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A Fondo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Vodafone España encuentra por fin el camino

Aunque sus resultados se habían estancado, el valor de la marca y una gestión más agresiva pueden darle la vuelta

Sede de Vodafone España, en Madrid.
Sede de Vodafone España, en Madrid.Alejandro Martinez Velez (Getty)

En los últimos años, en los que el sector europeo de las telecomunicaciones ha estado bullendo con rumores, anuncios y movimientos corporativos, Vodafone España llegó a este año con cierto aire de ser el candidato de deshecho del resto de grandes operadoras. Tras la fusión de Orange y MásMóvil, parecía que quedaban pocas opciones para la filial española de Vodafone, que había colgado claramente el cartel de Se vende en la puerta.

Así que, cuando los rumores de una posible venta a Zegona se confirmaron en septiembre, muchos pensamos que por fin había alguien respirando en la matriz inglesa de Vodafone. No es casualidad tampoco que la cúpula de la operadora en España se hubiera renovado desde la salida de Colman Deegan y la entrada del portugués Mário Vaz como nuevo consejero delegado de la filial.

Finalmente, el martes 31 de octubre, se confirmó el preacuerdo de compra, que deberá ser validado y cerrado durante la primera mitad del año 2024. Por delante quedan no solo las negociaciones de detalle, sino también el necesario aval de la Comisión Europea a la operación, que por las circunstancias no se prevé que tarde en llegar.

Así como otras operaciones como la de Orange y MásMóvil afectan a los equilibrios entre las grandes telecos en España y en Europa, este movimiento es realmente un cambio de propiedad, donde el nuevo dueño, Zegona, no tiene una posición importante en España. Este fondo británico, especializado en el sector de telecomunicaciones, ya entró en España en 2015 con la compra de Telecable, que terminó vendiendo a Euskaltel en 2019, y que a su vez vendió a MásMóvil en 2021, momento en el que Zegona salió del mercado español.

El precio de compra, alrededor de 5.000 millones de euros, puede suponer una oportunidad para Zegona, para la que el mercado español (con 47 millones de clientes de servicios móviles) es prioritario en sus planes. Aunque los resultados de Vodafone en España se habían estancado, el valor de la marca y el potencial que tiene con una gestión más agresiva pueden darle la vuelta, apoyándose en una base de clientes bastante consolidada.

Tampoco debemos olvidar que la compañía ha hecho una importante inversión en infraestructura de 5G, por lo que parte con una posición ventajosa en la carrera que vamos a vivir en los próximos años.

En todo caso, ¿qué podemos esperar que ocurra a partir de ahora? La filosofía que tiene este fondo la han denominado comprar-reparar-vender, así que todo apunta a que, una vez ejecutada la operación al completo el año que viene, empecemos a ver movimientos importantes. Pero no debemos olvidar que es muy probable que ese trabajo haya empezado ya, con los cambios en la cúpula, por lo que todo ocurrirá bastante rápido.

Se rumorea que el capitán que cogerá los mandos de la nueva Vodafone (de momento Zegona se ha asegurado en la operación mantener la marca) será José Miguel García, ex-CEO de Jazztel, quien es considerado responsable de su éxito, que la llevó a ser adquirida por Orange en 2016.

Si analizamos la situación de Vodafone en España podemos intuir cuáles serán esos movimientos. Por un lado, como ya han hecho otras operadoras como Telefónica, Vodafone tendrá que aligerar su estructura de costes y adecuarse a los nuevos estándares de mercado. Esto ya ha ocurrido previamente con los diferentes ERE de los últimos años (imprescindibles para poder vender la empresa ahora), pero que probablemente se prolonguen en los próximos meses.

También se espera una mayor agresividad comercial, buscando la diferenciación y la renovación de los valores de la marca, que en España han quedado dañados por los últimos años de actividad, en los que la operadora ha navegado en terreno de nadie.

Algunos riesgos que también existen tienen que ver con el hecho de que el objetivo de Zegona es a corto plazo, por lo que inversiones importantes que tengan impacto más allá de tres o cuatro años se despriorizarán frente a las que tengan impacto inmediato. Eso puede afectar a las capacidades de innovación y anticipación de la operadora en un momento en el que, por el despliegue de las redes 5G y el cambio de modelo de negocio en el sector, esas capacidades son más importantes que nunca.

Esta noticia es, en definitiva, muy positiva para ambas empresas, pero debemos esperar que también lo sea para los clientes españoles de servicios móviles, que podrán acceder a un viejo pero nuevo operador que, confiemos, aportará frescura en el mercado. Por otro lado habrá que esperar para ver si estos cambios, positivos a corto plazo, no afectan a la visión innovadora y de liderazgo que se espera de una marca tan relevante en las telecomunicaciones europeas.

No es una cuestión solo de colores y orgullo nacional, sino que hoy, más que nunca, son necesarias para competir en el mercado global y sostener una visión a largo plazo.

Ángel Barbero es director general de Secture y profesor en la EAE Business School

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