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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Urge una integración financiera europea

CINCO DÍAS
El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, el lunes en Santander.
El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, el lunes en Santander.Pedro Puente Hoyos (EFE)

Europa acumula frentes de batalla. La digitalización, la transición energética o una complicada autonomía geopolítica –y económica– son retos que no solo requieren de grandes sumas de dinero y voluntad política, sino a los que debe hacer frente con unas instituciones aún por formar tras unas elecciones que confirmaron el ascenso de los euroescépticos y el avance de los partidos de extrema derecha. Si meses atrás relevantes figuras de la economía europea como Enrico Letta y Mario Draghi se encargaron de llamar la atención sobre la necesidad de un mercado de capitales común, el martes fue el turno del Banco Central Europeo (BCE). El organismo reclamó avances tangibles en la integración financiera del bloque, tras años de un desempeño más que decepcionante.

Con una nueva Comisión Europea aún por echar a andar, y que si nada cambia estará dirigida de nuevo por Ursula Von der Leyen, el vicepresidente del BCE Luis de Guindos urgió a una “acción política urgente” para movilizar el ahorro disponible y desarrollar el mercado de renta variable y deuda europeo. El momento es propicio y de ahí la insistencia de los supervisores de los mercados y de los propios operadores, que miran de reojo la ingente necesidad de inversión que representa la transición energética, a razón de 1,24 billones de euros al año, para unos mercados de capitales más que diezmados.

Entre la extensa lista de recetas que ofrece el banco central está una mayor implicación del ahorro de los pequeños inversores, que significaría poner a trabajar la ingente cuantía aún en depósitos vía incentivos fiscales e impulso de las inversiones. Nada nuevo, si bien conviene recordar ahora que no pocas empresas han hecho las maletas hacia las Bolsas estadounidenses, o lo barajan, en vista de la mayor liquidez y base inversora. Una situación, aderezada incluso con tintes políticos en el caso de Ferrovial o de la francesa TotalEnergies, que también preo­cupa al BCE. La celebración de elecciones europeas dejó paralizadas iniciativas como la listing act, que busca aligerar las cargas de las empresas que den el salto al parqué y que se quedó a las puertas de su aprobación final. Más madera para el gran elefante en la habitación de la banca europea, esto es, las fusiones transnacionales. Ni están ni se las espera –el perfil doméstico de Sabadell no ha despertado interés entre las grandes entidades europeas–, como tampoco está aún el fondo de garantía de depósitos común o unos requisitos de capital armonizados para todos los países del club. Muchos frentes para Bruselas, que aún no ha hecho la digestión y ahora debe hacer frente a las urnas francesas.

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