Argentina endurece el control de divisas para evitar la fuga de fondos
El Banco Central dio a conocer el lunes un conjunto de nuevas normas que tienden a anticiparse a una nueva ola de huida de capitales del país.
Las medidas, que buscan reforzar el nivel de reservas y el papel de control del Banco Central en el mercado de cambios, apuntan también a que las empresas logren reducciones de sus deudas con el exterior y mayores plazos de cancelación de las mismas.
Por otra parte, una de las resoluciones redujo en un 60% el monto que los exportadores están obligados a liquidar en los bancos. Así, en lugar de los 500.000 dólares que regían hasta el lunes, a partir de ayer los bancos sólo podrán recibir 200.000. El resto debe ser vendido por el exportador al Central, al tipo de cambio oficial. Asimismo, otra norma obliga a los bancos a mantener un menor monto neto de dólares para operar en el mercado minorista, una medida similar a la que se aplicará también a las casas de cambio. Ambas decisiones buscan incrementar las reservas del Central.
En lo que hace a las empresas, se libera el giro de divisas al exterior a aquellas empresas que logren renegociar su deuda externa, con reducciones del '40% del capital adeudado y extensión de los plazos de pago de cuatro años'.
En estos casos, las firmas deudoras con el exterior no necesitarán pedir autorización al Banco Central para girar sus pagos al exterior. Si no logran una quita, deberán hacerlo. La decisión oficial busca muy claramente presionar a los acreedores para que lleguen a acuerdos con los deudores locales, so pena de arriesgarse a que se demore mucho tiempo la cancelación de los vencimientos. En total están en juego pagos por 35.000 millones de dólares en el corto y medio plazo.
Fuentes del Central dijeron que el jefe de la misión del FMI que se encuentra en la capital argentina, John Thornton, objetó este curso pues va en contra de un verdadero mercado único y libre de cambios. Pero, para algunas empresas, las medidas pueden ser positivas por la presión que ejercen sobre sus acreedores. Por otro lado, el Central avanza en este camino para evitar que algunas firmas saquen capitales del país, aduciendo que tienen grandes deudas que cancelar. Algunas de esas empresas hacen figurar, como en el pasado, deudas que no son más que autopréstamos, viejo mecanismo para fugar divisas.
En concreto, con pocas divisas, un mercado libre conduciría a una huida masiva de capitales, en un contexto económico caracterizado por la catástrofe y la falta de acuerdo con el FMI.
Ayer, mientras O'Neill insistía en que un acuerdo está lejano, el jefe de gabinete argentino, Alfredo Atanasoff, aseguraba que el país ya cumplió y que 'ahora le corresponde al FMI tomar la iniciativa'. Lo máximo que se espera en círculos financieros es que el Fondo prorrogue los vencimientos del 9 de septiembre, por 2.700 millones de dólares, que Argentina debe pagar al organismo para evitar la suspensión de pagos.
En tanto, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, está enfrentado con el Banco Central por la reestructuración de los bancos estatales. El ente monetario reclama para sí esa tarea, mientras Lavagna afirma que las líneas generales le corresponden a su ministerio. El ministro asegura que la 'reestructuración' de los bancos de la Provincia de Buenos Aires, Nación y de la Ciudad de Buenos Aires debe hacerse de acuerdo con los lineamientos que ha definido, algo que rechaza el presidente del Central, Aldo Pignanelli.