_
_
_
_
Debate abierto
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El futuro de los fondos de inversión

Tiene sentido ofrecer a un inversor un fondo que escoge los hedge funds más complejos del mundo cuando casi todos los productos se colocan a golpe de red comercial o campaña publicitaria? Dicho de otra forma, la decisión de compra de un automóvil puede durar uno o dos meses, y el consumidor ve normal acudir a 10 o más concesionarios. Pero este barrido de la oferta es inconcebible para muchos partícipes de fondos, aun cuando la cantidad desembolsada sea similar.

La industria de la inversión colectiva en España vive tiempos de cambio. En noviembre de 2003 se aprobó una Ley de Instituciones de Inversión Colectiva, desarrollada por un reglamento que se aprobará este otoño, que abre el abanico a nuevos activos -como los depósitos- y crea figuras como los fondos cotizados o los de inversión libre, llamados hedge funds. Se abren las puertas a productos novedosos y complejos, pero el inversor sigue apostando por fondos monetarios, de renta fija o garantizados. Si a eso se une el carácter bancarizado del sistema financiero, donde la distribución de fondos está controlada en un 95% por las redes de bancos y cajas de ahorros, se obtiene una radiografía un tanto contradictoria o, cuando menos, paradójica de la industria.

Parece, a primera vista, que la legislación va por delante del sector. Pero es ese mismo sector el que ha pedido una apertura normativa que dé el impulso definitivo a la industria en un momento de competencia cada vez mayor, no sólo a nivel doméstico, sino también en la UE. Por el lado de la oferta, las gestoras están listas y deseosas de ampliar el abanico de productos. 'El sector está en una situación de cambio absoluto, aunque aparentemente no pase nada, porque el marco regulador va a generar mucha flexibilidad', explica Santiago Satrústegui, consejero delegado de Abante.

La competencia es europea, pero el inversor es doméstico. Y España llega tarde. No se puede hablar de una industria propiamente dicha hasta comienzos de los noventa. 'No hay cultura financiera ni experiencia. Los bancos y las cajas lanzan productos sencillos, que preservan el capital, porque es lo que piden los clientes', resume Marcelo Casadejús, director de Marketing de Ahorro Corporación. Este desequilibrio temporal explica, en parte, la paradoja de los fondos.

'No comparto la opinión de que los partícipes españoles tienen poca cultura financiera', sostiene Fernando Luque, analista de Morningstar. 'Tienen tanta como los norteamericanos. La diferencia está en la cultura de ahorro a largo plazo. El americano sabe que su jubilación o la educación de sus hijos depende de la rentabilidad que consiga con sus inversiones'.

Juan Manuel Vicente, analista de Lipper, tampoco cree en una suerte de conservadurismo congénito. 'El inversor lleva poco tiempo invirtiendo. Y cuando se estaba animando a entrar en Bolsa se pinchó la burbuja de finales de los noventa. Hay mucha gente escaldada por esto'. En la segunda mitad de los 90 se vendieron a mansalva fondos tecnológicos. ¿Dónde estaba entonces el español conservador?

Ello plantea la clásica duda de los economistas; si va primero la oferta o la demanda, si la gente compra fondos conservadores o se los venden. A partir de 2002 las grandes redes bancarias han colocado masivamente -incluso a través de ventanilla- productos a todo tipo de inversores, con gran esfuerzo publicitario y una notable presión sobre la red comercial. La CNMV ha exigido transparencia al sector con Blas Calzada y, sobre todo, con Manuel Conthe. Este último ha insistido en repetidas ocasiones sobre la necesidad de informar bien al inversor, y baraja la redacción de normas sobre los folletos comerciales que recibe el ahorrador. En el primer trimestre de este año, de hecho, el 45% de las reclamaciones presentadas ante la CNMV se refería a fondos de inversión, y más de un tercio de éstas incluían quejas sobre la información y la documentación suministrada.

Todo el sector apuesta por la transparencia. Pero ha de existir un mecanismo, de mercado y regulatorio, que incentive a las entidades a primar ésta sobre la colocación de productos. 'Se trata de aplicar la normativa que ya existe, y de que la CNMV utilice los instrumentos de que dispone. Además, la próxima directiva de mercados e instrumentos financieros será más exigente en lo referido a la comercialización', señala Gregorio Arranz, abogado del despacho Jonesday.

Paralelamente, otro punto en el que inciden los expertos es la necesidad de formar a las redes bancarias. Todo el mundo dice preferir un inversor sofisticado. Pero para ello hay que explicar y educar, lo cual no se logrará si el distribuidor del fondo no tiene ni el conocimiento ni el empeño en hacerlo.

Además, sobre el debate de la distribución de fondos planea constantemente la idea de la arquitectura abierta. Un sistema idílico donde las redes venden fondos de varias gestoras y el inversor tiene una amplia gama donde elegir. El problema es que las grandes redes tienen sus propias gestoras, y mientras el inversor no se acostumbre a comparar unos fondos con otros, no hay incentivo para crear esta arquitectura abierta.

Aun así, la venta de fondos extranjeros a particulares está creciendo casi exponencialmente -un 80% en 2004-, lo que sugiere que sí hay un mercado incipiente de venta de fondos de terceros, aunque circunscrito de momento a la banca privada y a las plataformas de internet. 'Creo y espero que la competencia entre gestoras no vendrá sólo por el lado del producto sino sobre todo por el lado de la distribución', afirma Fernando Luque. 'Nosotros hemos apostado al 100% por la arquitectura abierta y, afortunadamente, el resto del mercado todavía no lo ha hecho', explica Satrústegui. En su opinión, éste es el futuro de la banca privada y personal, porque una entidad no puede tener los mejores gestores en todas las familias de fondos. Pero también ha de cambiar la mentalidad del inversor, porque 'una arquitectura abierta para vender garantizados es absurdo'.

Con el reglamento de fondos se sentarán las bases de un mercado tan desarrollado como el que más. Las autoridades sólo deben hacer la otra mitad de su trabajo: garantizar la transparencia y aplicar una norma adecuada. En el mercado, por otro lado, hay oferta y capacidad de gestión de sobra: 2.657 fondos nacionales y 242 extranjeros. En realidad, el punto clave es la distribución.

El inversor español puede haber sido más conservador o menos exigente por su menor experiencia, pero no hay razón para que lo siga siendo. En condiciones normales será cada vez más sofisticado y contribuirá a que el mercado sea más eficiente.

En cuanto a las redes de distribución del sector financiero, que a efectos del inversor son la cara de la industria de fondos, deberían formar a sus redes y hacer que éstas velen de manera preferente por el interés de los inversores, pues insistir en un modelo de cliente cautivo es pan para hoy y hambre para mañana.

Más información

Archivado En

_
_