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La Lupa
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La opa de BBVA y el final cruento de las ofertas hostiles

Banco Bilbao hizo una propuesta similar sobre Banesto en 1987 que fracasó, aupó a Mario Conde a la presidencia y llevó a la fusión con el Vizcaya

banca
1987: primeras fusiones en banca. Llega la primera gran consolidación bancaria tras la crisis financiera de los años previos. José Ángel Sánchez Asiaín, presidente del Banco de Bilbao, abre el proceso con una propuesta de fusión a Banesto, que termina en una opa rechazada por la Bolsa de Madrid; acelera la fusión del Bilbao y el Vizcaya, y revoluciona las cúpulas de Banesto, Central e Hispano.

En la cúpula de BBVA, que reside en La Vela, su sede corporativa en Madrid, no debe quedar nadie que recuerde lo que sucedió a finales de 1987, cuando el Banco de Bilbao lanzó una opa hostil sobre Banesto. Mario Conde lideró la resistencia contra el banco vasco y acabó siendo nombrado presidente Banesto. El Banco Bilbao terminó retirando la oferta y dos meses después, el 21 de enero de 1988, acordaba una fusión entre iguales con su gran rival, el Banco de Vizcaya, pese a que este era más pequeño

Hace 36 años, los dos ingenieros ex McKinsey que hoy lideran el BBVA, Carlos Torres (presidente) y Onur Genç (consejero delegado), vivían fuera de España y estaban en plena formación. Torres estudiaba en el MIT en Boston (EE UU) y Genç, en Estambul (Turquía), pero si quieren refrescar la memoria pueden acudir a Alfredo Sáenz (ex Vizcaya) o Pedro Luis Uriarte (ex Bilbao) que lo vivieron en primera persona.

La tentación sencilla es decir que la situación actual no tiene nada que ver con la de entonces, pero hay muchas lecciones a aprender de lo que sucedió, sobre todo porque es el único precedente de una operación hostil en banca en España y fracasó. Hay otro antecedente europeo de Opa hostil que sí triunfó, y la protagonizaron conjuntamente Royal Bank of Scotland (RBS), Santander y Fortis sobre el holandés ABN Amro.

Si se compara la opa hostil del Bilbao y la del BBVA, esta tiene mayores inconvenientes que la de entonces. La más relevante es que el mercado bancario español estaba muy atomizado, con bancos muy pequeños y casi un centenar de cajas de ahorros, mientras que ahora hay cuatro bancos que suman casi el 65% del crédito en España. Además, Banesto arrastraba graves problemas, que no es el caso del Sabadell. Eso hacía que el Bilbao contara con el apoyo del Gobierno de Felipe González y del Banco de España, gobernado con mano dura por Mariano Rubio, justo lo contrario de la situación actual de BBVA, que ha visto como el Gobierno mostraba de manera rotunda su rechazo. El Ejecutivo puede hacer descarrilar la operación alegando que reduciría la competencia. Una de las causas suspensivas de la opa es que no reciba la autorización de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

A esto se une que la reputación de los bancos en España y en el mundo en general se encuentra en niveles históricamente bajos, como consecuencia de los rescates que los gobiernos tuvieron que llevar a cabo tras la crisis financiera e inmobiliaria de 2008, lo que requirió un enorme desembolso de dinero público. Precisamente, las dos entidades actoras de la operación han sido receptoras de importantes cuantías de dinero público por hacerse cargo de cajas de ahorros. Sabadell recibió 5.490 millones para sanear la Caja de Ahorros del Mediterráneo y el Banco Gallego, filial de Nova Caixa Galicia. BBVA recibió 953 millones públicos para asumir Unnim y se hizo con Catalunya Caixa, entidad beneficiaria de 12.052 millones de ayudas dos años antes.

Por tanto, los dos actores se han beneficiado directa e indirectamente de ayudas públicas de 16.500 millones, fondos sin los que no se hubieran hecho cargo de estas entidades y la alternativa hubiera sido su nacionalización. Sin embargo, estos fondos son esgrimidos por partidos políticos y autoridades como argumento para intervenir en el sector y limitar la concentración. Eso sí, es muy llamativo que el Gobierno se alarme ahora tanto por el nivel de concentración del sector en España, cuando propició en 2022 la mayor reducción de competencia al aprobar la integración de Bankia, entidad de la que era accionista mayoritario, con CaixaBank.

La oferta de BBVA está teniendo ya consecuencias. La más inmediata, la puesta en valor del Sabadell, que ha tenido una fuerte revalorización bursátil y que está siendo objetivo de una adulación de BBVA inimaginable en otro contexto. Al tiempo, la insistencia en esta compra ha puesto en evidencia la descompensación del balance del BBVA tras la venta de su negocio en Estados Unidos. El 70% del beneficio procede de Latinoamérica y Turquía, mercados con una inestabilidad mayor que en las economías desarrolladas. Por tanto, el racional de esta operación va más allá del Sabadell. Si esta no sale tenderán a intentar otra en España o en otro país europeo (¿la compra del portugués Novobanco?).

Si esta operación sale adelante de manera hostil, el desguace del equipo del Sabadell será notable, pese a las alabanzas interesadas a Josep Oliu y César González-Bueno, presidente y CEO, respectivamente. Pero si descarrila, con la agravante de reiteración, es difícil imaginar que no tenga consecuencias relevantes en BBVA. Si volvemos hacia atrás, se encuentra la etapa de BBV de Emilio Ybarra y Pedro Luis Uriarte. Ante la frustración por no encontrar una operación en España para contestar a la fusión de Santander y BCH, emprendieron un intento de compra del italiano Unicredit, que no prosperó, y acabaron aceptando la fusión con Argentaria a finales de 1999. Dos años después, Ybarra y Uriarte dimitieron por las cuentas secretas confesadas y mantenidas durante décadas en paraísos fiscales. Aquella salida, que dejó todo el poder a Francisco González, contó con la imprescindible colaboración del Banco de España, entonces liderado por Jaime Caruana, que se sienta en el consejo del BBVA desde 2018.

Quién sabe, quizá la opa sobre Sabadell pueda ser el catalizador de la concentración bancaria en Europa entre entidades de diferentes países, sin duda el capítulo pendiente. Casualmente, hoy está al frente de Unicredit Andrea Orcel, el ejecutivo de UBS que en 2007 ideó la oferta de Santander, RBS y Fortis sobre ABN Amro. Esta opa hostil fue un éxito, pero llevó al fracaso a todos menos al Santander. Los otros tres fueron nacionalizados un año después en parte por los excesos cometidos en aquella operación.

Las opas las carga el diablo y más si son hostiles. Sería llamativo que los dos ingenieros licenciados en la rama eléctrica del BBVA acabaran electrocutados en el Banco Sabadell, justo cuando estaban viviendo el mejor momento desde que en 2018 tomaron el mando.

Aurelio Medel es periodista y doctor en Ciencias de la Información

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