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La tribuna de los fondos
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Invertir con la Bolsa en máximos?

Estamos cómodos en firmas con peor comportamiento que el índice, pero con visibilidad sobre su crecimiento

Smartphone con el logo de Nvidia.
Smartphone con el logo de Nvidia.Dado Ruvic (REUTERS)

A las puertas de cerrar el primer trimestre de 2024, el inversor en Bolsa global continúa disfrutando de la fantástica rentabilidad que nos deja un mercado aparentemente imparable. A estas alturas del año, la rentabilidad de la Bolsa mundial en euros supera el 10%, alargando la buena racha que comenzó en noviembre del año anterior. Desde entonces, la subida es del 21%, lo que ha llevado a muchos de los principales índices bursátiles a máximos históricos.

El mercado, a corto plazo, es un termómetro bastante fiable del sentimiento del inversor y, por ahora, el futuro parece prometedor. La economía aguanta fuerte, el mercado de trabajo está en máximos, el consumidor sigue gastando y los Gobiernos también han puesto en marcha políticas agresivas de gasto público. A las buenas perspectivas económicas se une el rápido desarrollo de la inteligencia artificial, visto como otro gran catalizador para el crecimiento por su capacidad para atraer inversión y generar mejoras en la productividad de la economía en su conjunto.

Al consenso le cuesta cada vez más ver la recesión y apunta a una economía que seguirá creciendo a un ritmo razonable en términos reales y más aún en términos nominales, esto es, teniendo en cuenta el incremento en el precio de los bienes y servicios producidos por cada país. Por ejemplo, Estados Unidos creció prácticamente un 6% nominal en 2023. Este último es el crecimiento que más importa al inversor en acciones, ya que los beneficios de las compañías crecen en términos nominales, incorporando tanto el crecimiento en el volumen de ventas como el incremento en el precio de estas. Este entorno de crecimiento, en principio, sería favorable para el inversor en Bolsa, aunque, claro, esta ha subido sin descanso en los últimos meses.

Si analizamos con más detalle la rentabilidad de los índices, nos encontramos que vuelve a estar dominada por las grandes compañías y, sobre todo, por aquellas relacionadas con la tecnología y con la inteligencia artificial. La diferencia en rentabilidad entres los índices market-cap weight e equal weight son notables sin importar la región que miremos.

El año pasado hablábamos del fuerte impacto en la rentabilidad del S&P 500 de las denominadas como siete magníficas (Microsoft, Apple, Nvidia, Alphabet, Meta, Amazon y Tesla). Este año la dinámica continúa, aunque varias de las siete se han quedado por el camino –Apple y Tesla caen este año. Nvidia vuelve a destacar espectacularmente, con una subida del 94% en este ejercicio, y ella por sí sola explica un tercio de la rentabilidad del S&P 500.

Pero, como comentábamos, este fenómeno se replica en otras regiones. En Europa, cuatro de las compañías más grandes de la región (ASML, SAP, Novo Nordisk y LVMH) explican más de la mitad de la rentabilidad del índice MSCI Europe en el año. También en Japón, Goldman Sachs bautizó recientemente a un grupo de siete compañías como los siete samuráis, después de desempeñar un papel fundamental en el buen hacer de los índices japoneses, que también han alcanzado máximos históricos.

La buena evolución de estas grandes compañías hace que su peso en los índices sea cada vez más relevante, manifestando un creciente riesgo de concentración. ¿Seguirá este grupo de compañías liderando el comportamiento de las Bolsas en los próximos años? El riesgo es mayor para aquellos inversores que optan por canalizar su ahorro a través de productos de gestión pasiva.

En este entorno de máximos históricos, el inversor en Bolsa puede sentir la tentación de salir del mercado o de no querer entrar, a pesar de saber que es imposible adivinar el comportamiento de las acciones en el corto plazo. Hace poco recibíamos un estudio ilustrativo de la gestora británica Schroders sobre las razones por las que no debemos temer un mercado en máximos. El estudio señala que este debería ser el estado natural de las Bolsas, si tenemos en cuenta que la economía y las compañías crecen a largo plazo. En el informe leíamos que de los 1.176 meses transcurridos desde enero de 1926 hasta diciembre de 2023, el S&P 500 alcanzó máximos históricos en 354 de ellos, es decir, en el 30% de los meses. De media, la rentabilidad en los 12, 24 o 36 meses siguientes a un máximo histórico ha sido igual o mejor que en otros momentos en los que el mercado no estaba en máximos. Los datos nos ayudan a poner en perspectiva el miedo que podemos sentir al enfrentarnos a un mercado en máximos.

También sabemos que la rentabilidad del mercado nunca es lineal y que parece poco sostenible seguir viendo una subida tan vertical y sin sobresaltos de los índices de Bolsa como la de los últimos cinco meses. Sin embargo, ese comportamiento vertical, como decíamos antes, va por barrios.

El mercado está dispuesto a pagar un precio alto por aquellas compañías en las que el crecimiento es elevado, lo que deja unas valoraciones exigentes y con poco margen de error. Al mismo tiempo, el mercado ha olvidado las compañías que operan en sectores defensivos como el de utilities, consumo básico o salud. En estos hay crecimiento, pero más comedido, haciéndolos menos atractivos a ojos del inversor. También los hace menos atractivo el hecho de que la renta fija pueda proporcionar un retorno razonable y estable, si bien, la segunda mitad del año traerá los primeros recortes de tipos de interés. ¿Podría ser este un catalizador para que estos sectores vuelvan al radar de los inversores? No lo sabemos, pero sí tenemos claro que nos sentimos cómodos en compañías que han tenido peor comportamiento relativo frente al índice y en las que tenemos visibilidad sobre la estabilidad y el crecimiento del negocio.

A corto plazo, tenemos que abrazar la incertidumbre y la volatilidad. La recompensa llegará a largo plazo, cuando nos beneficiaremos del crecimiento del mundo gracias a una cartera global y diversificada de buenas compañías.

Manuel Rodríguez Torrecillas es elector de fondos en Abante

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