Escrivá avanza que la situación de España ante las nuevas reglas fiscales europeas “no puede ser más cómoda”
La morosidad a la Seguridad Social, “históricamente baja”, cae al 1,58% y la resistencia de la cuota exportadora explican la buena salud de las empresas y sus récord de empleo
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha hecho hoy una encendida defensa de cómo ha reaccionado la economía española a los sucesivos shocks vividos en los últimos tres años provocados por la pandemia de Covid-19, la guerra en Ucrania y la crisis inflacionista. Así, durante su intervención en el foro por el 45 aniversario de CincoDías, ha querido “desmontar algunas falacias” que ha asegurado se encuentra a menudo en los análisis económicos que se hacen sobre España.
La primera de estas “falacias” es, a su juicio, la mala salud fiscal de las cuentas públicas españolas. Así, ha retado a que alguien le identificara “alguna enormidad de gasto de la pandemia que haya supuesto un aumento estructural de gasto público”. Según Escrivá, esto no se ha producido porque el Gobierno diseñó las medidas contra la crisis sanitaria —ERTE, prestaciones para autónomos y otras ayudas a trabajadores—, así cómo otras contra el impacto de la guerra en Ucrania y la crisis de los precios, “con el máximo rigor fiscal para que no arraigaran en el gasto público”. Por eso, ha continuado, “la situación de partida de la economía española ante las nuevas reglas fiscales de la Unión Europea que van a entrar en vigor es muy buena; el punto de partida no puede ser más cómodo”, ha insistido el ministro.
Y esta circunstancia se ha producido fundamentalmente, según los esquemas de Escrivá, por la “extraordinaria resiliencia” que están mostrando las empresas españolas, que es lo que les está haciendo superar “de manera extremadamente notable” el último shock inflacionista. En concreto, Escrivá ha citado dos cuestiones que muestran esta resistencia de las empresas, que les está llevando también a registrar récords de contratación: 470.000 nuevos afiliados a la Seguridad Social en los cinco primeros meses de este año. El primero de estos datos que respaldan, según el ministro, el buen funcionamiento empresarial, es la tasa de morosidad de las compañías con la Seguridad Social “estamos en niveles absolutos de morosidad históricamente bajos; el sistema nunca había tenido unos niveles de reliquidez tan altos”, ha informado. Y ha añadido que esta baja tasa de impagos de las empresas a la Seguridad Social es un “indicador adelantado de otras morosidades”, como puede ser la bancaria.
En concreto, según datos de la Seguridad Social, la tasa total de recibos domiciliados impagados en mayo de 2023 ascendió al 1,58%, una décima más que el mes anterior; mientras que hace un año, en mayo de 2022, dicho porcentaje de morosidad del sistema era del 1,65% de hace un año. En cualquier caso, esta tasa es inferior a la de morosidad bancaria, que el mes pasado se situó en el 2,16%.
La segunda muestra de resiliencia de las empresas, destacada hoy por Escrivá, tiene que ver con su actividad exportadora, ya que, según ha indicado el ministro, “las empresas españolas aguantan las cuotas de exportación mejor que nadie” e incluso crecen, a diferencia de lo que está ocurriendo en otras grandes economías europeas que están viendo reducir sus exportaciones por las mordidas de los mercados asiáticos.
La segunda de las inexactitudes que el máximo responsable de la Seguridad Social ha querido aclarar hoy es la que vincula el incremento del salario mínimo interprofesional —que en España ha aumentado un 47% en los últimos cinco años— destruye empleo. “Si hay un análisis controvertido, que tiene idas y venidas, y al final el efecto de la medida anualizada es neutral, ese es el efecto de la subida del salario mínimo sobre la creación de empleo”, ha señalado Escrivá, que ha añadido que los datos de los que dispone, es que “el empleo no se está viendo afectado y, muy al contrario, el salario mínimo es un instrumento extraordinariamente potente de distribución de rentas y un catalizador de competitividad que indica que en España ya no quiere competir con salarios bajos”.
Dicho todo esto, Escrivá ha criticado que, en el análisis económico, máxime en un periodo electoral como el actual, se ponga el foco en las previsiones a futuro en lugar de los denominados datos duros, que son los que se obtienen sobre la marcha de la economía en cada momento. “Las previsiones de futuro no deben ser la referencia de lo que está pasando porque se van a equivocar con toda seguridad, y con las perturbaciones actuales mucho más”, ha dicho. Por el contrario, ha apostado por utilizar los datos extraídos en el momento “porque nos sirven para saber en lo que nos equivocamos y extraer conclusiones para dar soluciones”.