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La amenaza inflacionista de Trump y otras tres claves de la decisión del BCE de mantener los tipos

La reunión de julio no da pistas de próximos movimientos y confirma que la autoridad monetaria sigue viendo incertidumbres en el proceso de descenso de la inflación

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno del 18 de julio.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno del 18 de julio.Jana Rodenbusch (REUTERS)
Nuria Salobral

Ni el más ligero guiño a una rebaja de tipos en septiembre. La decisión del Consejo de Gobierno del BCE de este jueves de mantener el precio del dinero de la zona euro sin cambios en el 4,25% era lo esperado pero Christine Lagarde no ha hecho concesión alguna a avanzar cuál será el próximo movimiento, a pesar de que el mercado cuenta con que los tipos volverán a bajar en septiembre después del primer recorte de junio. La presidenta del BCE incluso ha señalado que el escenario para la cita de septiembre está “abierto”, sin querer pillarse de ningún modo los dedos ante las dudas que siguen pensando en el banco central sobre la solidez y la trayectoria del proceso desinflacionista en la zona euro. La última y más reciente, la amenaza inflacionista que puede suponer la llegada al poder en EE UU de Donald Trump.

Presión inflacionista intensa

“Las presiones inflacionistas internas siguen siendo intensas, la inflación de los servicios es elevada y es probable que la inflación general continúe por encima del objetivo hasta bien avanzado el próximo año”. Así justifica el BCE su decisión de hoy de no volver a bajar los tipos de interés. La tasa general de inflación en la zona euro se moderó levemente en junio al 2,5%, desde el 2,6% de mayo, mientras que los precios de la energía se han mantenido prácticamente planos. Pero la inflación del sector servicios, sostén de la recuperación económica, se mantiene aún en el 4,1%, un nivel demasiado elevado para el BCE.

“La inflación interna sigue siendo elevada. Los salarios siguen subiendo a un ritmo elevado, compensando el pasado periodo de alta inflación. El aumento de los salarios nominales, junto con la debilidad de la productividad, ha contribuido al crecimiento de los costes laborales unitarios”, explica el BCE. Lagarde mostró su confianza en que los costes salariales irán descendiendo, según apuntan los informes y análisis que maneja el banco central, pero lo harán ya en 2025 y 2026. Por lo pronto, en el primer trimestre de este año aceleraron su crecimiento al 4,6%.

Una decisión unánime

El diagnóstico de que hoy no era momento para bajar tipos y de que habrá que ir paso a paso, con el aval de los indicadores económicos que se vayan conociendo, ha sido unánime hoy en el Consejo de Gobierno del BCE. El banco central ha reiterado que no hay una senda comprometida de antemano para los tipos de interés y Lagarde ha señalado incluso que el escenario para la decisión de septiembre está “abierto”. Durante el verano se van a publicar los informes PMI e inflación de julio y agosto, junto con los datos de salarios negociados del 22 de agosto. “Si esos datos confirman realmente el proceso desinflacionista que está en marcha en este momento, se reforzará nuestra confianza”, ha declarado Lagarde.

A la espera de tales indicadores, no ha surgido ninguna voz en el Consejo de Gobierno a favor de continuar ya con la bajada de tipos, lo que da idea de que el sector más partidario de aflojar la mano con el precio del dinero se dio por satisfecho, de momento, con el recorte de junio. En aquella reunión sí hubo en cambio una voz discordante en favor de no recortar aún los tipos de interés.

Sin perder de vista a EE UU... y a Trump

Al BCE no le tembló la mano al adelantarse en junio a la Fed con la rebaja de tipos. La economía estadounidense mostraba entonces unos niveles de crecimiento e inflación incompatibles aún a juicio de la Reserva Federal con un recorte de tipos, pero es ahora el propio banco central que lidera Jerome Powell quien ya sí apunta a un descenso del precio del dinero en septiembre, que el mercado da por hecho al cien por cien. El BCE salva así un obstáculo que habría dificultado un segundo recorte de tipos en septiembre: si la Fed no moviera ficha entonces, se ampliaría la brecha de tipos de interés entre ambas economías, lo que sería un factor de riesgo de devaluación para el euro y un nuevo foco inflacionista. Las importaciones en la zona euro, en especial de materias primas, serían más caras.

Sin embargo, otro riesgo inflacionista para la zona euro puede estar gestándose desde EE UU. Donald Trump está tomando claras opciones de salir elegido presidente en las elecciones de noviembre y su política arancelaria, con la propuesta de una subida de tarifas del 10% para todas las importaciones, es vista con recelo desde Europa. Sería un nuevo foco de aumento de precios y también un factor de deterioro para el crecimiento y la productividad de una región eminentemente exportadora como la zona euro. “Las exportaciones son clave en la recuperación”, ha reconocido Lagarde. “Estaremos atentos a las decisiones, las tome quien las tome”, ha añadido.

Salarios, precios y productividad

Una ofensiva arancelaria desde Estados Unidos sería un golpe para una zona euro ante el reto de apuntalar su crecimiento y mejorar su productividad y tendría un impacto inevitable en los beneficios empresariales. Las cuentas de resultados de las corporaciones europeas será otro de los elementos que vigilará el BCE en los próximos meses, más allá de las amenazas de Trump. Según ha explicado Lagarde, hasta el momento las empresas han encajado el aumento de los salarios a sus trabajadores con cargo a los beneficios. “Los beneficios se contrajeron en el primer trimestre, lo que contribuyó a compensar los efectos inflacionistas del aumento de los costes laborales unitarios, y los datos de las encuestas sugieren que los beneficios seguirán reduciéndose a corto plazo”, detalla el BCE. Las empresas no habrían por tanto compensado ese incremento salarial con un aumento del precio de sus productos.

Salarios, precios y productividad son tres variables que van a determinar la continuidad de las rebajas de tipos. Son los tres elementos que más estrechamente va a vigilar Lagarde en los próximos meses. “La inflación podría resultar más alta de lo previsto si los salarios o los beneficios aumentan más de lo esperado. Los riesgos al alza para la inflación también se derivan del recrudecimiento de las tensiones geopolíticas, que podrían encarecer los precios de la energía y los fletes a corto plazo y perturbar el comercio mundial”, advierte el BCE. Por el contrario, la inflación podría sorprender a la baja si la política monetaria frena la demanda más de lo previsto, o si el entorno económico en el resto del mundo empeora inesperadamente. Habrá que esperar a los datos. De momento, la apuesta del mercado no cambia tras la reunión de hoy: los inversores dan un 75% de probabilidades a un recorte de tipos en septiembre en la zona euro y a una rebaja acumulada de 70 puntos básicos a lo largo de 2024.

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Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.
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