Claves: la jugada final de IAG, y la olvidada fragilidad de lo virtual
La aerolínea hace las últimas concesiones para quedarse con Air Europa
La jugada de IAG por Air Europa no va más. El grupo hispanobritánico ha elevado las concesiones de rutas a competidores para salvar los obstáculos fijados por las autoridades de competencia de Bruselas. Renunciará al 52% de los recorridos de la ahora filial de Globalia, para tener el visto bueno a su compra.
Los antimonopolio pretenden que la operación tenga sentido industrial y no sea simplemente una forma de eliminar un rival, pero la realidad es que la pandemia exhibió los problemas de viabilidad de Air Europa (al igual que los de otras aerolíneas), y que IAG viene, en cierto modo, a rescatarla.
A los usuarios nos gusta que haya múltiples proveedores de servicios para que bajen los precios, pero en el sector aéreo eso no es fácil. Las barreras de entrada y los costes fijos son muy elevados, por lo que las quiebras y los rescates públicos son el pan de cada día. Bruselas debe proteger la competencia, pero solo puede llegar hasta cierto punto, e IAG ha puesto de su parte para llegar a un compromiso que contente a las distintas partes interesadas.
El pernicioso efecto de cuidar a las entrañables pymes
Cuidar a las pequeñas y medianas empresas tiene un efecto pernicioso: se desincentiva que crezcan. Tanto a nivel fiscal como de regulación, hacerse mayor duele en España, por lo que muchas compañías prefieren quedarse como están, bajo el radar. Son más entrañables, más queribles, pero las pymes son menos productivas que las grandes compañías, y en general pagan peores sueldos.
Es un equilibrio delicado, pero las autoridades deben buscar la manera de fomentar que las empresas ganen en tamaño, sin ahogar a las que realmente no puedan, o simplemente no quieran, hacerlo.
Las aerolíneas deberían ofrecer dos tipos de tarifas a los consumidores
Después de lograr que el Gobierno multara a cuatro aerolíneas por cobrar extra a los viajeros por llevar equipaje de mano en cabina, Facua ha denunciado a otras tres. El motivo de esta forma de actuar por parte de las empresas no es otro que el marketing: los usuarios buscan las tarifas más baratas, y luego descubren que no lo eran tanto, pero ya es improbable que inicien el proceso de nuevo. También es cierto que los usuarios suelen saber qué compañías usan el truco; e incluso los hay que prefieren pagar menos, aunque eso suponga no llevar prácticamente equipaje. La normativa debería obligar a mostrar dos tarifas: una que incluya servicios estándar, como el mencionado equipaje de mano, y otra que prescinda de todos ellos. Así, los consumidores podrán elegir con conocimiento de causa.
La frase del día
“Nos han llamado lobbies, inversores y empresas deseosos de conocer nuestros planes. Les hemos dicho que mantendremos la línea del déficit y presentaremos un plan creíble. Los mercados serán severos con nosotros, así que no tenemos más remedio”
Jean-Philippe Tanguy, diputado de Reagrupamiento Nacional
Internet nos recuerda a veces la fragilidad de lo virtual
Utilizamos internet como si fuera un trastero infinito, llenándolo de fotos, canciones, recuerdos, archivos y documentos de todo tipo, que muchas veces ni nos ocupamos en ordenar ni revisar. Evidentemente, hasta los datos necesitan espacio para guardarse, y ahí está el bum de los centros de datos. Pero la desaparición de las memorias virtuales tiene más que ver con que se evaporan los portales en los que las dejamos. Ocurre a menudo que ni siquiera nos acordábamos de su existencia, así que los lamentos no suelen tener mucho recorrido.
Otras veces es porque extraviamos el móvil, y entonces nos quedamos sin fotos y mensajes recientes de Whatsapp, por ejemplo. Es un recordatorio de la fragilidad de la realidad virtual, frente a la firmeza de lo material.
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