El satélite amenaza el negocio tradicional de las ‘telecos’
El mercado está apuntando a que el sector acapara buena parte de las aspiraciones geopolíticas y empresariales de Europa


Las voces de alarma respecto de los crecientes tentáculos que están desarrollando los grandes ejecutivos norteamericanos vinculados a las big tech no paran de subir de volumen. Uno de los últimos en advertir sobre las consecuencias de este movimiento corporativo ha sido Masorange, la primera operadora de telecomunicaciones en España por número de clientes. La firma participada por el Estado francés y varios de los principales fondos de capital riesgo del mundo advierte a sus inversores y al mercado del riesgo para su negocio y el de las grandes operadoras de telecomunicaciones. Subraya la competencia cada vez más presente de los imperios de satélites que están desarrollando Amazon (Project Kuiper) o SpaceX (Starlink).
La cuestión no es baladí. Esta constelación satelital de última generación que multimillonarios como Jeff Bezos o Elon Musk han lanzado al espacio está desarrollando un papel geopolítico clave. No solo en Ucrania, asediada por el Kremlin, sino también en España. Los satélites del fundador de Tesla fueron esenciales en la recuperación de las comunicaciones en los lugares arrasados por la dana de Valencia. En pleno desastre humanitario y material, también hubo un apagón de comunicaciones por el colapso de las redes de fibra terrestres. Cuando más necesarias eran las comunicaciones, aparecieron los satélites del polémico asesor de Donald Trump.
Masorange ya ha subrayado las consecuencias que puede traer esa competencia a compañías españolas que han desarrollado redes de fibra con multimillonarias inversiones pagadas en buena medida por la factura de teléfono e internet de los ciudadanos. No es de extrañar que, en este contexto, el presidente de Telefónica, Marc Murtra, pida crear grandes campeones europeos capaces de mirar de tú a tú a las amenazas procedentes de China o del otro lado del charco. Con las relaciones trasatlánticas en el seno de la OTAN cada vez más tensas, las grandes telecos europeas ya mostraron su preocupación por la competencia exterior en el último Mobile World Congress de Barcelona.
El contexto geopolítico actual ha propiciado una subida de casi el 70% en Bolsa de Indra desde que a principios de febrero comprara Hispasat a Redeia. Un despunte bursátil que también ha experimentado su homóloga francesa Eutelsat, llamada precisamente a sustituir a Starlink en Ucrania. El mercado está apuntando a que en el sector de los satélites está buena parte de las aspiraciones geopolíticas y empresariales de Europa. Toca tomar posiciones.