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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La defensa puede florecer en las cenizas del motor

Parece natural que el Gobierno vea en la industria del automóvil una manera rápida y sencilla de aumentar su capacidad productiva en ámbito armamentístico

Un trabajador de una planta de Teknia.
CINCO DÍAS

Una industria floreciente frente a una en declive. Así de claro lo ve un fabricante de componentes del automóvil español como Teknia, que no duda en señalar que el histórico rearme que quiere acometer Europa puede ser una gran oportunidad para una compañía que está al albur de un mercado automovilístico en horas bajas. Para esta empresa vasca, poco importa si produce sus soluciones tecnológicas de estampación, inyección de aluminio o conformado de tubo para la industria del automóvil o para la de defensa. Lo importante aquí es mantener la maquinaria funcionando, y el automóvil lleva años gripado, con un volumen de ventas en Europa en 2024 de 12,58 millones de coches (sumando UE y Reino Unido), frente a las 15,34 millones de unidades previas a la pandemia. Es decir, el mercado continúa un 18% por debajo de entonces.

En el caso de España, parece natural que el Gobierno vea en la industria del automóvil, con un nutrido y variado ecosistema de empresas de componentes, una manera rápida y sencilla de aumentar su capacidad productiva en el ámbito de la defensa. Esta asociación entre el automóvil y la industria armamentística es lógica si se piensa en todos los vehículos que usa el ejército para sus operaciones: por mucho que se usen para transportar armas y soldados, esos medios de transporte siguen siendo vehículos. Iveco, de hecho, fabricante de camiones con dos plantas en España, tiene una rama dedicada única y exclusivamente al negocio de defensa.

En Alemania el debate parece más maduro que en España, ya que allí el gigante de la industria armamentística Rheinmetall (que se ha revalorizado en Bolsa un 122,2% en lo que va de año) ha dejado claro su interés en la planta que Volkswagen tiene en Osnabrück. El grupo anunció el año pasado un recorte de plantilla de 35.000 personas y una reducción de su capacidad de producción anual de 734.000 vehículos hasta 2030 en Alemania. Esa herida en el corazón industrial de Europa parece que puede ser cauterizada por el miedo a Rusia y la necesidad de armarse.

Por poner un ejemplo del empleo que puede arrastrar el sector, otro consorcio europeo mucho más pequeño, el productor de misiles MBDA, cuenta ahora con una plantilla de 19.000 personas después de contratar a 2.600 el año pasado. Prevé contratar a otras 2.500 este ejercicio. De las grandes economías europeas, en la única donde no fabrica es en España, y su consejero delegado ha dejado claro que eso no tiene por qué seguir siendo así.


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