Claves: el diálogo social, “cerrado por vacaciones”
Trabajo relaja el tono y apunta a “plazos más flexibles” para la reducción de la jornada laboral
Hace solo unas semanas, desde el Ministerio de Trabajo se tachaba de “burla al diálogo social” que la patronal rechazara la reducción de jornada, y apremiaba a que se pactase cuanto antes la medida. Ahora, el tono se relaja, y desde el ministerio apuntan a “plazos más flexibles para incorporar la medida legal”.
Como indican en los manuales de negociación, las discrepancias entre las partes –el ministerio y los empresarios, con unos sindicatos que amenazan con movilizaciones si no hay avances pronto– parecen haberse suavizado gracias a que han encontrado un terreno de común acuerdo. En este caso, otro derecho laboral fundamental: las vacaciones. El Ejecutivo y a los agentes sociales dan a entender con sus mensajes que la negociación no va a poder llegar a buen puerto antes de agosto, y en un gesto universal en el mundo laboral, ya preparan el clásico out of the office en sus correos electrónicos. Reducción de la jornada, sí, pero ya para septiembre, cuando todos vuelvan con mejores ánimos. Y más morenos.
Un pequeño respiro para los hipotecados a tipo variable
Los titulares de hipotecas a tipo variable, ese castigado colectivo, reciben, por fin, un poco de aire: el euríbor, indicador de referencia de la mayoría de préstamos hipotecarios en España, empieza a recibir las señales de Fráncfort, y ya marca mínimos anuales. El descenso, a lomos de la bajada de tipos de junio del BCE, supondrá un abaratamiento de los préstamos 12 meses de más de 700 euros.
Triste consuelo, con todo, si se compara el tipo ahora, del 3,5%, con los intereses cercanos al 0, y negativos, que marcó durante meses, antes de la mayor escalada del precio del dinero que se ha visto jamás en la zona euro.
La frase
Junio fue el segundo mes de buenas noticias (...) se acerca el momento de recortar tipos.Christopher Waller, gobernador de la Reserva Federal
Anne Hidalgo emula a Fraga con un chapuzón de 1.400 millones
En enero de 1966, un bombardero estadounidense B-52 colisionó con otra aeronave sobre Palomares, pedanía de Cuevas del Almanzora (Almería). El accidente no habría pasado a la historia de no ser porque portaba nada menos que cuatro bombas termonucleares, que cayeron al suelo sin estar armadas, pero que esparcieron su contenido radioactivo por la zona. En un gesto muy presente en el imaginario popular español, el ministro franquista Manuel Fraga decidió, para calmar a las masas, darse un baño en la playa de Palomares. Casi 60 años después, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha emulado al fundador del PP, desafiando no a la radiación, sino a las bacterias fecales del Sena. Limpiar el río parisino para los Juegos Olímpicos ha costado a las arcas públicas 1.400 millones.
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