Las claves: cuando los países se pelean en público, los inversores tienden a vender
Siguen muy pendientes las Bolsas, quizá demasiado, de los juegos de manos de los dirigentes de las potencias globales


Este fin de semana tocaba el turno de subir los aranceles, aunque esta vez solo al acero y el aluminio, que al ser de materiales concretos no se han visto afectados por la anulación general aplicada por el Tribunal de Comercio de EE UU, que considera que Donald Trump hizo un uso excesivo de sus prerrogativas. Eso benefició ayer a Acerinox, que produce en el país norteamericano. Mientras, China y EE UU retomaron el diálogo público sobre comercio, que suele ser más duro que el privado, donde no tienen que mantener sus poses de machos alfa de la política mundial. Y el petróleo volvió a subir, ante un aumento de la producción menor del previsto por parte de la OPEP (luego habrá que ver lo que hacen en la práctica), y ante el recrudecimiento –valga el juego de palabras– de la guerra de Ucrania. EE UU ya tiene su acuerdo para explotar los recursos del país invadido, y ahora no le vendrá mal que el invasor sienta presión para terminar la guerra, de cara a posibles proyectos de Washington con Moscú. Ante todo ello, las Bolsas bajaron. Siguen muy pendientes, quizá demasiado, de los juegos de manos de los dirigentes de las potencias globales.
Todo el mundo pide información pero solo hay uno que no tiene
La investigación europea sobre el apagón ha alertado de retrasos por las “reticencias” de las compañías eléctricas a dar datos. Es sobre esto, la información y su ausencia, sobre lo que están girando las discusiones –el lanzamiento de trastos– de los implicados en el sistema eléctrico. Algunas compañías señalan al operador, Red Eléctrica, por no dar suficientes datos, mientras que esta apunta a las eléctricas por pedir transparencia y al mismo tiempo reclamar la confidencialidad de su información. Quien no tiene ni uno ni otro es el ciudadano. Y ya ha pasado más de un mes desde que se quedó a oscuras.
La sanción de Bruselas a Glovo o la paradoja del modelo laboral
La Comisión Europea ha sancionado con 329 de millones de euros a la empresa de reparto Glovo y a su matriz, Delivery Hero, por pactar no robarse (sic) trabajadores (sic). Resulta cuando menos paradójico que una empresa señalada por su modelo laboral (por no tener un modelo laboral, básicamente) acabe sancionada por pactar no contratar a empleados de una u otra compañía, lo que supone en el fondo un falseamiento del mercado. Estas prácticas ahondan en la ya avanzada precariedad de los trabajadores, impidiendo la mejora de sus condiciones a través de la libre competencia entre compañías. La sanción es un golpe inédito en Bruselas.
La frase
En el pasado, quizá subestimamos el riesgo de depender excesivamente de un único socio comercial, pero inclinarnos demasiado hacia lo local y hacia evitar el comercio internacional sería otro error, que nos dejaría expuestos a crisis internas y a enormes ineficienciasMarion Jansen, jefa de la dirección de comercio y agricultura de la OCDE
Ciudades que pierden su identidad ‘little by little’
El madrileño barrio de Chamberí, antes un recodo residencial, alejado de la atención de los turistas céntricos, lleva años en un proceso lento de transformación. Y una de sus manifestaciones es que, poco a poco, se ha formado en él una little (pequeña)Buenos Aires, todo un conjunto de negocios de restauración montados por ciudadanos argentinos. Este pequeño núcleo bonaerense se suma al little Caracas del barrio Salamanca, o a su primo hermano el little México DF. Y así, little by little, a base de pequeños pasos, los barrios van perdiendo su identidad para sustituirla por una nueva, con un tono más impersonal, y preferiblemente más cara. “No conozco a una sola persona que no le guste Madrid”, dice una pareja de emprendedores. A qué precio.