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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La boda de Ambani muestra cómo los indios ricos pueden presumir de serlo

Nueva Delhi fomenta los grandes casamientos en el país y no en el extranjero para alimentar la industria local

Anant Ambani y Radhika Merchant
Anant Ambani y Radhika Merchant, el 5 de julio en el Jio World Centre, en Bombay.SOPA Images (LightRocket/Getty Images)

Si lo tienes, en India puedes presumir de ello. Anant Ambani, consejero de Reliance Industries (260.000 millones de dólares) e hijo menor del hombre más rico de Asia, se casó el viernes en Bombay con su novia de toda la vida, Radhika Merchant. Han sido al menos siete meses de extravagantes celebraciones. Lo más llamativo, sin embargo, es la aceptación de la exhibición extrema de riqueza en una sociedad profundamente desigual.

Unos 100 aviones privados trasladaron a los invitados a la ceremonia en el Jio World Centre, inaugurado en 2022 y que pertenece a Reliance; las carreteras del distrito financiero que lo rodea se cerraron para el evento. Hubo una fiesta prenupcial en marzo en Gujarat, cerca de la refinería de petróleo de la familia, y otra en mayo, en un crucero de lujo por Europa. Entre los invitados figuraban, según Bloomberg, el CEO de Saudi Aramco, Amin Nasser; Jay Y. Lee, de Samsung; y el presidente de HSBC, Mark Tucker. Rihanna y Justin Bieber son algunas de las estrellas que ya han actuado en las fiestas.

Estas no son del gusto de todos, pero despiertan anhelos y proporcionan entretenimiento en un país al que le encantan las grandes bodas. También anuncian el vibrante espíritu capitalista de India.

El presidente de China, Xi Jinping, por su parte, promueve la “prosperidad común” para cerrar la brecha de la riqueza: las bodas ostentosas han pasado de moda en la segunda mayor economía desde que comenzó una campaña anticorrupción, hace aproximadamente una década. En lugar de pedir a los ricos de India que bajen el tono, el primer ministro, Narendra Modi, les pide que se casen en India y no en el extranjero para apoyar la economía nacional y su industria de bodas, valorada en 50.000 millones de dólares.

Es cierto que los Ambani están en una posición única para presumir y salirse con la suya. La incursión de Reliance en nuevos negocios en los últimos años ha pulido la reputación de la familia entre cientos de millones de consumidores; el conglomerado ha lanzado guerras de precios contra Bharti Airtel, Amazon y Netflix, ha proporcionado datos móviles a bajo coste y ha retransmitido gratuitamente la liga de críquet. La semana pasada, la familia organizó una boda multitudinaria para 50 parejas desfavorecidas.

No hay que ignorar a los pobres de India, desde luego. Su insatisfacción costó a Modi la mayoría electoral en junio; los políticos son muy conscientes de la urgencia de aumentar los ingresos y mejorar el empleo. Una encuesta, un tanto controvertida, concluye que la brecha entre ricos y pobres en India es peor que durante el dominio colonial británico. En 2022, el 1% de la población más rica se llevó casi el 23% de la renta nacional, el nivel más alto desde 1922. Esta proporción contrasta con el 16% de China, según un informe del que es coautor Thomas Piketty. Por ahora, India aún puede permitirse el lujo de celebrar su riqueza.

Viejas amistades

Entretanto, Modi concluyó el martes una visita a Moscú. En su primer viaje al extranjero de su tercer mandato, se reunió con Vladimir Putin. La duradera cercanía entre ambos países pone patas arriba la visión de un mundo en bifurcación.

La opinión generalizada es que Nueva Delhi se acerca cada vez más a Washington a medida que aumentan las tensiones entre EE UU y China, y todos los países atrapados en el medio se ven obligados a elegir bando. Pero el comercio de India con Rusia, aunque asimétrico debido a las compras de petróleo de la nación asiática, creció un 75% hasta los 65.000 millones de dólares en 2023, mientras que el de India con EE UU se redujo un 9%, hasta los 119.000 millones.

Modi no fue todo sonrisas. Aprovechó la oportunidad para pulir sus credenciales de estadista diciendo que la muerte de niños inocentes era dolorosa, en un aparente reproche al ataque con misiles de Rusia el lunes contra un hospital infantil de Ucrania, incluso mientras el líder indio cortejaba a Putin en temas que llegaban hasta la cooperación espacial. Refuerza la idea de un orden mundial multipolar.

El viaje dio a Rusia la oportunidad de hablar de su relación comercial con la quinta economía mundial, días después de que Putin se reuniera con Xi Jinping en Kazajistán. Rusia depende cada vez más de la segunda economía, aunque probablemente más de lo que desearía.

Eso ayudaría a explicar un ambicioso objetivo. India y Rusia pretenden alcanzar los 100.000 millones de dólares de comercio bilateral para 2030, aunque esto supondría menos de la mitad del intercambio chino-ruso, que llegó a la cifra récord de 240.000 millones el año pasado. India y Rusia también están estudiando un acuerdo petrolero a largo plazo y están discutiendo cómo facilitar la liquidación del comercio en rupias. La estancia de Modi en Moscú es la última reiteración de la voluntad de India de elegir socios en función de sus propios intereses.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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