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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los aranceles obligarán a empresas como Lenovo o HP a ser más transparentes con su cadena de suministro

Empresas como estas y Dell dan pocos datos sobre dónde fabrican sus productos informáticos

Evento de Lenovo en Pekín.

Donald Trump ha suspendido los aranceles estadounidenses sobre los productos electrónicos mientras su Administración prepara una investigación sobre toda la cadena de suministro y el sector de los semiconductores, por motivos de seguridad nacional. Esto aumenta la presión sobre empresas como Lenovo y Dell para que revelen más información sobre dónde se fabrican sus productos.

Los inversores se apresuran a seguir de cerca la guerra comercial de Trump. El día 13, Washington declaró exenciones para artículos como teléfonos inteligentes y ordenadores portátiles de los aranceles recíprocos con los distintos países, incluido un arancel del 145% a China, que es un importante proveedor de productos electrónicos para Estados Unidos. El día 15, Trump aclaró que tiene previsto anunciar el tipo arancelario para los semiconductores durante esta semana.

Muchos de los chips que se importan a EE UU vienen empaquetados en dispositivos; los ordenadores por sí solos representaron alrededor de 100.000 millones de dólares en envíos en 2024, frente a poco más de 80.000 millones en semiconductores. Descifrar las implicaciones se complica aún más por la falta de información sobre la procedencia de los productos.

Tomemos como ejemplo Lenovo, con un valor de 13.000 millones de dólares, cuyas acciones han caído alrededor de un 25% desde el día 2. El fabricante de ordenadores portátiles, que cotiza en Hong Kong y que declaró alrededor de un tercio de sus ventas en las Américas en la primera mitad del año pasado, cuenta con más de 30 instalaciones de fabricación en todo el mundo, pero no desglosa dónde y en qué cantidades produce ordenadores portátiles y otros dispositivos.

Esto deja a los inversores y analistas en busca de pistas. El año pasado, el informe ASG del grupo reveló que más del 80% de las emisiones de carbono de Lenovo en el ámbito 2, que incluyen las emisiones derivadas del consumo energético en las instalaciones de fabricación, procedían de la China continental. Esto sugiere que la mayor parte de su producción se realiza en un país que Washington califica de “adversario”.

Sus rivales, como Dell y HP, son igualmente parcos en sus informes, y la externalización hace que los riesgos sean aún más difíciles de analizar. Esta opacidad también impera en los sectores de la moda y el comercio minorista. Las empresas se abstienen de revelar más información porque les da una ventaja competitiva en materia de costes.

No tiene por qué ser así. Apple, que transportó por aire 600 toneladas de iPhones a Estados Unidos desde la India para eludir los aranceles, afirma que su producción se encuentra “principalmente” en China y otros cinco países: Trump también insinuó el día 15 que la empresa, valorada en 3 billones de dólares, podría beneficiarse de cierta flexibilidad arancelaria.

Fabricantes de automóviles como Toyota y Hyundai publican mensualmente datos sobre su producción regional, desglosando el número de unidades producidas en diferentes lugares, o incluso en diferentes plantas. Gigantes farmacéuticos como AstraZeneca enumeran sus principales bases de fabricación y detallan dónde se lleva a cabo cada paso específico del proceso de fabricación de medicamentos. La ofensiva comercial de Trump es desagradable, pero obligará a las empresas a dar un poco más de luz.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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