La nueva estrella del norte
El 2005 Alive, uno de los mayores festivales ingleses hasta el momento, alborota no solo a Newcastle y su gemela Gateshead, sino también a todo su área litoral. En realidad, se trata de un nudo de festivales que darán comienzo este verano: Festival de Música, Festival del Mar (hasta el 7 de agosto), que incluye el paso de la Tall ships' race, la cual juntará en la ciudad, en sólo tres días (25 a 28 de julio) a más de ¡un millón de visitantes! y contará con animación callejera a cargo del grupo valenciano Xarxa, (tan célebre fuera como La fura dels baus), que montará el espectáculo Veles e vents, inspirado en el poeta valenciano medieval Ausias March.
El Festival of Sport (agosto-octubre) contará, entre otras cosas, con un torneo de golf en el que Seve Ballesteros capitaneará el equipo europeo; y el Festival of Visual Arts (septiembre-diciembre), con una muestra central (British art show) que se celebrará en el Baltic, una antigua fábrica de harinas transformada en uno de los centros más vanguardistas de la isla. Newcastle y Gateshead, separadas solo por el Tyne, compartieron un destino común en el pasado: el carbón, que salía de las minas del interior por el río que las une/separa y dejaba un reguero de riqueza en sus muelles.
Esa opulencia transformó por completo la piel de Newcastle. La ciudad, de origen romano -allí empezaba el famoso muro de Adriano- se convirtió en una espléndida urbe georgiana: la ciudad británica con más edificios catalogados, después de Londres y Bath; la Grey street es un puro decorado, la más larga y hermosa de estilo georgiano. Al agotarse la economía del carbón, las dos ciudades hermanas tuvieron que buscar una alternativa de futuro. Y apostaron por la vanguardia. El primer paso lo dio la humilde Gateshead, proyectando una escultura gigantesca, The angel of the north, un coloso de hierro del artista Anthony Gormley, a las afueras de la ciudad.
Este ángel del norte ha resultado ser un ángel de la guarda. Todo ha venido rodado desde que extendió sus alas protectoras hace poco más de un lustro. Lo siguiente que se hizo fue el Millenium Bridge (Puente del Milenio), que no sólo recibió el premio Stirling de arquitectura, sino que se ha convertido en una de las grandes atracciones del país, por ser algo único en el mundo: se abre para dar paso a los barcos con un simple movimiento de balanceo, algo tan sencillo que a nadie se le había ocurrido antes, y que resulta difícil de explicar -se compara con el movimiento de un párpado que se abre y se cierra-.
Junto al Millenium Bridge se encuentra el Baltic (la fábrica harinera de los 50 convertida en pura vanguardia), y un montón de esculturas e intervenciones para hacer del paseo fluvial una auténtica galería al aire libre. Pero está sobre todo The Sage: un edificio de cristal, diseñado por Norman Foster, en forma de molusco o cetáceo que cambia continuamente de color, según el humor de las nubes, o cuando se ilumina su interior, por la noche. Al igual que el vecino puente, la aparente complejidad se resuelve de la manera más asombrosamente simple, para albergar en su interior tres salas de concierto, bares, restaurantes, aulas de música, etc. Estos verdaderos iconos han activado la vida cultural, pero también la movida nocturna (y diurna: las galerías y centros comerciales conforman una réplica soterraña de la ciudad externa). Nada de extraño, pues, que Newcastle y Gateshead acaben de ser elegidas como el mejor destino para escapadas en toda Gran Bretaña.