_
_
_
_

Fitch rebaja su perspectiva sobre China y se suma a las dudas sobre el rebote del gigante asiático

La agencia de calificación destaca las incertidumbres en el marco de la transición para dejar atrás un modelo de crecimiento dependiente del inmobiliario

Fitch
Detalle de la fachada de la sede central de Fitch en Nueva York.BRENDAN MCDERMID (REUTERS)
Pierre Lomba

El rebote de China, la segunda economía del mundo, sigue siendo un foco de incertidumbre. La última señal de la desconfianza de los mercados en que el gigante asiático vuelva a mostrar su robustez habitual es que la agencia de calificación de deuda Fitch ha rebajado este miércoles a negativa su perspectiva sobre la economía. La agencia apunta a los “crecientes riesgos” para las finanzas públicas y las incertidumbres generadas en torno al cambio de modelo económico emprendido por Beijing, que quiere dejar atrás la dependencia del sector inmobiliario.

La agencia de rating apunta que mantiene en A+ (“alta calidad de crédito”, otorgada cuando la agencia ve bajo el riesgo de impago y valora la fortaleza de las capacidades de pago) su calificación para la deuda china. Desde el Ejecutivo chino defienden, en declaraciones recogidas por Bloomberg, que Fitch no ha sabido reflejar el rol de su política fiscal en apuntalar el crecimiento, lo que contribuye a su vez a estabilizar la carga de la deuda. Tanto el interés del bono a 10 años chino como el yuan se han mantenido estables ante este anuncio.

Esta no es la primera acción de este tipo que se toma al respecto de China, ya que Moody’s, otra de las grandes calificadoras mundiales, también rebajó a negativo su pronóstico sobre la segunda economía mundial el pasado mes de diciembre, manteniendo asimismo su nota en el nivel A1. Pero viene en un momento delicado: esta semana se publicarán datos macro claves, como el PIB del primer trimestre, y el banco central chino decidirá si toca los tipos de interés de los préstamos.

Los mercados están expectantes por ver si China ya ha dejado atrás lo peor. Su salida de la crisis del covid ha sido accidentada: primero, la política de “covid cero” dejó rezagada a la segunda economía mundial respecto de sus pares. Ahora, tras crecer un 5,2% en 2023, afronta varios retos mayores: a corto plazo, reactivar la actividad y los precios (en marzo consiguió una inflación interanual positiva del 0,7%, la más alta en 11 meses); y a medio-largo plazo, reconducir su crecimiento lejos del inmobiliario y solventar la deuda disparada de sus administraciones locales. Todo ello con una incipiente crisis demográfica a la vista.

Huir del ladrillo

El ladrillo, uno de los buques insignia de la economía del gigante asiático, es ahora su mayor dolor de cabeza. El sector que supone un cuarto de la economía china arrastra una crisis de liquidez asfixiante, que llevó a su segunda mayor constructora, Evergrande, a la bancarrota. Por todo el país se acumulan millones de viviendas construidas sin vender, a las que se suman cientos de miles de unidades prevendidas, pero que las constructoras no han podido acabar. Las ventas cayeron un 6,5% el año pasado y las inversiones en promoción de vivienda, un 9,6%.

La caída de Evergrande fue un aviso a navegantes para las grandes constructoras. El Ejecutivo chino mandó —y ha reiterado más tarde— un mensaje claro: no habrá rescates, por muy grande que sea la compañía en peligro. “En el caso de las empresas inmobiliarias que son gravemente insolventes y han perdido la capacidad de operar, las que deban quebrar deberán quebrar, o ser reestructuradas, de acuerdo con la ley y los principios del mercado”, señaló a principios de marzo el ministro de vivienda, Ni Hong.

Con la deuda pública en el punto de mira, China parece colocarse en una senda de transformación de su modelo. El ministro de economía, Li Qiang, anunció a principios de mes un ambicioso objetivo de crecimiento del 5% para este año. El ministro no anunció medidas concretas en su comparecencia en el congreso anual del partido, pero subrayó que la estabilidad “será la base” de todo lo que hagan. Los mercados no esperan un ambicioso plan de estímulos por parte de Beijing, que, por lo pronto, se centra en reactivar sus exportaciones: la gran locomotora del desarrollo chino aumentó un exiguo 0.6% el año pasado.

Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días

Sobre la firma

Pierre Lomba
Redactor de la sección de Economía. Graduado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y la Sorbona de París. Después de ejercer la abogacía, realizó el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

_
_