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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El incansable crecimiento de Nvidia agota incluso su valoración

La mayoría de los temores en torno a la compañía son en gran medida teóricos: la realidad es que está en racha

El jefe de Foxconn, Young Liu, y el de Nvidia, Jensen Huang, en Taipéi, el 20 de mayo pasado.

El ritmo imparable de Nvidia ha agotado incluso a sus más fervientes seguidores. Sus últimos resultados trimestrales presentaron un asombroso crecimiento de los ingresos. Habría sido aún mayor si no fuera por las restricciones de la Administración Trump a la exportación de semiconductores a China. Sin embargo, esta vertiginosa expansión sufre un descuento en la valoración relativa.

Los gigantes tecnológicos, entre ellos Amazon y Alphabet, han aumentado sus ingresos y han sido recompensados por los inversores por hacer grandes inversiones en construir infraestructuras de computación en la nube para entrenar y ejecutar la inteligencia artificial. Por ejemplo, los ingresos de la unidad Azure de Microsoft se aceleraron un 33% en el último trimestre. Junto con Meta, las cuatro están en camino de gastar más de 300.000 millones de dólares en inversiones de capital solo este año, es decir, 13 veces más que hace una década. Seguirán haciéndolo mientras persista el bucle de retroalimentación.

Gran parte del gasto se destina a Nvidia. Los ingresos trimestrales de esta se han multiplicado por seis en dos años y sus ingresos netos, por nueve. Esta tendencia y la fuerza motriz que la impulsa están siendo notablemente constantes, y hay buenas razones para sospechar que los beneficios seguirán acumulándose para la empresa de 3,35 billones, dirigida por Jensen Huang.

Lo que ha cambiado es el entusiasmo de los gestores de fondos. Antes de que se anunciaran los últimos resultados, su acción se valoraba en 28 veces los beneficios previstos para el próximo año, según las estimaciones recopiladas por LSEG, un tercio por debajo de su media de cinco años. También es bastante bajo para el mayor proveedor del mayor bum de inversión de la historia.

Hay motivos para el escepticismo más allá de los controles a la exportación de EE UU, que, advirtió Huang, mermarían 8.000 millones de ingresos en el segundo trimestre. La insaciable demanda ha elevado el margen bruto de la empresa a niveles astronómicos. Superó el 60% en el trimestre, y habría superado el 70% sin las restricciones impuestas a China. Si los avances tecnológicos frenan las necesidades de formación de los modelos de IA, o si estos funcionan de forma más eficiente con chips a medida, las ventas de los equipos de Nvidia podrían desplomarse deprisa. Además, sus rivales podrían empezar a erosionar su dominio del mercado.

Pero la mayoría de estos temores son en gran medida teóricos. La realidad es que Nvidia está en racha, la segunda después de haber capitalizado anteriormente los videojuegos. Teniendo en cuenta algunos de los múltiplos de valoración tremendamente especulativos que atribuyen perspectivas de crecimiento irracionales a otras acciones como Tesla, el de Nvidia simplemente no computa.

Alianza con Foxconn

La jensanity (Jensen insanity, locura por Jensen) ha llegado a Taipéi, y el sentimiento puede ser mutuo. El término, utilizado para describir cómo el CEO de Nvidia es adulado como una estrella de rock, quedó patente hace dos semanas durante su visita a la ciudad para asistir a la feria anual Computex. Huang, ciudadano estadounidense nacido en Taiwán, correspondió dedicando gran parte de su tiempo a elogiar el papel indispensable de la isla en las cadenas de suministro mundiales y la IA. También elogió a sus aproximadamente 350 socios locales. Pero la floreciente alianza de Nvidia con uno de ellos, Foxconn, podría empezar a atraer la indeseada atención de Pekín y Washington.

Nvidia ya cuenta con Foxconn, conocida oficialmente como Hon Hai Precision, como uno de los principales proveedores de sus servidores de IA GB200 y GB300, usados en centros de datos de todo el mundo. El fabricante por contrato, valorado en 67.000 millones de dólares y dirigido por Young Liu, ha apostado fuerte por los productos de computación en la nube y redes como forma de reducir su dependencia de su principal cliente, Apple. A principios de año, Liu incluso afirmó que los ingresos procedentes de los servidores superarían a los de los iPhones “en dos años”.

Estos vínculos se reforzarán aún más. Las dos empresas construirán conjuntamente un superordenador de IA gigante en Taiwán, junto con el Gobierno y TSMC. Además, Liu subió al escenario para presentar el nuevo software de Nvidia, Omniverse, que permite crear réplicas digitales en 3D de fábricas. Según Liu, esto da a Foxconn los medios necesarios para planificar, someter a test de estrés y simular líneas de producción usando IA antes de implementarlas en el mundo real, por ejemplo. Otra característica prometedora es que las empresas pueden entrenar robots usando estas simulaciones. Para Huang, contar con el mayor fabricante de electrónica del mundo como uno de los primeros en adoptar esta tecnología es una poderosa prueba de concepto para las ambiciones de Nvidia en este sector; estima que hay fábricas en construcción por valor de 5 billones de dólares en todo el mundo.

Pero la geopolítica ensombrece el panorama. Puede que Foxconn sea de Taiwán, una isla democrática sobre la que Pekín reclama la soberanía. Pero tiene una enorme presencia industrial en China continental, que está dando prioridad a la autosuficiencia en áreas como la IA, los semiconductores y la robótica, capacidades que Washington considera una amenaza para la seguridad nacional. La Administración Trump también ha intensificado el escrutinio de la colaboración entre EE UU y China: la asociación de Apple con Alibaba, por ejemplo, ha despertado la alarma, en parte por el temor a que el acuerdo ayude a una firma china a mejorar sus capacidades en materia de IA, según el New York Times. Dado que se estima que tres cuartos de la capacidad de fabricación de Foxconn están en China, es posible que las autoridades de EE UU quieran más claridad sobre el tipo de software y hardware que ofrecerá Nvidia.

La amistad entre Huang y Liu parece el comienzo de una lucrativa alianza tecnológica, pero podría plantear algunas preguntas incómodas en el futuro.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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