Empresarios extranjeros e integración
En una experiencia piloto, basada en el cruce de datos del Directorio Central de Empresas (Dirce) y el Padrón Municipal de Habitantes, correspondientes a 2002, se ha podido establecer el perfil sociodemográfico de los nuevos empresarios de España que son personas físicas, que ascienden a la notable cifra de 178.323, un 59% del total de empresas creadas en dicho año.
Una primera conclusión que se extrae de este estudio es la importancia que, en la generación de nuevas empresas, tienen los extranjeros. En efecto, el 7,2% de las nuevas empresas creadas en el año 2002 tenían como titular un inmigrante, cifra muy superior al 4,7% que suponía en dicho año la población extranjera residente en España respecto del total de población, según el Padrón Municipal de Habitantes.
Los más emprendedores en términos absolutos son los marroquíes, que crearon el 12% de las nuevas empresas generadas por extranjeros, si bien dicho porcentaje es algo inferior al peso relativo que los marroquíes tienen en el total de población extranjera, que es el 14,2%.
Los británicos son los que siguen en importancia en cuanto a la generación de empresas, puesto que crearon el 11% del total, lo que en este caso supone duplicar el peso relativo que tienen entre la población extranjera. En tercer lugar se sitúan los chinos, que, con el 8,2% de empresas creadas, cuadruplican su peso relativo. Los alemanes e italianos generaron, respectivamente, el 7,4% y el 6,7% de las empresas de extranjeros, porcentajes que también superan sus respectivos pesos dentro de la población extranjera. Por lo que respecta a los colombianos, crearon el 5,9% de las empresas de extranjeros, cifra algo superior a la mitad de lo que suponen en el total de población extranjera.
Resulta muy interesante apreciar cómo se especializan los extranjeros en función de su nacionalidad. La población marroquí, por ejemplo, es la que más empresas ha generado en la actividad de comercio al por menor (21,3% del total de las empresas con titular extranjero) y en la construcción (16%).
Los británicos figuran a la cabeza en la creación de empresas de actividades inmobiliarias (43,8% del total generado por extranjeros), de educación (39,9%) y de hostelería (14,2%). Los alemanes están primeros en la creación de empresas de actividades informáticas (19,2% del total de las generadas por extranjeros). Los italianos, con el 16,9%, figuran primeros en la creación de empresas de actividades recreativas, culturales y deportivas. Los colombianos fueron los que crearon más empresas de actividades sanitarias, veterinarias y de servicios sociales (14,2%) y de actividades diversas de servicios personales (12,2%). Los chinos, por último, encabezan la creación de empresas de confección y peletería (53,7% del total).
Con sus empresas, los extranjeros están contribuyendo a incrementar la producción, a la generación de empleo y a los sistemas impositivo y de Seguridad Social. Además, los empresarios extranjeros cuentan con otros factores que pueden contribuir a su integración, como por ejemplo la estabilidad residencial que implica el trabajo empresarial.
Esta integración, fácil cuando se trata de ciudadanos comunitarios, puede ser más problemática en ciudadanos de otras nacionalidades, como recientemente se puso de relieve con los lamentables sucesos de Elche, para los que se buscaron argumentos en la competencia desleal que llevaban a cabo los empresarios chinos, que hacía peligrar los negocios de los empresarios españoles en el sector del calzado.
No cabe duda de que es preciso poner remedio a las situaciones irregulares que tan graves conflictos pueden generar, incluidos peligrosos brotes xenófobos. Pero tampoco cabe duda alguna de que será preciso contemplar todas las situaciones irregulares, incluidas las protagonizadas por los empresarios españoles.
Y, en este sentido, el hecho de que, desde hace muchos años, la suma del consumo interior de calzado y del saldo positivo de nuestra balanza exterior supere con creces a las cifras declaradas de producción de calzado, induce a sospechar que existe una situación anómala.
La comparación de la producción que estima la Contabilidad Nacional con las cifras de la Encuesta Industrial no es nada fácil. Para comparar cifras homogéneas hay que remontarse a 1998, último año en el que disponemos de datos a precios básicos, esto es sin márgenes comerciales ni impuestos y, aun así, existen problemas metodológicos que dificultan el contraste de cifras.
No obstante, el hecho de que, con todas sus limitaciones, algunos cálculos indiquen que se puede estar en niveles de ocultación de cifras de producción superiores al 30%, es una señal que alerta sobre la necesidad de aclarar el posible sumergimiento del sector que, por su envergadura, no puede explicarse sólo por la actuación de los empresarios chinos.