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Breakingviews
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Habrá más ‘sujetabolsos’ del Golfo en bancos occidentales

No todas las operaciones de países árabes acaban como la de Credit Suisse; y, si salen mal, se refuerzan los lazos políticos

Riad (Arabia Saudí).
Riad (Arabia Saudí).Bloomberg

Arabia Saudí se ha unido al club de los sujetabolsos (bagholders) de bancos occidentales. El Banco Nacional Saudí, propiedad en un 37% del Fondo de Inversión Pública del reino, dotado con 600.000 millones de dólares, admitió el lunes que su operación de compra del 10% de Credit Suisse, por valor de 1.400 millones, se había torcido. La buena noticia para el presidente del banco saudí, Ammar Al Khudairy, es que su pérdida de más de 1.000 millones no es ni la primera ni será la última vez para un inversor oriental en un grupo financiero estadounidense o europeo.

La inversión del banco saudí fue claramente una metedura de pata. No hizo su jugada hasta noviembre, cuando el dinero de los clientes ya estaba saliendo de Credit Suisse. Dados los continuos problemas del banco, uno puede entender por qué Al Khudairy dijo la semana pasada que no invertiría más efectivo. Pero esta declaración del mayor inversor individual del banco puede haber empeorado las cosas.

El banco saudí dijo el lunes, tras la compra por parte de UBS, que su estrategia de crecimiento no se verá afectada por la reducción de la valoración de su inversión en Credit Suisse. El prestamista saudí, el mayor del reino por activos, adquirió casi el 9,9% de Credit Suisse por 5.500 millones de riyales (1.460 millones de dólares), y es el mayor accionista del banco. Adquirió 307,6 millones de acciones de a 3,82 francos suizos por acción. La oferta de UBS valora las acciones a 0,76 francos cada una, más de un 80% por debajo del precio pagado por el banco saudí.

Aun así, el desembolso para Arabia Saudí es insignificante comparado con los 45.000 millones invertidos en el Vision Fund 1 de 100.000 millones de SoftBank, que se ha enfrentado a un duro entorno tecnológico y ha registrado cuatro trimestres seguidos de pérdidas. El Banco Nacional Saudí afirma que el impacto potencial de Credit Suisse en su ratio de adecuación de capital es de unos 35 puntos básicos, sin impacto en la rentabilidad. En diciembre, esa inversión representaba menos del 0,5% de sus activos totales.

La pérdida también queda empequeñecida por los 7.500 millones que Abu Dhabi Investment Authority inyectó en Citi en 2007, solo para ver cómo necesitaba otro rescate en 2008. Luego están los 10.000 millones invertidos por GIC, de Singapur, en UBS en 2007, de la que se retiró en 2017 con pérdidas, y el golpe que Temasek se llevó vendiendo Bank of America en 2009. En total, los fondos soberanos registraron pérdidas netas de 17.000 millones en más de 56.000 millones de inversiones durante la crisis, estimó en 2017 el Sovereign Wealth Fund Institute.

Asó que cabría pensar que los inversores del Golfo y otros espabilarían y dejarían de invertir en instituciones financieras occidentales poco sólidas. Una de las razones por las que no lo han hecho y probablemente no lo harán es que no todas las apuestas se han ido al traste. En 2008, Abu Dabi invirtió 5.000 millones en deuda y derivados en Barclays, con un retorno del 62% en poco más de un año, gracias a una estrategia similar a la de Warren Buffett en Goldman Sachs, donde el veterano inversor se garantizó un puesto más seguro en la parte superior de la estructura de capital.

Un factor más relevante en estos momentos es que países como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos disponen de enormes cantidades de capital para desplegar. Los altos precios del petróleo implican que, en conjunto, ambos obtuvieron más de 170.000 millones en ingresos netos extra por exportaciones procedentes de las ventas de crudo en 2022. Eso da margen para errores caros.

Hay otra razón. La lógica política que subyace tras las apuestas al estilo casino en bancos desvencijados es que consolidan los lazos políticos, un factor importante para Estados geográficamente diminutos como Qatar, que posee la mayor participación individual en Barclays.

Podría decirse que estos vínculos se refuerzan si los activos adquiridos de buena fe pierden valor. Podría decirse que una manifestación de esta dinámica es que los accionistas de Credit Suisse, encabezados por el Banco Nacional Saudí, han recuperado 3.000 millones de francos suizos, mientras que los tenedores de bonos júnior lo han perdido todo.

La posibilidad de que los inversores del Golfo obtengan rendimientos no financieros de sus apuestas bancarias significa que probablemente volverán a jugar a ser accionistas de Bolsa.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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