La Reserva Federal se dispone a bajar los tipos 0,25 puntos en plena resaca electoral
El banco central inicia su reunión de política monetaria justo después de las presidenciales y anunciará su decisión el jueves
En plena resaca electoral, cuando ni siquiera está garantizado que se sepa quién será el próximo presidente de Estados Unidos, la Reserva Federal se prepara para bajar los tipos de interés 0,25 puntos. Las palabras de los responsables del banco central, empezando por su presidente, Jerome Powell, así lo han dado a entender. El mercado lo da por seguro. Además, los indicadores económicos conocidos permiten continuar con la relajación gradual de la política monetaria. La decisión se anunciará este jueves, al final de la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal.
Powell inició en septiembre el cambio de ciclo de la política monetaria con una rebaja agresiva de medio punto tras la debilidad mostrada por el mercado laboral en agosto y ante la convicción de que la inflación se dirigía de forma sostenible hacia el objetivo de estabilidad de precios del 2%. En la reunión de septiembre, además, los pronósticos de los miembros de la Reserva Federal apuntaban a otras dos rebajas de 0,25 puntos en lo que queda de año.
En algún momento, el mercado llegó a apostar por una nueva rebaja de 0,5 puntos en noviembre, pero Powell cortó de cuajo esa especulación en cuanto tuvo ocasión. El FOMC, dijo el 30 de septiembre, “no es un comité que tenga prisa por recortar los tipos rápidamente”. E insistió enseguida: “Desde el punto de vista del escenario base, lo vemos como un proceso que se desarrollará a lo largo de algún tiempo, no como algo en lo que tengamos que ir deprisa”.
Otros miembros del comité se han manifestado en la misma dirección. “Los datos indican que la política monetaria debería proceder con más cautela en el ritmo de recortes de tipos de lo que era necesario en la reunión de septiembre”, dijo Cristopher Waller a mediados de octubre. En la reunión de septiembre, una de las consejeras, Michelle Bowman, ya consideró excesivo el recorte de medio punto y votó en contra de la decisión colegiada, la primera vez que eso ocurría desde 2005.
Al tiempo, Powell presentó la rebaja de septiembre como el inicio de un proceso y los datos conocidos desde entonces muestran que la economía estadounidense está logrando el ansiado aterrizaje suave. El índice de precios PCE, un deflactor de gastos de consumo que es el indicador de inflación que usa la Reserva Federal, se situó en septiembre en el 2,1%, a solo una décima del objetivo de estabilidad de precios. Eso sí, el índice subyacente, que excluye los alimentos y la energía, aún está en el 2,7%, lo que muestra que la batalla no está ganada todavía.
Por su parte, el mercado laboral dejó en el mes de octubre el menor dato de creación de empleo de toda la presidencia de Joe Biden. La cifra, sin embargo, está muy distorsionada por el impacto de los huracanes Helene y Milton, que golpearon el sureste de Estados Unidos, como ya advirtió Waller que sucedería. Los 12.000 puestos de trabajo netos creados en octubre vinieron acompañados de una revisión a la baja de las cifras de agosto y septiembre, lo que prueba que el mercado laboral se está enfriando.
Con la inflación contenida y el empleo perdiendo fuelle, la continuación en el viraje de la Reserva Federal parece justificado. Powell señaló en algunas ocasiones la importancia que le daba a la primera rebaja y cómo necesitaba estar seguro de que era lo que tocaba. Le preocupaba la pérdida de autoridad que implicaría tener que subir los tipos de nuevo en pocos meses tras haberlos bajado. Hacer una pausa ahora no sería tan grave, pero desconcertaría al mercado.
El mercado da el recorte por seguro
Las cotizaciones de los futuros sobre los fondos federales asignan una probabilidad implícita cercana al 100% a la hipótesis de un recorte de 0,25 puntos. El mercado también confía (en este caso con una probabilidad del 80%, según la herramienta Fedwatch de CME) en otro recorte de un cuarto de punto el 18 de diciembre, pero hasta entonces quedan muchos datos por publicarse y nada impediría un cambio de planes. Los inversores estarán atentos a las palabras de Powell, pero este probablemente se remita a los indicadores futuros.
El banco central atiende a un doble mandato de lograr la estabilidad de precios y el máximo empleo posible. “Los riesgos al alza para la inflación han disminuido. Y los riesgos a la baja para el empleo han aumentado”, admitió Powell en agosto en el simposio económico de Jackson Hole, cuando indicó que había llegado el punto de inflexión en la política monetaria.
El resultado de las elecciones de este martes puede complicar las cosas al presidente de la Reserva Federal. Tanto Kamala Harris como ―especialmente― Donald Trump concurren con propuestas de política fiscal expansiva (a la espera de la composición del Congreso). El republicano, además, promete una deportación masiva de inmigrantes y unos elevados aranceles universales a la importación que presionarían al alza a los precios, según los expertos. Es pronto, sin embargo, para que esos ingredientes entren en la coctelera de la reunión de esta semana.
Más allá del impacto de las políticas del nuevo inquilino de la Casa Blanca, una victoria de Donald Trump también añadiría presión política a la Reserva Federal. El republicano se ha mofado del papel del presidente del banco central (“te presentas en la oficina una vez al mes, lanzas una moneda al aire y todo el mundo habla de ti como si fueras un Dios”, lo definió) y querría ser escuchado sobre si hay que subir o bajar los tipos. En la rueda de prensa posterior a la última reunión de política monetaria, Powell dejó claro que no se doblegará: “Los datos son claros: los países que tienen bancos centrales independientes obtienen una inflación más baja. Hacemos nuestro trabajo para servir a todos los estadounidenses. No estamos al servicio de ningún político, ninguna figura política, ninguna causa, ningún tema, nada. Es solo el máximo empleo y la estabilidad de precios en nombre de todos los estadounidenses. Y así es como los otros bancos centrales se rigen también. Es un buen acuerdo institucional que ha sido bueno para el público y creo firmemente que continuará”, explicó.