¿Hay demasiada concentración bancaria en España?
Bruselas y la CNMC advierten de que el problema existe. Pero el comportamiento real en el mercado y los precios de los productos financieros no indican lo mismo
BBVA y Sabadell han anunciado su intención de fusionarse. BBVA es el proceso de la fusión del Banco Bilbao y del Banco de Vizcaya, que integró después el consorcio de bancos públicos en Argentaria, que a su vez había vivido un intenso proceso de fusión de varias entidades. Por lo tanto, el proceso de concentración bancaria no es nuevo. En 1975, cuando murió Franco, en España había 17.000 sucursales bancarias; en 2008 llegaron hasta 45.000, y hoy han vuelto a 17.000.
En 2008, los bancos tenían más de un billón de euros de crédito concedido con garantía hipotecaria, la mayoría a tipos de interés por encima del 4%. Hoy tienen menos de 650.000 millones y durante demasiados años, por culpa de la política monetaria ultra expansiva del BCE, han cobrado tipos próximos al 0% por esas hipotecas. La contracción del negocio y la de los márgenes ha sido tan intensa que ayuda a explicar esa reducción de costes que se ha traducido en fusiones y adquisiciones, cierre de sucursales y reducción de personal para ajustar sus costes a la brutal caída de los ingresos desde 2008.
El margen de intereses en España sobre el total de activos gestionado por los bancos superaba el 10% en los años setenta, bajó al 2% en el año 2000, al empezar el boom de crédito y la burbuja, y llegó a registrar un mínimo histórico de 0,75% en 2022. El balance de los bancos españoles se parece hoy más al del año 2000, con más depósitos que créditos concedidos y mínima dependencia de los mercados de capitales, que al de 2008. Esto ayuda a explicar que durante la pandemia y la crisis posterior no hubiera restricción de crédito, gracias sin duda a la decidida intervención del BCE comprando deuda y del Gobierno apoyando el crédito a las pymes desde el ICO, pero la mayor parte del crédito a las empresas y la totalidad del crédito a las familias se renovó sin ayudas públicas gracias a la solvencia del sector bancario y su exceso de depósitos para financiarlo.
El precio de la acción del Sabadell refleja bien las dificultades que el banco ha tenido para sobrevivir a ese duro periodo de crisis bancaria en 2008, de crisis del euro de 2010, del rescate en 2012 y de tipos de interés negativos del BCE, lo cual hacía inviable ganar dinero en el negocio bancario con tantas hipotecas concedidas a tipo variable, como era el caso de la banca española. La acción llegó a caer hasta 0,40 euros en 2020 y hoy cotiza cerca de 2 euros. BBVA llegó a caer a niveles próximos a 3 euros en 2020 y hoy cotiza a 10 euros por acción.
Primero, los accionistas deberán decidir si aprueban la fusión y luego necesitarán la autorización del BCE y el Banco de España y de las autoridades de competencia. BBVA en su anuncio público en CNMV ya habla de un canje de acciones con ampliación de capital y eso se ajustaría a lo que dijo esta semana el Gobernador del Banco de España, en la presentación del informe anual, sobre la necesidad de reforzar el colchón de capital anticíclico aprovechando la normalización de los márgenes y los beneficios, gracias a la normalización de la política monetaria y las subidas de tipos de interés que han mejorado la rentabilidad del negocio bancario.
Más complejo siempre es analizar el impacto de una fusión de dos bancos tan grandes sobre la competencia en el sector. Los indicadores de concentración que usan tanto la Dirección General de la Competencia, en Bruselas, como la CNMC en España advierten del exceso en el nivel de concentración bancaria en España. Sin embargo, el comportamiento real en el mercado y los precios a los que venden sus productos no indican lo mismo.
Un banco racional, como cualquier inversor, siempre tiene la opción de invertir su liquidez en deuda pública con mínimo riesgo. El Estado español está emitiendo bonos a 30 años próximos al 4% y hay varias entidades ofreciendo hipotecas a tipo fijo a 30 años al 2,5%, 1,5 puntos menos que la deuda pública. Para comprar deuda pública un banco necesita un mínimo equipo humano en su tesorería, yo empecé así mi vida profesional, y para dar hipotecas necesita tener sucursales, departamentos de riesgos, gestorías, etcétera. Por lo tanto, los problemas de concentración y de competencia en el mercado hipotecario ni están ni se les espera.
Más complejo de medir es en el crédito empresarial, especialmente a pymes. Las empresas que tengan en su pool bancario a las dos entidades, si se confirma la fusión, pueden tener problemas al renovar sus dos pólizas de crédito. A sus créditos a largo plazo o en las nuevas operaciones de crédito tampoco es previsible que la fusión reduzca la capacidad de negociación de los clientes, especialmente para las empresas que tengan un balance y una cuenta de resultados saneadas.
El Gobierno debería aprovechar esta mayor concentración del sector para seguir las recomendaciones del Gobernador esta semana de desarrollar más el mercado de capitales en España para pymes. Los fondos Next Generation permitirían desarrollar fondos de deuda para financiar a las pymes con alto potencial de crecimiento, a costes de pasivo próximos al 2%, y eso ayudaría a los bancos y a los fondos de deuda privada a financiar a las empresas con más cantidad, más plazo y tipos más bajos que los actuales.
José Carlos Díez es profesor de Economía de la Universidad de Alcalá
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