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Una tormenta de 20 billones de dólares: el desarme del ‘carry trade’ en Japón preocupa a Wall Street

Los inversores están apresurándose a cerrar una de las estrategias de inversión favoritas de los últimos años: realizar inversiones en otras geografías con préstamos en yenes

Un peatón camina por delante de la Bolsa de Tokio, a comienzos de agosto.
Un peatón camina por delante de la Bolsa de Tokio, a comienzos de agosto.KIMIMASA MAYAMA (EFE)
Leandro Hernández

Mientras los analistas de las grandes firmas actualizan sus previsiones sobre la economía norteamericana y la corrección de las grandes tecnológicas, hay un punto de consenso: el carry trade es una bomba de relojería que hay que neutralizar para evitar nuevos desplomes en las Bolsas a nivel global. La incógnita que desvela a los expertos es cuánto recorrido tiene esta estrategia de inversión — tomar préstamos a tasas bajas en Japón para financiar la compra de activos en otras geografías — y si la peor parte ya se detuvo el pasado lunes negro.

Las cifras detrás de esta “bicicleta financiera”, como se conoce en América Latina (donde los imprevisibles cambios en las cotizaciones de las monedas puede llevar a cuantiosos retornos), hablan por si solas. Las entidades locales habrían prestado alrededor de un billón de euros (un trillón, en jerga anglosajona) a clientes extranjeros en yenes, según datos del Banco de Pagos Internacionales (BIS) actualizados a marzo de 2024. En tres años, cuando se compara con 2021, el nivel de préstamos aumentó un 21%. Los datos de la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos de Estados Unidos (CFTC, por sus siglas en inglés) señalan que las inversiones alcanzan los 14.000 millones de dólares solo en EE UU, con más de 180.000 contratos que apostaban por una baja apreciación de la moneda japonesa. Sucedió lo contrario: la moneda japonesa se revalorizó un 9% desde mediados de julio.

Castigo a las divisas emergentes

Incluso, según informes del Deutsche Bank, el gobierno japonés ha intentado beneficiarse de esta maniobra a través de los fondos de pensiones y los bancos estatales. Según los analistas de la entidad alemana, “el balance general del gobierno japonés es, en pocas palabras, un gran carry trade” con un valor de 20 billones, que incluye el fondo de pensiones administrado por el gobierno (GPIF), así como las inversiones del Banco de Japón (BOJ) y los bancos estatales. Una interpretación que implicaría que las autoridades habrían estado pidiendo prestado a bajos tipos de interés e invirtiendo en activos con mayores rendimientos, posiblemente para apoyar la economía o gestionar el cruce del yen frente al dólar.

“Muchos inversores estaban utilizando el yen japonés para financiarse de forma barata debido a la volatilidad predecible de la moneda”, asegura Gregor M. A. Hirt, jefe global de Inversiones de Allianz GI. “El resultado ahora es una gran reubicación por parte de los inversores que están cerrando estas posiciones en la moneda local”, apunta. Por su lado, Javier Molina, analista senior de mercados para eToro, apunta que el carry trade contribuyó no solo a mantener el yen débil, sino que también “fortaleció al resto de los mercados globales”. El impacto más allá del archipiélago japonés es la verdadera incógnita.

“No puedes deshacer el mayor carry trade que el mundo haya visto jamás sin romper algunas cabezas”, argumentó Kit Juckes, estratega jefe de Divisas en Société Générale, en un comentario publicado el lunes. “La pregunta más difícil es qué sucederá a continuación,” agregó.

Entre las posibles victimas directas que surjan a partir de ahora están, principalmente, los bancos japoneses. Gran parte del reciente crecimiento en los préstamos transfronterizos en yenes ha sido en el llamado “mercado interbancario”, apuntan desde desde el banco ING, donde los bancos se prestan entre sí, y a empresas financieras no bancarias como los gestores de activos. Esto agrega presión sobre el sector financiero: este martes, mientras el Nikkei japonés repuntaba un 10,23%, el índice bancario solo recuperaba un 3,87% tras perder un 17% el día anterior.

“El aumento acelerado de los préstamos transfronterizos en yenes, así como la debilidad de la moneda nacional, parecen coincidir con la normalización de la política monetaria por parte de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, a la cual el Banco de Japón no pudo sumarse”, señalaba el banco holandés ING el pasado viernes, antes de la fuerte escalada de este lunes. Por el contrario, la autoridad monetaria acordó a finales de julio subir los tipos de interés al 0,25%, en lo que anunciaba como una “progresiva normalización” de la política económica.

El Gobierno local ha tenido que hacer un llamado a la estabilidad. “Los movimientos estables de la moneda son deseables”, afirmó ayer el ministro de Finanzas, Shunichi Suzuki, quien aseguró que “continuará observando los movimientos del mercado de divisas con un fuerte sentido de urgencia”. Por el contrario, los analistas parecen ir en sentido contrario. “La única razón por la que el mercado japonés ha subido tan fuertemente en los últimos dos años es porque el yen japonés ha estado muy, muy débil. Una vez que este se revierte, tienes que salir de inmediato y creo que todos están saliendo ahora como resultado de eso”, afirma Kelvin Tay, jefe de inversiones de UBS Global Wealth Management.

La convulsión del pasado lunes ha hecho, como era de prever, que numerosas instituciones afirmen que, como si se tratara de un terremoto, la tensión ya estaba en el aire. “Hemos estado advirtiendo a los inversores que se abstengan de tomar exposiciones a préstamos en yenes”, asegura el banco suizo UBS. Los analistas del gigante helvético igual reconocen que los movimientos les han sorprendido, aunque mantienen sus previsiones de una revalorización suave de la moneda local.

¿Hasta dónde puede llegar?

“No hemos terminado en absoluto,” dijo Arindam Sandilya, codirector de estrategia global de divisas de JP Morgan, en Bloomberg. “El desmantelamiento del carry trade, al menos dentro de la comunidad de inversionistas especulativos, está entre un 50% y un 60% completo”. Las consecuencias, de cualquier manera, pueden llegar más allá de la moneda japonesa. “La conclusión clave en esta etapa es que el dólar ha perdido su atractivo como refugio seguro”, resaltan Francesco Pesole, Frantisek Taborsky y Chris Turner, del equipo de análisis de ING. Para estos expertos, otros refugios seguros, como el franco suizo y también el yen pueden volverse atractivos para el inversor más conservador.

En sentido contrario, el peso mexicano aparece como una de las monedas más frágiles después de que los inversores apretaran el botón del pánico. El país latinoamericano estaba dentro de la ruta del dinero de los inversores, que pedían prestado dinero en yenes para invertir en instrumentos en pesos mexicanos, con una tipo de interés cercano al 11%. Según los datos del BIS, el peso mexicano es la decimosexta moneda más negociada en el mundo.

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Sobre la firma

Leandro Hernández
Periodista económico. Interesado en entender más de criptoactivos, transformación digital y energía. Se incorporó a este periódico en 2022 después de haber trabajado en diferentes países de América Latina y en Estados Unidos. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella (Argentina), y el Máster de Periodismo UAM-El País.
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