. 'No se nos caen los anillos por enseñar cómo se hace un currículo o una entrevista personal', sostiene. 'El estudiante lo tiene cada vez más fácil y se está acomodando', considera el director de salidas profesionales de Esic, Juan Antonio Carrasco.

Pero los problemas de las nuevas generaciones para salvar la brecha entre la educación y el mundo laboral pueden entenderse desde otra perspectiva. æpermil;sta es la del director de recursos humanos de la aseguradora Asisa, Javier López: 'No creo que los jóvenes profesionales no tengan madurez, son las organizaciones las que no han crecido en los últimos años. Muchas veces, cuando llega un recién licenciado a un equipo de trabajo nadie lo entiende'. 'Lo que tienen los jóvenes es un problema de comunicación', tercia la consultora de Creade Marta García. 'No saben hablar en público', apunta.

Caída del paro

La realidad económica de los últimos años, en los que el mercado laboral español ha podido respirar gracias a un sensible descenso del desempleo, también ha condicionado la compleja relación entre los jóvenes y las empresas. 'Se han adaptado, han sabido entender los cambios. Por ejemplo, ya no les vale cualquier práctica. No les compensa pasar un verano en Mallorca por 900 euros al mes', expone el director de recursos humanos de la escuela de negocios EOI, Miguel Ángel Gómez.

'Pero si no aceptamos que la responsabilidad y la madurez acarrean un riesgo no entendemos nada', plantea Valerí Serret. 'El reto es estimular al estudiante para que se dé cuenta de que a veces hace falta irse a Mallorca no por 900, sino por 500 euros', matiza. Se trata de combinar con acierto lo que demandan las empresas con lo que piden los trabajadores. 'Lo que nos dicen últimamente las compañías es que buscan gente con ganas. æpermil;sa es la palabra', dice Luis López Fraile, de la Universidad Europea de Madrid. Y los profesionales requieren, como resume el socio director de Dopp Consultores, José Ramón Bécares, conciliar la vida laboral con la familiar y organizaciones que no les pidan compromisos a muy largo plazo. 'Si pretendemos encontrar valores que no son los suyos nos estamos estrellando', asegura.

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