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Columna
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La inversión, clave en el crecimiento de la UE

Nieves García-Santos mantiene que las perspectivas para la UE muestran cierto optimismo, que se plasmaría en crecimiento saneado durante 2004. La autora subraya que el gasto en capital es un factor determinante en esa dinámica

Las perspectivas económicas para la Unión Europea muestran cierto optimismo, que se plasmaría en una recuperación modesta a finales de 2003, y en un crecimiento saneado a lo largo del año 2004. Esta dinámica de recuperación ofrecería un patrón similar a la recuperación mostrada a principios de la década de los noventa.

Llevamos registrando dos años de desaceleración y se puede calificar el ejercicio actual como de estabilización. La desaparición de los factores que causaron el declive puede conllevar a la recuperación.

Hay que señalar que el gasto en capital es un factor determinante de la dinámica de crecimiento, como así se evidencia en los dos ciclos económicos más recientes, el de los años ochenta y el de los años noventa.

La duda a despejar es si, esta vez, el impulso viene de la mano del menor coste de la financiación o refleja mejores expectativas en la demanda

Luego es importante analizar cuál es el comportamiento de este componente del gasto. Además, es importante poder distinguir el comportamiento de los distintos tipos de inversión.

Hay dos grupos que merecen un análisis diferenciado: la inversión en construcción y la inversión en telecomunicaciones.

En primer caso, la inversión en el sector de la construcción podría ser parte de un proceso especulativo, cuyas consecuencias podrían traducirse en colapso de unos precios inflados.

En el segundo caso, la inversión en telecomunicaciones, la importancia proviene de que si se renovara este grupo podría ser indicativo del fin de los excesos que se produjeron en los años finales de la década de los noventa.

Los determinantes de los diferentes tipos de inversión son objeto de análisis en el boletín de julio de 2003 del Banco Central Europeo.

En él se dividen los tipos de inversión en cuatro categorías: en sectores industriales y de servicios (realizada por las empresas); en vivienda (realizada por las familias); en industrias llamadas de red, como son el transporte, las telecomunicaciones y la distribución de agua y gas (realizada por empresas y por el sector público), y en servicios públicos, como educación, salud, defensa o Administración (inversión pública).

Se pueden identificar determinantes generales para todo tipo de inversión y determinantes específicos. En general, son determinantes de la inversión las perspectivas de crecimiento, las condiciones financieras y el precio de los bienes de capital.

Hay que tener en cuenta que las inversiones suponen gastos no divisibles y tienen un gasto umbral. Esto implica que la reacción de la inversión a los determinantes no se realiza de forma gradual, sino que puede implicar desfases y/o tener lugar de forma súbita.

En el momento presente las perspectivas de crecimiento son positivas, pero subyacen focos de incertidumbre, que evidentemente lastran la inversión.

Respecto a las condiciones financieras, su influencia en las decisiones de inversión suele ser menos importante que la demanda esperada. No obstante, en la actualidad los tipos de interés reales se encuentran en niveles mínimos desde la década de los años ochenta, y, además, la prima de riesgo de las empresas no se está traduciendo en un mayor coste equivalente.

Por su parte, el precio de los bienes de capital en general ha tendido a disminuir, aunque esto es más cierto en el caso de las telecomunicaciones que en la construcción.

Las telecomunicaciones tuvieron un auge extraordinario a finales de los noventa, bajo unas previsiones de crecimiento irreales, y apoyadas por la reducción de costes. Han sido las que han experimentado mayor contracción. Si este proceso ya ha acabado, es factible que se inicie un nuevo momento inversor en este ámbito, pero quizá con mayor aplicación a la industria.

Precisamente, aunque la dinámica es más potente en las industrias de red, el grueso de la inversión suele ser la realizada en los sectores industriales y de servicios tradicionales.

De momento, la estimación preliminar del producto interior bruto (PIB) de la Unión Europea recoge un descenso del 1,2% en la inversión durante el primer trimestre de 2003. Sin embargo, la situación puede haber mejorado a lo largo del segundo trimestre dado que hay mejores perspectivas.

Los últimos datos del EuroCoin, indicador adelantado de las condiciones económicas, mostraron una mejoría en el mes de junio, cuando se superó el promedio de crecimiento del periodo 1987-2003, que se ha ratificado en julio.

Este signo positivo se irá afianzando a lo largo de los próximos meses. Queda la duda de si, esta vez, el impulso ha venido de la mano del menor coste de financiación, dados los bajos tipos de interés y dada la reducción de la prima de riesgo o si refleja mejores expectativas de demanda.

En cualquier caso, es necesario seguir analizando los componentes de crecimiento, con el deseo de que se deba a un dinamismo del gasto en capital con destino no especulativo.

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