La muerte de Giovanni Agnelli augura el inicio de una nueva etapa en Fiat
Una hora antes de la reunión familiar que iba a tratar su sucesión, murió Giovanni Agnelli, de 81 años, presidente de honor de Fiat y patriarca de la familia que ha controlado durante más de un siglo el mayor grupo industrial italiano. Su desaparición deja abiertas las incógnitas sobre el futuro de Fiat, aunque, como ayer se comentaba en su entorno, también puede acelerar la toma de decisiones para salir de la crisis.
Il Avvocato expiró a las ocho de la mañana en su residencia turinesa de Villar Perosa, acompañado por su mujer Marella, su hija Margarita y sus nietos. Giovanni, nieto del fundador de Fiat, llevaba casi un año apartado de la vida pública debido a un cáncer de próstata por el que recibió tratamiento en EE UU.
En este tiempo su hermano menor Umberto, de 68 años, ha sido la cabeza visible de la familia, propietaria de un 30% del grupo Fiat a través de las sociedades familiares Giovanni Agnelli & Co., Ifi e Ifil. Umberto Agnelli fue nombrado ayer mismo presidente de la primera sociedad, considerada 'la caja fuerte' de Fiat, pero compartirá su control con al menos 70 personas más. Entre ellos John Elkann, de 26 años, nieto de Giovanni. La participación mayoritaria de éste en la empresa familiar pasa a su viuda y su hija, pero será gestionada por John, llamado a dirigir el imperio en un futuro.
Ayer mismo, la sociedad Giovanni Agnelli & Co. amplió capital en 250 millones de euros, lo que se entendió como un compromiso con la recapitalización de Fiat. Además, se anunció que Umberto asumirá responsabilidades en Fiat, previsiblemente como presidente en sustitución de Paolo Fresco, que anunció su salida para este verano.
Los Agnelli deben tomar decisiones trascendentes en Fiat, que entre enero y septiembre del pasado año perdía 976 millones de euros y arrastraba una deuda neta de 5.844 millones. Las pérdidas se generaron en la división de automóviles Fiat Auto, cuyas ventas cayeron un 18% y que ya ha suspendido 8.100 empleos en Italia.
La recapitalización de Fiat Auto es obligatoria para evitar la quiebra y podría ir acompañada de una segregación de esta división del resto del grupo, que incluye otras industrias y servicios.
En todo caso, los Agnelli comparten ahora el control de Fiat con la banca acreedora, que acudió al rescate de Fiat el pasado mes de mayo y tiene deuda convertible por un 30% del capital. Además, General Motors tiene un 20% de Fiat Auto y la obligación de comprar el 80% restante a partir de 2004 si así lo decide el grupo italiano.
Se cree que Giovanni Agnelli se resistía a ceder el fabricante de coches al grupo norteamericano, una posibilidad que sí acepta Umberto. Pero en los últimos meses el Gobierno italiano ha presionado para frustrar esa operación y evitar que la compañía caiga bajo control extranjero. Fiat y GM podrían revisar sus acuerdos, lo que pasaría por un aumento de la participación del grupo americano hasta el 30% a cambio de cancelar el put.
Otros candidatos a participar en la nueva Fiat, que incluiría Ferrari, son Emilio Gnutti, socio de Berlusconi en la sociedad Hopa, y Roberto Colaninno, ex presidente de Telecom Italia.