El simposio de Jackson Hole certificará el cambio de signo de la política monetaria
Los inversores esperan el primer recorte del precio del dinero en Estados Unidos desde 2020 ante la moderación de los precios y la subida del paro
Los banqueros centrales tienen este fin de semana una cita en las montañas de Wyoming. Como cada año a finales de agosto, las miradas de inversores y analistas financieros estarán puestas desde este viernes en el simposio económico de Jackson Hole. Si hace un año la tesis que emergió del cónclave es que la lucha contra la inflación se alargaba, esta vez se espera que sea la antesala de la primera rebaja de tipos en Estados Unidos desde marzo de 2020, en plena pandemia. La intervención más esperada es la del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, este viernes en la apertura del simposio. Su intervención servirá para certificar un cambio de signo en la política monetaria en el que ya se han adelantado el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra.
Después de que la inflación haya caído por debajo del 3% por primera vez desde marzo de 2021, entre los inversores no hay dudas de que la Reserva Federal de Estados Unidos bajará los tipos el próximo 18 de septiembre y de que lo seguirá haciendo hasta fin de año. La mayoría cree que el primer recorte será de un cuarto de punto, hasta el rango del 5,00-5,25%, aunque hay quienes no descartan una rebaja de medio punto (esa tesis fue fugazmente la mayoritaria tras el mal dato de empleo de julio y la breve tormenta financiera de principios de mes). Los mercados descuentan como escenario más probable que además haya otros también recortes en noviembre y diciembre.
Los mercados ya han reaccionado a ese escenario. El oro ha marcado máximos históricos, el euro cotiza a su nivel más alto frente al dólar en algo más de un año (1,11 dólares por cada euro este miércoles) y los tipos de la deuda reflejan esas expectativas.
Algunos economistas, de hecho, creen que Powell está llegando algo tarde y que en su combate contra la inflación ha desatendido la otra parte de su doble mandato, el logro del pleno empleo. El decepcionante dato de julio y la revisión a la baja de este miércoles de los datos pasados de creación de puestos de trabajo (que muestran que se crearon 818.000 empleos menos entre marzo de 2023 y marzo de 2024 de los inicialmente estimados) abonan esa tesis.
Hay varias señales que tradicionalmente han apuntado a una recesión, como el ritmo del incremento del paro o la inversión de la curva de tipos. La economía de Estados Unidos, sin embargo, ha sido capaz hasta ahora de ahuyentar ese fantasma y el presidente de la Reserva Federal sigue confiando en lograr el aterrizaje suave, es decir, el control de la inflación sin provocar una recesión. La tasa de paro ha subido en lo que va de año del 3,7% al 4,3%, su nivel más alto desde octubre de 2021.
Las actas de la última reunión de la Fed, publicadas este miércoles, ya muestran esa preocupación por el mercado laboral y la predisposición para iniciar la senda de abaratamiento del precio del dinero. Abonan la tesis de que habrá un primer recorte en septiembre y desvelan que ya había miembros dispuestos a aprobar un primer recorte en julio: “Varios observaron que los recientes avances en la inflación y los aumentos de la tasa de desempleo habían proporcionado un caso plausible para reducir el rango objetivo [de los tipos] 25 puntos básicos en esta reunión o que podrían haber apoyado tal decisión”, dice el documento publicado por el banco central. “La gran mayoría observó que, si los datos seguían siendo más o menos los esperados, probablemente sería apropiado relajar la política en la próxima reunión”, añade.
Es muy posible, sin embargo, que Powell no enseñe todas sus cartas en su discurso del viernes en el paradisiaco enclave de las Montañas Rocosas, en un hotel de estilo rústico —con oso disecado incluido— que fue donado por un miembro de la familia Rockefeller. El presidente de la Fed, además, no tendrá que hacer frente a preguntas, así que puede medir mucho su mensaje. Habrá que valorar su tono.
“Esperamos que el simposio de Jackson Hole ofrezca menos orientaciones sobre la senda de los tipos de interés y se centre más en los instrumentos adecuados para la política monetaria”, indica en un informe para clientes David Kohl, economista jefe de Julius Baer. “La vuelta a la disyuntiva entre estabilidad de precios y máximo empleo deja mucho más claros los argumentos a favor de recortar los tipos”, añade.
Kohl ve como camino más probable los recortes moderados, “siempre que la Fed se ciña a su enfoque dependiente de los datos y prefiera evaluar el impacto de cualquier relajación de la política antes de actuar”. “Seguimos esperando un recorte de 25 puntos básicos en cada una de las próximas reuniones del FOMC hasta finales de año”, concluye.
No coinciden con él los economistas de Bank of America: “La inflación es lo suficientemente baja como para que la Fed empiece a recortar, pero no tan baja como para que pueda centrarse únicamente en su mandato de empleo. Seguimos cómodos con nuestra visión de que la Fed recortará dos veces este año, en septiembre y diciembre”.
En 2020 había unanimidad en que era necesario inundar de liquidez la economía para hacer frente a la pandemia. Hace tres años, los banqueros centrales erraron su diagnóstico al minusvalorar la subida de la inflación como algo transitorio. En 2022, hubo unanimidad en mostrar un mensaje duro contra la inflación y al subrayar la necesidad de subir los tipos aun al precio de causar una recesión (“algo de dolor” para familias y empresas”, en las palabras de Powell que asustaron al mercado). El año pasado, la idea central fue que haría falta mantener los tipos altos por más tiempo, pero no sorprendió a nadie.
En todos esos mensajes, los bancos centrales estaban sincronizados. Ahora, cuando en Estados Unidos llega el momento de bajar los tipos, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra ya han empezado a hacerlo y el de Japón los ha subido. La incertidumbre sobre la situación económica se ha extendido y en las montañas de Wyoming cada cual busca su propio camino.
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