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China se lanza a una emisión de 130.000 millones de euros en deuda a largo plazo

Pekín emitirá títulos a 20, 30 y 50 años entre mayo y junio para financiar un estímulo fiscal su economía

Congreso del Partido Comunista China
El presidente de China, Xi Jinping, durante el congreso del partido comunista chino.FLORENCE LO (REUTERS)

China comenzará el viernes la emisión de más de un billón de yuanes (130.000 millones de euros, aproximadamente) en bonos soberanos especiales de larga duración, de acuerdo con un comunicado del Ministerio de Economía emitido este lunes. El Ejecutivo chino busca así financiación que le permita estimular la segunda economía del mundo, sumida aún en las dudas generadas por la crisis del covid. El Gobierno central comenzará lanzando bonos a 30 años, a lo que se unirán después bonos a 20 y a 50 años. Es la cuarta vez en 26 años que el gigante asiático emite este tipo de deuda especial a muy largo plazo.

Con el comunicado, Pekín acaba con la especulación generada en torno a cuándo iba a comenzar el plan de emisión de deuda, que ya fue anunciado en marzo. Aunque comienza este viernes con los bonos de a 30 años, el 24 de mayo empezará a ofertar los títulos a 20 años y el 14 de junio, los de 50 años. Las subastas continuarán hasta que en noviembre se ponga a la venta un lote final de billetes a 30 años. El Ministerio no ha revelado la cantidad bonos que se venderán. De acuerdo con fuentes de Bloomberg que han pedido no ser identificadas, la emisión será de 300.000 millones de yuanes en bonos a 20 años, 600.000 millones de yuanes de pagarés a 30 años y un billón de yuanes en títulos a 50 años.

Se espera que la venta de bonos impulse el crecimiento de este año en un punto porcentual, según Xing Zhaopeng, del Australia & New Zealand Banking Group. El momento de la emisión de bonos está probablemente destinado a compensar el impacto de los aranceles proteccionistas que EE UU amenaza con tomar contra los productos chinos, apunta el analista, citando también la incertidumbre en torno a la reunión del Partido Comunista sobre las reformas prevista para julio.

China se encuentra en mitad de un cambio de política económica, acuciada por una pobre confianza de los consumidores y un sector inmobiliario que ha pasado de ser un motor del crecimiento a un gran dolor de cabeza para los funcionarios chinos. El Ejecutivo liderado por Xi Jingping se posiciona, con este movimiento, en una senda de estímulo fiscal de la economía que permita a la segunda economía del mundo llegar al ambicioso objetivo de un crecimiento del 5% este año. Los analistas ya descuentan que el Gobierno reduzca la cantidad mínima que los prestamistas tienen que tener en reserva para poder liberar reservas que permitan comprar bonos.

Con todo, la situación fiscal es delicada: uno de los focos problemáticos de China en estos meses viene de que sus corporaciones locales y regionales están muy endeudadas. En el primer trimestre de este año, las autoridades y los bancos chinos redujeron a la mitad su emisión de bonos en comparación con el mismo periodo del año pasado, dado que el Ejecutivo cortó el grifo a las más endeudadas.

Ahora, la política se da la vuelta: los gobiernos provinciales emitieron la semana pasada la mayor cantidad de bonos desde febrero, en respuesta a la petición de los altos dirigentes chinos de acelerar la emisión de deuda local. Fitch prevé que la deuda explícita de los gobiernos central y locales de China aumente hasta el 61,3% del PIB en 2024 desde el 56,1% en 2023. En 2019, antes de la covid y de que la burbuja inmobiliaria tocara techo, era del 38,5%.

Los inversores han respondido de forma positiva a la noticia. El índice CSI 300, que recoge los mayores valores de la China continental, compensó esta madrugada la caída del 0,9% que marcaba antes del anuncio. Lo mismo ocurrió en la Bolsa de Hong Kong, que se dejaba un 0,4% momentos antes. Los bonos chinos experimentaron un rally influenciado en buena parte por los decepcionantes datos de crédito en el país. Estos, que alimentan la expectativa de una mayor relajación monetaria, permitieron a los inversores ignorar las preocupaciones sobre un inminente aumento de la oferta de deuda pública. El rendimiento del bono chino a 10 años bajó hasta el 2,3%.

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