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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La calma de los mercados de crédito se resquebrajará

Las empresas tienen que afrontar un fuerte endeudamiento y unos altos costes de financiación

Billetes de dólar.
Billetes de dólar.Nicky Loh (Reuters)

Los inversores en deuda se han mostrado sorprendentemente relajados en los últimos años, a pesar de la rápida subida de los tipos de interés. En 2025, el periodo de tranquilidad llegará a su fin. Las empresas tienen que hacer frente a un fuerte endeudamiento y a unos costes de financiación elevados. Y las pérdidas por créditos privados de riesgo aumentarán.

Los bancos centrales occidentales han subido los tipos en los últimos años, pero las quiebras de empresas se han mantenido bajas. Según Moody’s Ratings, la tasa de morosidad a 12 meses era de solo el 4,6% en todo el mundo en octubre. Ahora, con la relajación de los bancos centrales y la prisa de las empresas por refinanciarse a niveles más bajos, el número de quiebras puede descender aún más: la misma agencia de calificación prevé una tasa de impago inferior al 3% en octubre de 2025.

Aun así, sigue habiendo muchos balances sobrecargados, como los de la teleco francesa Altice, de Patrick Drahi, o la empresa británica de aguas Thames Water. S&P Global Ratings contabilizaba en octubre un total de 489.000 millones de dólares (468.000 millones de euros, al cambio actual) de deuda con calificación CCC o inferior, el nivel más bajo al que las empresas suelen poder acceder a fondos.

Uno de los riesgos es que los bancos centrales mantengan los tipos relativamente altos, quizá por el resurgimiento de la inflación, lo cual causaría más daño a las empresas apalancadas. S&P calcula que los vencimientos estadounidenses y europeos de la llamada deuda de grado especulativo, que tiene una calificación inferior a BBB-, se duplicarán con creces entre 2025 y 2026, hasta 449.000 millones (430.000 millones), y seguirán aumentando después. Las empresas tendrán que empezar a refinanciarse en 2025, lo que será más difícil y caro si los tipos se mantienen altos.

Las pérdidas pueden acumularse en rincones opacos. Una de las razones por las que tan pocas empresas han incurrido en impago es que muchas de ellas se endeudaron en los mercados de deuda privada, donde grandes gestores de fondos como Ares Management o Black­stone pueden ofrecer condiciones más flexibles.

Sin embargo, hay indicios de tensiones subyacentes. MSCI calculó en septiembre que la morosidad de los préstamos de crédito privado casi se ha triplicado desde mediados de 2022. Según el banco de inversión Houlihan Lokey, la relación media entre el ebitda y los costes por intereses de las empresas que se endeudan en el mercado privado se ha reducido a la mitad: a poco más de 1,7 veces en septiembre de 2024, frente a más de 3 veces en 2021. Esto deja poco margen si caen los beneficios.

El aumento del daño puede resultar chocante para algunos inversores, que han estado aceptando bajos rendimientos de la deuda de riesgo, esperando que cayeran tanto los rendimientos como los impagos. La prima media sobre los tipos de referencia, o diferencial, de los bonos de alto rendimiento cayó cómodamente por debajo de los 3 puntos porcentuales tras la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses. Ese fue el nivel más bajo desde antes de la quiebra de Lehman Brothers, según los índices ICE BofA.

Suponiendo que los bonistas pudieran recuperar el 40% del valor nominal tras la quiebra, haría falta una tasa de impago de algo más del 5% para comerse todo ese diferencial. No es mucho más que la media histórica del 4,2%. En otras palabras, es fácil ver cómo 2025 podría ser un año para olvidar.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías


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