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La Bolsa en la era Trump II: la fiebre de la inteligencia artificial pesa más que los aranceles

El S&P 500 sube un 18% desde la reelección del republicano. El dólar pierde un 11% en 2025 lastrado por las tensiones comerciales y las presiones a la Reserva Federal

Gema Escribano

Volatilidad e incertidumbre marcan el pulso de los mercados en la era Trump II. Un año después de la reelección del republicano, los inversores han pasado del entusiasmo inicial —alimentado por sus promesas fiscales y de desregulación— a un tono más pesimista, marcado por las tensiones comerciales y las presiones sobre la independencia de la Reserva Federal. Estos factores han erosionado la reputación del dólar, tradicional activo refugio en épocas de crisis, aunque no han conseguido desvanecer el apetito por la renta variable. Ante la falta de una moneda que puede ofrecer protección, el oro ha hecho gala de su papel de activo refugio y en 2025 se revaloriza un 51%.

“Tras la victoria de Trump y en los primeros meses de su mandato, los mercados financieros han operado en un entorno marcado por la volatilidad y la incertidumbre derivadas de una política económica más intervencionista y proteccionista”, reconoce Víctor de la Morena, director de inversiones de Amundi Iberia.

La Bolsa no ha permanecido ajena a las sacudidas provocadas por el intento del magnate de reescribir las reglas del comercio mundial, pero el entusiasmo que genera la inteligencia artificial (IA) entre empresas e inversores ha acabado imponiéndose, eclipsando los constantes bandazos de la Casa Blanca. Tras el sobresalto causado por el anuncio de los aranceles más altos desde la Gran Depresión, la posterior tregua comercial, los sólidos resultados de las tecnológicas y los abultados programas de inversión de los grandes nombres del sector han permitido a Wall Street recuperarse y volver a encadenar récords.

El mercado pone nota al primer año de Trump

El S&P 500, el índice más seguido por gestores y analistas, acumula una subida próxima al 18% en los últimos 12 meses. Un comportamiento notable —y más aún en un ejercicio tan convulso como 2025—, que le coloca como el octavo mejor primer año tras unas elecciones en EE UU en las últimas ocho décadas, según datos de Bloomberg. La medalla de oro, no obstante, sigue en manos del primer año de mandato de Joe Biden, en el que el S&P 500 se revalorizó un 38,3%, reflejo de la recuperación que siguió al estallido de la pandemia.

El protagonismo de la IA ha permitido a Wall Street abstraerse del ruido político, pero también ha acentuado el que para muchos es el gran riesgo de la renta variable estadounidense: la concentración. Las siete grandes tecnológicas —Nvidia, Apple, Amazon, Alphabet, Microsoft, Meta y Tesla— suponen más de la mitad de las ganancias del mercado estadounidense. Las expectativas de que las compañías logren rentabilizar sus abultados planes de inversión en IA han disparado sus cotizaciones, reavivando los fantasmas de una nueva burbuja. Si esas previsiones no se cumplen, la corrección podría acelerarse y provocar fuertes pérdidas en los mercados. Los directores ejecutivos de Wall Street advierten de que el rally de los últimos meses ha hecho más vulnerable a la renta variable.

Detrás de la aparente calma que reina en el mercado, los analistas advierten que el escenario sigue plagado de riesgos. Las principales amenazas a medio plazo apuntan a la independencia de la Reserva Federal y su impacto sobre el dólar, así como a la política comercial de Washington. Lizzy Galbraith, economista sénior de Aberdeen Investments, reconoce que el acuerdo alcanzado entre EE UU y China la semana pasada ha contribuido a disipar los temores de una escalada abierta entre las dos mayores economías del mundo, aunque persisten “fuentes notables de incertidumbre residual que podrían alterar el frágil equilibrio arancelario actual”. En sintonía con lo apuntado por el consenso, Galbraith remarca la fragilidad de ese pacto y recuerda que, con frecuencia, los acuerdos comerciales anunciados por Trump resultan menos duraderos de lo esperado.

Por si la imprevisibilidad del republicano no fuera suficiente elemento de incertidumbre, el mercado observa con atención el proceso judicial en curso sobre el uso que el presidente ha hecho de la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional para imponer aranceles. Las alegaciones orales se escucharán en el Tribunal Supremo a partir de este miércoles, pero los magistrados tardarán varias semanas en emitir un fallo. “Si el tribunal falla en contra de la administración Trump, es probable que la política arancelaria de EE UU en 2026 se torne más volátil, ya que el presidente intentará reconstruir su política arancelaria utilizando medidas alternativas”, indica Galbraith.

El dólar, bajo presión

Tras la victoria de Trump, las expectativas de una menor regulación y de nuevos estímulos fiscales para impulsar el crecimiento se tradujeron en un fuerte repunte del dólar. En los dos meses posteriores a las elecciones, el índice que mide la evolución del billete verde frente a las otras seis grandes divisas acumuló una subida superior al 6% y llegó a rozar la paridad con el euro.

Un año después, el panorama ha cambiado por completo. El órdago proteccionista y, sobre todo, los constantes ataques a la Reserva Federal han socavado la credibilidad del billete verde. Pese a la recuperación de las últimas semanas, el dólar acumula una caída del 5% frente al euro en los últimos 12 meses, y los descensos rozan el 11% en lo que va de 2025. Aunque el mercado interpreta esta depreciación como una señal de alarma, Trump no lo ve así. A finales de julio, el republicano defendió que la debilidad del dólar favorece al turismo y a las exportaciones estadounidenses.

Las perspectivas, sin embargo, no son alentadoras. George Brown, economista de Schroders, advierte que los grandes déficits gemelos (fiscal y por cuenta corriente) y un tipo de cambio aún por encima de su media a largo plazo podrían sentar las bases de una nueva depreciación de entre el 20-30%. Para el experto, la caída del billete verde es, además, una señal clara de la disminución del interés de los inversores por los activos estadounidenses, algo que podría traducirse en tipos más altos para la deuda. Esto es especialmente significativo en un contexto en el que el endeudamiento de los gobiernos es visto como la gran amenaza, tal y como ha alertado el FMI.

La renta fija, que en abril vivió su particular tormenta y obligó a Trump a dar marcha atrás en algunos sus planteamientos, se ha recuperado. La rebaja de tipos y la tregua comercial han contribuido a que la rentabilidad de la deuda a 10 años se mantenga en el 4%, por debajo del 4,27% de hace un año y a gran distancia del 4,8% el pasado abril.

David A. Meier, economista de Julius Baer, considera que el dólar se ha visto beneficiado en las últimas semanas por el apagón estadístico tras el cierre de gobierno, que entra ya en su día número 36, más que el registrado entre 2018 y 2019. “Una vez que se publiquen nuevos datos económicos, quedará más clara la desaceleración derivada de la política arancelaria de EE UU, lo que pondrá fin a la consolidación y provocará un descenso del dólar. Mantenemos nuestras previsiones de un tipo de cambio euro/dólar en 1,20 a tres meses y 1,25 a 12 meses”, señala.

Por su parte, Bert Flossbach, cofundador de la gestora alemana Flossbach von Storch, señala la independencia de la Reserva Federal como el principal foco de preocupación. A su juicio, si Trump decide nombrar en 2026 a un candidato de su cuerda para sustituir a Jerome Powell (su cargo expira en mayo), podría infligir un daño duradero a la confianza de los inversores en el dólar. En un contexto dominado por la volatilidad política y los constantes giros de la Casa Blanca, la resistencia de Powell a las presiones ha sido uno de los pocos anclajes de estabilidad.

El impulso de la inteligencia artificial y la solidez de las grandes tecnológicas han bastado, por ahora, para mantener el optimismo bursátil. Pero bajo esa superficie late un mercado vulnerable a los bandazos de la Casa Blanca y a la erosión institucional. Si Trump cumple su amenaza de intervenir en la Fed, el riesgo ya no será solo económico: será también de credibilidad.

Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.
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