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Cinco claves para entender la agresiva rebaja de tipos de la Reserva Federal

Powell se inclina por un recorte de medio punto, pero no lo justifica por miedo a la recesión, sino que forma parte de su estrategia de aterrizaje suave

El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, en su comparecencia de este miércoles tras la reunión de la Reserva Federal.
El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, en su comparecencia de este miércoles tras la reunión de la Reserva Federal.SHAWN THEW (EFE)
Miguel Jiménez

La Reserva Federal de Estados Unidos inició este miércoles un ciclo de rebaja de los tipos de interés tras haber sometido a control la inflación, que se acerca al objetivo de estabilidad de precios del 2%. El presidente del banco central, Jerome Powell, considera que los riesgos están equilibrados para el logro de su doble mandato: máximo de empleo y estabilidad de precios. Como ahora la política monetaria es restrictiva, toca relajarla. El recorte de este miércoles cumplió las expectativas mayoritarias de los inversores, al ser de medio punto. Kamala Harris ha aplaudido el recorte de tipos. Trump ha intentado presentarlo como señal de que la economía no va bien, pero Powell sostiene todo lo contrario: cree que llega a tiempo de evitar una recesión y que la economía va bien. Se trata de no arruinar un escenario casi ideal.

1. El mercado acertó, aunque a última hora

La Reserva Federal dejó que el mercado se aproximase un poco a ciegas a la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal de esta semana. Hace dos años, cuando iba a aprobar su primera gran subida de tipos de 75 puntos básicos (0,75 puntos porcentuales), se encargó de que los medios financieros lo anticipasen. El resto de las veces, los propios mensajes de Powell en sus comparecencias públicas permitían anticipar el resultado de la reunión.

Powell dejó todo lo claro que puede dejarlo un banquero central que habría rebaja de tipos. “Ha llegado el momento”, aseguró. También apuntó a que el banco central disponía de un “amplio margen” para responder al debilitamiento del mercado laboral. Aun así, la mayoría de los economistas veían más ortodoxa y prudente una primera rebaja de 25 puntos básicos, pues el mercado laboral sigue creando empleo y la inflación aún no ha llegado al objetivo de estabilidad de precios del 2%.

A finales de la semana pasada, el mercado empezó a contar con la hipótesis de la rebaja de 50 puntos básicos. Y esta semana los inversores se fueron decantando por ella. Aun así, las espadas estaban en alto, con un reparto implícito de probabilidades en el orden del 60%-40% en favor de la opción agresiva. El mercado acertó, pero a última hora y sin demasiada convicción.

A Powell le preguntaron si el hecho de que el mercado estuviese descontando un recorte fuerte, había influido en la decisión. Se salió por la tangente, asegurando que el banco central había actuado como creía que era mejor para la economía, pero sin abordar la cuestión directamente. A veces, decepcionar al mercado no es bueno para la economía.

La cuestión ahora es cómo afectará la rebaja a los inversores. La respuesta inicial de la Bolsa fue alcista, pero luego el mercado se dio la vuelta y acabó cerrando con una ligera caída. Los datos históricos recientes, tratados por Goldman Sachs, muestran que el S&P 500 sube entre un 10% y un 17% tras la primera bajada de tipos si no hay recesión, pero cae un 15-20% si la hay. ¿La habrá esta vez?

2. Powell no ve recesión ni nada que se le parezca

El presidente del banco central no compra el mensaje de que la economía está al borde de la recesión: “La economía estadounidense está en buena forma. Está creciendo a un ritmo sólido. La inflación está bajando. El mercado laboral está en un ritmo fuerte. Queremos mantenerla así. Eso es lo que estamos haciendo”, subrayó en la rueda de prensa posterior a la reunión del FOMC. Cuanto más le insistían algunos periodistas en los riesgos y amenazas que se ciernen sobre el futuro (alguna pregunta parecía más cargada de intencionalidad política de lo habitual, quizá por la cercanía electoral), más insistía Powell en trasladar optimismo.

El presidente de la Fed no concede que los responsables del banco central estén actuando demasiado tarde. Cree que llegan a tiempo y que están en una buena posición para reaccionar ante cualquier imprevisto, como señaló al defender la rebaja de tipos de medio punto. “Esta decisión refleja nuestra creciente confianza en que, con un adecuado reajuste de nuestra política económica, la fortaleza del mercado laboral puede mantenerse en un contexto de crecimiento moderado y una inflación que descienda de forma sostenible hasta el 2%”, dijo Powell en su comparecencia posterior a la reunión.

Fed’s aggressive interest rate cut
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, durante la rueda de prensa de este miércoles.Tom Brenner (REUTERS)

3. Un cuadro macro de aterrizaje suave

El nuevo escenario de previsiones de los miembros de la Reserva Federal dibuja un escenario casi idílico de aterrizaje suave de la economía, con un crecimiento sólido, una inflación cercana al objetivo y una tasa de paro que solo repunta ligeramente. Tampoco ahí hay señal de que los miembros de la Fed vean en el horizonte una recesión.

Las nuevas previsiones apuntan a que el año se cerrará con una tasa de paro del 4,4%, dos décimas por encima del nivel actual, tomando la mediana de los diferentes pronósticos de los gobernadores del banco central. También acabaría 2025 en ese nivel, para bajar al 4,3% en 2026 y al 4,2% en 2027. Por su parte, el índice PCE, el indicador de inflación preferido por la Reserva Federal, un deflactor de los gastos de consumo personales, cerraría el año en el 2,3% (siempre según la previsión mediana, la que tiene tantas por encima como por debajo). En 2025 bajaría al 2,1%, par luego alcanzar el objetivo del 2,0% en 2026.

Controlar la inflación sin provocar una recesión que dispare la tasa de paro es la definición de aterrizaje suave de la economía. Se lograría con un crecimiento económico del 2%, tanto este año, como el próximo y los sucesivos.

4. No es una rebaja, es la primera de una serie

Las previsiones que más interesan del gráfico de puntos de la Reserva Federal son, en realidad, las que tienen que ver con los tipos de interés. Los miembros del banco central son un poco más contenidos que el mercado en su apuesta por nuevos recortes del precio del dinero, pero la previsión mediana apunta a que los tipos acaben el año en el 4,25%-4,5%, esto es, medio punto por debajo del nivel actual. La forma más natural de lograrlo sería con dos rebajas de 0,25 puntos en cada una de las dos siguientes reuniones del FOMC, la del 7 de noviembre y la del 18 de diciembre.

Powell ha insistido en que no hay nada decidido. “No seguimos ningún rumbo preestablecido. Seguiremos tomando nuestras decisiones reunión a reunión. Sabemos que reducir la restricción de la política demasiado rápido podría obstaculizar los avances en materia de inflación. Al mismo tiempo, una reducción demasiado lenta podría debilitar indebidamente la actividad económica y el empleo”.

Un dato a tomar en cuenta es que la mediana se sitúa en el 4,25-4,5% solo por un voto de diferencia. Hay nueve miembros de la Fed que solo esperarían un recorte de un cuarto de punto hasta fin de año y 10 que prevén medio punto. El mercado ya da por hecho que habrá dos recortes. Para la reunión del 7 de noviembre concede dos tercios de probabilidades a que sea de 0,25 puntos y un tercio a que vuelva a ser de medio punto. Faltan cerca de dos meses. Es pronto para saberlo.

A más largo plazo, según esos pronósticos de los miembros de la Fed, para finales de 2025, los tipos habrían bajado otro punto, hasta el 3,25%-3,5% (eso sería un ritmo de un cuarto de punto trimestral). Y luego bajarían medio punto más en 2026, hasta el 2,75%-3% (un cuarto de punto semestral), en busca del tipo de interés neutral, que ni frena ni impulsa la economía. Obviamente, cuanto más alejada en el tiempo está la previsión, menos probabilidades hay de acierto.

5. Las implicaciones políticas

Desde hace meses se veía que Powell se disponía bajar tipos en pleno año electoral. No por motivos políticos, sino porque el punto de inflexión en que se pasaba de combatir la inflación a evitar la recesión estaba al caer. El candidato republicano, Donald Trump, dejó claro que no le gustaba la idea. No porque no fuera buena para Estados Unidos, sino precisamente porque podía ser buena para la economía y, con ello, beneficiar a los demócratas, en el Gobierno.

Al expresidente, que se la tiene jurada a Powell por defender su independencia, no le ha gustado mucho que en la última reunión previa a las elecciones, la Fed haya bajado los tipos. Y que además lo haya hecho con un mensaje de optimismo económico que suscribiría cualquier miembro de la campaña de Kamala Harris. Él ha intentado ignorar ese mensaje positivo. “Ha sido un gran recorte”, dijo este miércoles, para luego dar a entender que la rebaja era una indicación de lo mal que iba la economía, pese a que no sea eso lo que dicen los datos ni lo que sostiene el presidente de la Reserva Federal.

A Powell le preguntaron por las repercusiones políticas de su decisión este miércoles. “Estas son mis cuartas elecciones presidenciales en la Fed, y siempre es lo mismo. Siempre vamos a esta reunión en particular y nos preguntamos qué es lo correcto para hacer por las personas a las que servimos, y lo hacemos, y tomamos una decisión como grupo, y luego la anunciamos, y es siempre así. Nunca se trata de otra cosa. No se discute nada más. Y también me gustaría señalar que las cosas que hacemos realmente afectan a las condiciones económicas, en su mayor parte, con un retraso”, indicó, como diciendo que la situación económica no va a cambiar de forma significativa ante del 5 de noviembre, la fecha de las presidenciales, por esta rebaja. “Nuestro trabajo es apoyar la economía en nombre del pueblo estadounidense. Y si lo hacemos bien, esto beneficiará significativamente al pueblo estadounidense. En eso se concentra nuestra mente y es algo que todos nos tomamos muy, muy en serio. No ponemos ningún otro filtro. Creo que si empiezas a hacer eso, no sé dónde paras. Así que no lo hacemos”, ha añadido.

Posteriormente, aprovechó otra pregunta en el mismo sentido para lanzar una proclama en favor de la independencia de los bancos centrales. “Los países que son democracias en todo el mundo, los países que se parecen a Estados Unidos, todos tienen lo que se llama bancos centrales independientes. La razón es que la gente ha encontrado con el tiempo que aislar el banco central del control directo de las autoridades políticas, evita hacer la política monetaria de una manera que favorece, tal vez, a las personas que están en el poder frente a las personas que no están en el poder”, ha reflexionado. “Los datos son claros: los países que tienen bancos centrales independientes obtienen una inflación más baja. Hacemos nuestro trabajo para servir a todos los estadounidenses. No estamos al servicio de ningún político, ninguna figura política, ninguna causa, ningún tema, nada. Es solo el máximo empleo y la estabilidad de precios en nombre de todos los estadounidenses. Y así es como los otros bancos centrales se rigen también. Es un buen acuerdo institucional que ha sido bueno para el público y creo firmemente que continuará”, concluyó.


Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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