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Editorial
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los elementos se alinean a favor de Europa (de momento)

La recuperación económica apenas ha empezado y es extremadamente frágil, y si descarrila, sería harto difícil de reconducir

CINCO DÍAS
la bolsa en directo
Bolsa de Madrid.Ana Bornay (EFE)

La veleta de los mercados ha dado varios giros en los últimos meses, como corresponde a la idiosincrasia de los parqués, sobre todo en momentos de incertidumbre. En septiembre, la gran amenaza eran los tipos altos, luego las perspectivas de bajadas estimularon las Bolsas, después estas expectativas pincharon y desinflaron, también, el ánimo inversor. Ahora el tono del mercado vuelve a ser positivo, pero no ya porque el inversor o analista confíe en el dinero barato, sino porque las perspectivas económicas son lo suficientemente positivas como para esperar mejora de los resultados, pero al tiempo apenas se aprecia riesgo de recalentamiento. En cifras: la confianza empresarial en la eurozona está en máximos de más de dos años y la inflación convergerá al 2,2% en 2025.

Es un escenario muy positivo para la renta variable europea. La rebaja de los tipos de interés, 25 puntos básicos, ha dado el pistoletazo de salida a un sendero de descensos de tipos que, como advirtió este jueves Christine Lagarde, no está garantizado y será, en cualquier caso, accidentado. Pero la ecuación compensa; incluso la subida de previsiones de inflación que ha aplicado el BCE se apoya en elementos como la subida de los salarios o la resistencia de los precios de los servicios que, desde el punto de vista del inversor en Bolsa, son una señal positiva de actividad económica. Una dosis justa de inflación no es mala para el mercado, siempre y cuando no encarezca el precio del dinero.

Por otro lado, las expectativas sobre recortes de tipos en EE UU son un condicionante para Europa: el BCE se puede desviar de la Fed, pero solo hasta cierto punto. Si hace algunos trimestres Europa estaba condicionada por el miedo a la estanflación (inflación sin crecimiento y dinero caro), hoy el panorama es inverso: crecimiento con una inflación limitada que permite retirar la losa del precio del dinero.

El mercado, en todo caso, espera una senda bajista de tipos de interés, con otros dos recortes en lo que queda de año. Es una parte esencial del cóctel, que se puede arruinar si las expectativas económicas patinan, o si el BCE no se atrinchera en el miedo a la inflación y mantiene la política restrictiva actual, o si la inflación vuelve a desmandarse. De ahí la alerta de Lagarde sobre el camino accidentado. El BCE debe calibrar sus decisiones a la luz de los datos, pero con gran angular, no con microscopio. La recuperación económica en Europa apenas ha empezado y es extremadamente frágil, y si descarrila, sería harto difícil de reconducir.

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