Se buscan jóvenes para trabajar en la industria
La falta de inversión en salarios para los profesionales españoles conlleva una pérdida de talento que acaba dañando la competitividad de las empresas, en un círculo vicioso


En varios países de Europa como Alemania, Países Bajos o Bélgica, la industria ha logrado atraer una inversión en innovación, I+D y desarrollo tecnológico suficiente para fortalecer su competitividad frente al exterior. Ese no es el caso de España. Hay 750.000 ingenieros menos que hace dos décadas, en una época donde estos profesionales serán cada vez más necesarios, según el Observatorio de la Ingeniería en España 2022.
El informe advierte de que en los próximos 10 años harán falta al menos 200.000 ingenieros para cubrir la demanda prevista, pero retener a jóvenes en actividades como la agroindustria, la química y el automóvil es una tarea complicada, expone Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas. “España tiene el menor porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que trabajan en el sector”, asegura el experto.
Una de las causas detrás de esta fuga de cerebros es la “débil” conexión entre el mercado laboral español y el sistema educativo. En países de Europa central disponen de sistemas de formación o de diseño curricular que permiten a los jóvenes entrar a las empresas en formato de prácticas y luego quedarse a trabajar en ellas. “En el caso de España funciona de forma muy desigual”, se queja Torres.
Zobeida Duben, directora de Personas y Cultura de NTT Data, señala que los jóvenes también quieren involucrarse en trabajos que tengan un balance entre lo profesional y lo personal. Eso les lleva a buscar modelos híbridos que proporcionen un equilibrio entre el trabajo y la vida, y les permita mantener una buena salud mental. “Los profesionales valoran entornos donde puedan expresarse sin miedo al error, donde sean escuchados y puedan aportar ideas con libertad. La innovación florece cuando las personas se sienten seguras para ser ellas mismas y asumir riesgos constructivos”, añade Duben.
LAS CIFRAS
9,9% es el peso que tiene la industria en la generación de puestos de trabajo en España, un 7,2% menos que en el año 2000.
11,8% es la proporción del Valor Añadido Bruto (VAB) de la industria manufacturera sobre el resto de la economía. Un 3,9% menos que la media europea.
Manel Domínguez, profesor de OBS Business School, concuerda con esta perspectiva. Explica que la industria es menos atractiva por el tipo de trabajo que ofrece y porque rebasa en muchas ocasiones la jornada de ocho horas al día. “El tipo de talento que se necesita no está llegando porque hay otros ámbitos dentro del mundo laboral que apetecen más. Muchos jóvenes se están yendo a la industria de software y otro tipo de industrias como la farmacéutica”, dice.
Los jóvenes están apuntando cada vez más a trabajos en empresas preocupadas por la sostenibilidad. “Las nuevas generaciones buscan compañías con impacto social y ambiental real”, comenta Duben. Las grandes empresas apuestan por la descarbonización para atraer a la juventud, pero esta tarea es más difícil para las pymes. “En España hay muy poca compañía grande o multinacional. El tejido empresarial está dominado por las pymes, y entre ellas el tema de la descarbonización no es una prioridad. No tienen los recursos necesarios –un equipo legal– que les pueda gestionar las certificaciones”, sentencia Domínguez.
El experto sugiere que desde el ámbito público podrían conceder ciertas flexibilidades y menos burocracia para que las pymes puedan ser más competitivas y retener más talento.
Otra carencia del sector industrial español es la inversión en innovación y desarrollo. Domínguez comenta que esto puede venir de una combinación de subvenciones públicas e inversores privados. “Hay ciertas áreas donde han visto que el futuro es el mix público y privado. El Barcelona Supercomputing Center es público, pero investiga para cualquier empresa que llegue con un proyecto interesante”, comparte el profesor.
Salen fuera
La generación que está mejor preparada busca su futuro en el norte de Europa y fuera del continente.
Xavier Ferràs, profesor del Departamento de Operaciones, Innovación y Gestión de Tecnología en Esade, hace hincapié en que la falta de innovación crea un ciclo negativo. “Una empresa que trabaje con poco capital, sin tecnología y sin innovación, tendrá un valor añadido bajo, que presionará los salarios a la baja”, arguye.
También existe un déficit de inversión. Las ideas y el conocimiento son recursos infinitos, explica Ferràs, pero se necesitan estructuras con recursos económicos para convertir a ambas en productos nuevos. Johel Rodríguez, profesor de la Universidad Carlemany, defiende que no existe una falta de talento, sino falta de capital para poder ayudar al talento a crecer. “En España nunca ha faltado talento, pero el talento por sí solo no hace nada”, señala.
La generación que está mejor preparada en sus nichos de conocimiento busca su futuro en el norte de Europa y fuera del continente. Por eso, “España debe huir de la competición low-cost y avanzar hacia una economía tecnológica”, concluye Ferràs.
Estable, pero con pocos incentivos
El sector industrial tiene carreras estables a largo plazo para jóvenes que empiezan y van escalando a lo largo de su vida laboral, pero su peso en el PIB ha caído del 19% al 14,7% en 20 años, según el Observatorio de la Ingeniería en España 2022. “La industria genera estabilidad y paz social, especialmente cuando hablamos de industrias modernas y avanzadas”, explica Xavier Ferràs, profesor de Esade.
Los expertos también defienden la importancia de fomentar la FP como un método de mayor prestigio para el acceso al mundo laboral, además de “la formación universitaria dual (en las aulas y en la empresa)” de cara a conseguir profesionales preparados para trabajar en entornos manufactureros.
Zobeida Duben, de NTT Data, concuerda en que para mantener a los jóvenes motivados se debe fomentar el aprendizaje. “El upskilling y el reskilling deben ser constantes e ir acompañados con oportunidades para hacer cosas diferentes dentro de la empresa. Es esencial para mantener el interés y la motivación”, asegura la experta.
Una mejor preparación de los profesionales genera ecosistemas empresariales e industriales con mejores empleos y salarios, y por tanto, con mayor capacidad para retener talento.
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