Los analistas mantienen la apuesta sobre el sector de defensa europeo, pero aconsejan afinar la selección
El menor compromiso de la Casa Blanca con el Viejo Continente fuerza a la UE a elevar el gasto, al margen de la situación en Ucrania. Los valores con apoyo estatal y capacidad industrial son los más recomendados


La inestabilidad reina en los mercados a cuenta de las erráticas políticas comerciales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, trastornando el nervio inversor y dejándolo al desnudo. La defensa europea resiste y va más allá de la locura arancelaria. La advertencia del republicano de retirar el paraguas de seguridad a los socios de la alianza militar transatlántica de la OTAN ha llevado a la industria a crecer como la espuma en los parqués del Viejo Continente. El gigante alemán Rheinmetall, por ejemplo, incrementa su valor de mercado más de un 193% en lo que va del año. El buen comportamiento también lo vive la sueca Saab, que se anota un 98%, o la italiana Leonardo, que avanza el 93,4% en el mismo periodo. En terreno español, Indra se anota un 101%. El sprint es vertiginoso, pero la expectación de más subidas bulle en el ambiente, pues en el oído inversor solo retumba la insistencia casi diaria de Bruselas en los compromisos de rearme.
El buen comportamiento del sector en Bolsa comenzó en 2021 y se aceleró con la invasión rusa de Ucrania, en 2022. La segunda llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha sido el catalizador definitivo: después de 80 años EE UU ha señalado que reducirá su compromiso con la OTAN, alianza a la que Europa confió su seguridad. Ahora debe procurársela por su cuenta, y con premura ante la amenaza rusa. Alemania y Francia han concretado ya sus promesas de inversión; de hecho el pasado 15 de mayo es un buen ejemplo del vínculo entre geopolítica y cotizaciones. Ese día Alemania se comprometió a destinar el 5% de su producto interior bruto (PIB) a defensa y, tras el anuncio, se registraron subidas de hasta más del 5% en el sector. Es un nuevo hito para las acciones ligadas a la seguridad, que se disparan en 2025. La cesta de valores europeos de Bloomberg avanza un 67,4% en el año y supera con creces a las principales Bolsas mundiales; incluso al oro, el refugio del miedo, que avanza un 25,9%. Por eso hay quienes se preguntan si el rally se ha agotado.

Las empresas, entretanto, presentan armas, y planean expandirse en el plano corporativo e industrial. “La deuda emitida por el sector se ha dirigido a objetivos empresariales más amplios, como fusiones y adquisiciones (M&A), capital circulante y flexibilidad del balance, en lugar de destinarse explícitamente a la expansión de la capacidad productiva”, indica Zurab Zedelashvili, director senior en Scope Ratings, firma europea de calificación crediticia. “Entre un 20% y un 40% de esa financiación ha servido para ampliar capacidad productiva, sobre todo tras el repunte de la demanda en 2022″, agrega. El sector está saneado: según Zedelashvili los flujos de caja de Thales, Safran, Rheinmetall, Leonardo, BAE Systems y Saab han cubierto “sin problemas” sus emisiones de deuda entre 2020 y 2024, incluso en los picos de más gasto.
Gigantes europeos como BAE Systems, Dassault Aviation o Rheinmetall, incrementaron las ventas en 2024 respecto a 2023, pero apenas pueden cubrir la nueva demanda: todas reportaron un incremento del retraso en la entrega de pedidos (backlog), el gran reto del sector. Zedelashvili explica que Rheinmetall y BAE han vinculado sus nuevas inversiones a la producción de municiones y sistemas de combate, y que el cuello de botella no está en el capital, sino en la cadena de suministro: “Explosivos, metales especiales y microelectrónica son fundamentales para escalar la producción de forma sostenible”, explica. Y concluye con que las firmas con “vínculos estrechos” con los gobiernos y con estructura integrada —como Rheinmetall, BAE Systems o Saab— están mejor posicionadas en el mercado. “Leonardo y Thales, aunque potentes en [defensa] aeroespacial y electrónica, dependen más de alianzas externas y acuerdos comerciales”, precisa.
Pero el ingente gasto público sigue in crescendo, agregando más madera a las subidas. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, pidió este miércoles a los aliados europeos a que se comprometan a destinar el 5% de su PIB a gasto militar en un plazo de siete años; es decir, hasta 2032. El Gobierno de España manifestó su voluntad de sumarse al espíritu de los tiempos, previendo inyectar 10.471 millones adicionales al sector, lo que aumentaría el gasto en defensa al 2% del PIB para este año. Todo indica que se quedará así: la ministra de Defensa, Margarita Robles, rechazó el debate de subir ese porcentaje ante sus homólogos de la Unión Europea. Mientras, el futuro presupuestario de los demás aliados se definirá en la cumbre de La Haya (Países Bajos), el próximo 24 de junio.
Las cifras no tienen precedente en otros territorios y los analistas de diversas firmas de inversión coinciden en que una tregua en Ucrania no afectría las previsiones. Christophe Pouchoy, de La Financière de l’Échiquier, explica que “los inversores creyeron que el fin de la guerra en Ucrania tendría un impacto negativo en el sector de la defensa. Pero los esfuerzos para rearmar y reabastecer las municiones y otros equipos resultarán tan importantes como los presupuestos militares, que probablemente aumentarán durante varios años, incluso si cesa el fuego”. Claro: el problema ahora, además de Putin, es Trump.
Desde Wellington Management, el gestor de carteras Thomas Horsey dice que “las cotizaciones podrían debilitarse por una reacción instintiva a un acuerdo de paz en Ucrania”. Por eso mitiga “el riesgo con empresas que ofrecen grandes plataformas, como buques y aviones, que se beneficiarán de un mayor gasto en defensa a largo plazo, en lugar de los fabricantes de consumibles bélicos a corto plazo, como la munición”. Horsey añade que “Europa necesita reconstruir sus capacidades de fabricación, lo que lleva tiempo” y que cualquier aumento del gasto tardará en verse: “Si se aumentan los presupuestos ahora, se notará en los ingresos de las empresas en 2027 o 2028”.
Scope Ratings calcula que destinar el 3% del PIB a defensa supondría un gasto anual de 140.000 millones de euros para el gobierno alemán y de 95.000 millones anuales a los gobiernos de Francia y Reino Unido. “Esto aumentaría la deuda pública hasta en 23 puntos porcentuales del PIB en estos dos últimos países”, destacan en un análisis. Pouchoy, por su parte, señala que el gasto militar espacial alcanzó los 73.000 millones de dólares en 2024, un 24% más que en 2023, y que el rubro escalaría hasta los 250.000 millones en 2035, según el Foro Económico Mundial.
Pedro del Pozo, director de inversiones de Mutualidad de la Abogacía, opina que el “movimiento actual parece solo el inicio de una nueva fase de expansión en comparación con la media de los últimos 20 años”. Ya Fredrik Gustafson, jefe de desarrollo comercial de Saab, comentó a CincoDías que “Europa viene de más de 25 años de desinversión” en la materia. Pero todo cambia, y la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo reconoce: “Occidente, tal y como lo conocíamos, ya no existe”.
Dónde invertir según los analistas
Los pequeños valores, especialmente aquellos con especialización tecnológica o espacial, brillan. Pouchoy menciona a empresas como las estadounidenses Redwire o Rocket Lab, así como al fabricante italiano de lanzadores espaciales Avio. La lógica de estas apuestas es que son compañías con nichos bien definidos y con potencial si logran posicionarse como proveedores clave. Además, están vinculadas al auge del sector espacial, que es uno de los vectores de crecimiento estructural. También destaca el fabricante de sensores alemán Hensoldt que, según Citi, tiene “la mayor exposición al gasto en defensa alemán, con un 58% de sus ventas vinculadas a este mercado”.
En España, La Financière de l’Échiquier ha incorporado recientemente en su cartera a Indra, tras la adquisición que hizo del 89% de Hispasat porque “la posiciona en la actividad espacial”. Además, la empresa que preside Ángel Escribano contempla, dentro de sus planes de aumento de capacidad, la posible compra de Escribano Mechanical & Engineering, empresa fundada por el propio presidente de Indra y dirigida por su hermano Javier.
No es la única compra que planea Indra, que baraja crecer con la adquisición de la rama militar de la italiana Iveco y de Santa Bárbara, en manos de General Dynamics European Land Systems. En medio de estos movimientos, el consejero delegado de Minsait —la rama que más factura de Indra—, Luis Abril, dejó su cargo, aunque se mantendrá en la empresa hasta septiembre. El mercado ha recibido con optimismo el camino tomado por Indra, llevándola a máximos históricos en Bolsa. La mayoría del consenso de analistas recomienda comprar, pero no le ve más potencial de retorno.
Christophe Pouchoy, de La Financière de l’Échiquier, augura que “está surgiendo un nuevo grupo de campeones europeos” en defensa, con empresas como BAE Systems, Leonardo o Rheinmetall a la vanguardia. En contraste, explica, “en EE UU el crecimiento podría limitarse por las iniciativas de ahorro, como DOGE [el departamento que dirige Elon Musk para recortar gasto público]”. Eso sí, identifica oportunidades en segmentos de “alto crecimiento como el espacio, los misiles y los drones, donde las empresas estadounidenses siguen liderando”.
Pouchoy recomienda combinar la exposición al gasto militar que desarrolle capacidad tecnológica con buena proyección industrial. Así, para el analista brillan la británica BAE Systems, la italiana Leonardo o las francesas Dassault Aviation y Thales, así como a la sueca Saab o la alemana Rheinmetall. Por lo pronto, el consenso de analistas de Bloomberg solo ve potencial de retorno a tres de las seis mencionadas: Leonardo, Thales y Rheinmetall. Pouchoy ahonda: “son los nuevos campeones europeos y podrían convertirse en el nuevo motor bursátil de Europa”. También ve atractivos a RTX en EE UU y MDA Space en Canadá. Horsey, por su parte, explica que los valores británicos están ahora más baratos que los franceses, alemanes o españoles, pues manejan un precio por acción (PER) que oscila entre los 12 a 15 euros.
¿Europa o EE UU?
Para Horsey se trata de la “primera vez en mucho tiempo que las perspectivas del sector son mejores en Europa que en Estados Unidos”. Mientras que EE UU ya gasta más del 3% de su PIB en defensa, muchos países europeos se encuentran por debajo del 2%, “lo que deja más margen de crecimiento”. Pero hay vertientes críticas respecto de este enfoque. Un informe de Citi revela que antes de la guerra en Ucrania, el 60% de los presupuestos de defensa europeos acababan en empresas de EE UU. “Durante el conflicto, esa cifra subió hasta el 80% porque las compañías europeas no pudieron escalar su producción con la misma rapidez”, apuntalan.
Ese es un riesgo que comparte Scope Ratings: “Las repercusiones económicas podrían verse limitadas por las capacidades de los fabricantes europeos (...) lo que haría que los planes de rearme de Alemania dependan, en mayor medida, de las importaciones de armas suministradas por EE UU”. Un informe de Goldman Sachs precisa que la cuota mundial del mercado de la exportación de armas de EE UU entre 2020 y 2024 fue del 43%, seguido de Francia y Rusia, con menos del 10% de la participación de mercado cada una.
La novedad es de tal calibre que Bloomberg, el oráculo financiero que marca el pulso de los mercados desde sus terminales, creó a mediados de mayo el índice Europe Defense Select. Lo justificaron explicando que EE UU representa el 60% del índice global tradicional que mide el comportamiento del sector de la defensa y del espacio; dicha canasta avanza un 28,35% en el año. Entretanto, el nuevo indicador más que lo duplica en el mismo periodo. “[La empresa estadounidense] RTX obtiene el 18 % de sus ingresos en Europa y más de la mitad de sus proveedores están fuera de EE UU, expuestos a aranceles. En cambio, Rheinmetall genera más del 70 % de sus ventas en Europa y solo un 36 % de sus proveedores están en EE UU”, destacan en su comunicado.
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