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Semana Ibex 35

Los expertos señalan que la guerra no es la única amenaza para las Bolsas

Esta apreciación es cualitativamente importante, porque hasta hace muy poco sólo se han atrevido a formular este escenario un pequeño grupúsculo de analistas y observadores (Escribano, J. I. A. y Cárpatos, por ejemplo), generalmente fuera de la órbita de Wall Street y de la City londinense. Comienza a romperse, de este modo, ese círculo vicioso y viciado de la gran banca de inversión anglosajona.

Estos observadores y analistas no tienen, empero, la fuerza de Warren Buffet. Aún resuenan los ecos de su esperada, y casi siempre magnífica, carta a sus clientes. El multimillonario Buffet ha metido el dedo de las altas valoraciones en el ojo miope, casi ciego, de la manada de analistas que venden el alza al precio que sea. Buffet alerta de los elevados multiplicadores (PER) de Wall Street como una de las principales claves de la situación actual de las Bolsas.

Hay en la última epístola de Warren Buffet, además, un asunto que, por fin, comienza a salir a la palestra. Máscaras fuera. 'Los derivados son verdaderas armas de destrucción masiva para los mercados'. Cuentan los mejor informados que tarde o temprano se descubrirán manipulaciones de precios por esta vía. Es cuestión de tiempo y de estrechar el cerco sobre un grupo, muy reducido por cierto, que quizá no ha interpretado bien las reglas de juego.

Hay más. Desde hace dos semanas corre el rumor en Wall Street de que el otrora todopoderoso Bill Gates mantiene una posición continuada de venta de acciones de su compañía. Los observadores más agudos señalan que, cuando el principal artífice de una compañía vende acciones de ésta, la cotización siempre termina a la baja, aunque las reacciones iniciales a estas noticias sean poco impetuosas.

Aumenta el número de expertos que considera, así, que la amenaza de guerra y la guerra en sí misma no es ni la principal ni la causa única del desbarajuste que viven los mercados financieros en los últimos años. Los resultados de las empresas cuentan mucho. También la cada vez menor capacidad de reacción de unos inversores acorralados.

Cuando los Gobiernos reaccionan

El Gobierno del canciller alemán Gerhard Schröder está haciendo campaña a favor de una agencia de calificación de crédito europea para contrarrestar la influencia demostrada de Standard & Poor's y Moody's. A nadie se le escapa que es la respuesta al recorte de calificación de compañías alemanas como ThyssenKrupp.Dicen ahora los legisladores alemanes que la decisión de S&P de rebajar la calificación de deuda dos escalones, a basura, de ThyssenKrupp, la mayor siderúrgica de Alemania, subraya la necesidad de controlar las decisiones de las agencias más de cerca. Incluso el Ministerio de Finanzas ha informado de que está planeando controlar más a S&P y Moody's. 'Hay demasiado poder concentrado en pocas manos', dijo Dietrich Jahn, un funcionario de ese organismo alemán especializado en banca. 'Una agencia europea de la talla de S&P sería deseable', añadió. Lo que no está claro es si el Gobierno alemán habría actuado del mismo modo, en la misma dirección, con una mejora, un suponer, de las calificaciones.

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