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Fondos

Alto riesgo bajo control

Paradójicamente, los fondos de alto riesgo, que habitualmente se benefician de las caídas del mercado, vivieron en 2002 uno de los peores años de su historia. El peor, en concreto, desde 1974. El presente ejercicio puede seguir la misma línea. El caso es que muchos de estos fondos están encontrando dificultades para hallar oportunidades de inversión, precisamente porque las Bolsas han caído tanto en los últimos tres años que es complicado aprovechar caídas pronunciadas en el precio de las acciones. El año pasado se cerraron 700 fondos de este tipo -conocidos también como fondos de cobertura o hedge funds- y se prevé que a lo largo de 2003 desaparezcan otros 800.

Paralelamente, o precisamente al hilo de esta evolución y no pocos escándalos, las autoridades financieras estadounidenses se están planteando endurecer de alguna manera este mercado con el objetivo de proteger a los inversores y evitar que los pequeños ahorradores sean pasto de las pérdidas por invertir en este tipo de productos. La semana que viene la SEC, el regulador de los mercados estadounidense, abrirá una mesa redonda de dos días para escuchar las opiniones de todo el sector antes de emitir un dictamen que endurezca el modo de operar de estos fondos.

Los fondos de cobertura son instituciones no registradas que generalmente venden activos a corto para beneficiarse de las caídas de las Bolsas. Esta estrategia consiste en tomar prestadas acciones que se prevé que van a caer, venderlas en el mercado y recomprarlas cuando ya han caído. El gestor devuelve los títulos prestados y se embolsa la diferencia entre el precio de venta y el de recompra. Al no estar registrados, estos fondos no tienen que acogerse a las reglas de diversificación y control de riesgos de los fondos de inversión y, por tanto, disponen de absoluta libertad de movimiento. Son fondos muy poco transparentes, de escasa liquidez y suelen operar desde paraísos fiscales como Islas Caimán.

En Estados Unidos, los fondos de cobertura no pueden hacer publicidad ni venderse de manera masiva a los pequeños inversores. Están destinados, por tanto, a inversores institucionales y a grandes fortunas con rentas anuales por encima de los 200.000 dólares (unos 177.400 millones de euros), consideradas inversores cualificados. 'Con el crecimiento sostenido de las rentas y la riqueza de los noventa, sin embargo, más inversores alcanzan este requisito, a pesar del reciente pesimismo económico', explicaba William H. Donaldson, presidente de la SEC, en su discurso ante el Senado, el pasado 10 de abril. æpermil;sta es, precisamente, una de las mayores preocupaciones actuales de los reguladores de mercados de todo el mundo: el hecho de que las clases medias están accediendo a los fondos de cobertura, provocando un cierto grado de masificación preocupante en esta industria. A lo largo del primer trimestre de 2003 los fondos de cobertura de todo el mundo recibieron inversiones por valor de 1.400 millones de dólares (unos 1.240 millones de euros), frente a una entrada neta de dinero de tan sólo 596 millones en el último trimestre de 2002.

La SEC ha lanzado varios globos sonda para ver la reacción del mercado, indicando hacia dónde podrían dirigirse los tiros de la nueva regulación. Uno de ellos apunta la posibilidad de exigir a los hedge funds que aumenten el capital mínimo para acceder a ellos, con el objetivo de proteger a los inversores menos sofisticados.

Una encuesta reciente en Estados Unidos señalaba que los responsables de estos fondos prefieren gestionar carteras más pequeñas a las de 2002 (893 millones de dólares de media por cada fondo), porque creen que va a ser más difícil extraer rentabilidades en los próximos meses.

El regulador estadounidense ha contemplado también la posibilidad de crear un registro de fondos de cobertura, en aras de una mayor transparencia y para lograr un mayor control frente al fraude.

Los pasos de la Administración de EE UU no son los únicos en este sentido. En agosto de 2002, la FSA británica, que regula los mercados del Reino Unido, contempló la posibilidad de relajar las normas para permitir el acceso de los pequeños inversores a estos productos. La iniciativa ha quedado en agua de borrajas tras percibirse la preocupación de las autoridades estadounidenses. 'La FSA no flexibilizará las normas que rigen la publicidad del mercado de fondos de cobertura para los pequeños inversores', señala el organismo en una nota del 26 de marzo. 'Hemos comprobado que no existe un gran deseo de vender este tipo de productos a los pequeños inversores, así como tampoco una demanda significativa de estos inversores para acceder a estos productos'.

La legislación que rige en el Reino Unido sobre la publicidad de estos productos es la misma que la estadounidense, y la misma que rige en España, donde está prohibido hacer campañas publicitarias masivas para vender estos productos. Sí existe en España una categoría de fondos de inversión denominados de gestión alternativa que, sin ser fondos de cobertura, hacen uso de algunas de sus estrategias, incluida la venta a corto. Ahora bien, los gestores reconocen que el lanzamiento de uno de estos productos requiere un tenso tira y afloja con la Comisión Nacional del Mercado de Valores hasta que el organismo da su visto bueno al producto.

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