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Observatorio en la red
Columna
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El naufragio de las 'telecos'

La crisis económica se caracteriza por ser en gran parte una crisis de sobreinversión y endeudamiento. Y, entre todos los sectores, el más sobreinvertido es el de las telecomunicaciones. Su capex sobre ingresos es de alrededor del 25%, mientras la media de otros sectores es del 7-8%. De ahí que este sector necesita normalmente más financiación que otros.

Además de la financiación de las inversiones por su actividad normal, las operadoras han invertido en la década de los noventa en la adquisición de otras compañías para aumentar su dimensión internacional, ya que este sector históricamente estuvo anclado en su ámbito nacional, mientras otros habían realizado su internacionalización a lo largo de muchas décadas. Y muchas de estas adquisiciones se han hecho a precios desorbitados debido a las enormes valoraciones bursátiles de los últimos años.

Las posibilidades de financiación de las inversiones se basan en la rentabilidad, que se suele medir por el Ebitda, que debe ser alto para financiar las elevadas inversiones y reducir el endeudamiento. Por tanto, la primera medida de los Gobiernos debería haber sido no presionar en exceso sobre reducciones de precios, que significaban menores ingresos y Ebitda.

Sin embargo, los Gobiernos han hecho lo indecible para reducir los precios de las telecomunicaciones fijas llevando a una estabilidad o un descenso de los ingresos de la casi totalidad de las operadoras europeas. Por ejemplo, la bajada impuesta por el sistema de price-cap a Telefónica fue de 9% en 2001 y 8% en 2002, en términos nominales, lo que significa tres puntos más en términos reales. Si a esto se le suman los descensos por las tarifas planas, bonos, etcétera, la bajada efectiva de precios en 2001 fue del 14-15%. Y con la parte de interconexión a las otras operadoras, más del 20%.

La principal excepción entre todas las operadoras europeas fue France Télécom, que tuvo ese año un crecimiento de los ingresos superior al 5%y, aun así, la valoración de su deuda está en el siguiente nivel de los bonos basura. Si le hubieran aplicado las bajadas de Telefónica en 2001, estaría muy probablemente en suspensión de pagos.

Consecuencia de esta bajada de precios, provocada también porque los operadores hicieron enormes inversiones que provocaron excesos de capacidad, la mayoría de teleoperadoras alternativas europeas están en suspensión de pagos o intercambiando bonos por capital, paso previo a la quiebra.

Este sector me recuerda cada vez más a esas películas de naufragios en las que todos se aferran a los que pueden nadar, pero donde los que no saben nadar o están agotados tiran desesperadamente hacia abajo de los que se pueden salvar. No se sabe si con la esperanza de salvarse o de que se hundan todos, y mientras tanto el capitán y los oficiales del barco, en vez de conducir el salvamento, van en su barca cantando las loas al maravilloso naufragio que han contribuido a realizar.

La situación del sector es complicadísima y puede empujar a profundizar la crisis económica general más de lo que los gobernantes europeos creen. Quizás la única posibilidad para que gobernantes y reguladores europeos se sensibilicen de la gravedad de la situación es que alguna gran operadora europea suspenda pagos, porque si no seguiremos viendo hundirse cada vez más el sector mientras continúa el discurso oficial que nada tiene que ver con la realidad.

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