Miles de personas asisten al funeral del presidente de Fiat, Gianni Agnelli
Los alrededores de la catedral de Turín se quedaron pequeños para dar cabida a todos aquellos que querían dar su último adiós al presidente de Fiat, Giovanni Agnelli. Tampoco faltaron numerosos representantes de la élite empresarial, del deporte y de la política italianas, entre los que destacaron el primer ministro, Silvio Berlusconi, y el Presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi.
La muerte del 'gran patrón' de Fiat coincide con una crisis sin precedentes en la entidad, que se ha visto obligada a despedir 8.000 trabajadores, en medio de una fuerte caída de las ventas y un elevado endeudamiento.
En referencia a esta difícil situación, el cardenal Severino Poletto, que ofició el funeral, pidió ayer que el luto por el fallecimiento se traduzca en 'voluntad de diálogo entre empresa, instituciones y sindicatos' con el fin de salir de una crisis de la que el propio Agnelli aseguraba que 'se podía superar'.
Al funeral asistió también Jack Smith, presidente de General Motors, el gigante estadounidense que posee el 20% de Fiat. La familia Agnelli ocupó los primeros bancos, con la viuda, Marella Agnelli, el hermano y nuevo hombre fuerte de Fiat, Umberto, y el nieto, John Philip Elkann, considerado como el heredero de la saga.
La ceremonia fúnebre fue seguida desde la explanada situada frente a la catedral por miles de turineses, que recibieron con aplausos la llegada de los restos del Avvocato. Fiat (Fábrica Italiana de Automóviles de Turín) fue fundada por la familia Agnelli en 1899, y ha sido desde entonces uno de los símbolos de la ciudad en el mundo. El funeral fue seguido ampliamente por todos los medios de comunicación italianos y fue retransmitido en directo por la televisión pública RAI.
Gianni Agnelli supervisó el crecimiento de Fiat desde que era una compañía familiar constructora de automóviles hasta convertirse en un imperio que incluye desde coches de carreras y viñedos, hasta periódicos. Agnelli fue un personaje muy conocido fuera de su país por haber convertido a Fiat en un conglomerado global y dirigirlo con mano férrea, lo que le valió el descontento de los sindicatos, con los que mantuvo disputas continuas.
Los restos mortales de Agnelli fueron trasladados a continuación al panteón familiar en el cementerio de Villar Perosa, en las afueras de Turín, donde reposará junto a su abuelo Giovanni, fundador de Fiat, y su hijo Edoardo, que se suicidó en noviembre de 2000.