Cómo afecta a la inversión el techo de deuda de EE UU y su riesgo de impago
Sin acuerdo político a tiempo, la sacudida financiera está garantizada. Los expertos aconsejan una cartera muy líquida y posiciones en oro
Las negociaciones en Estados Unidos entre republicanos y demócratas sobre un aumento del techo de deuda que evite el impago del Gobierno Federal están elevando el nerviosismo de los inversores en las últimas semanas. Se trata de un pulso político en toda regla, con las elecciones presidenciales de 2024 en el horizonte y en el que los republicanos van a tratar de debilitar al máximo a Joe Biden, aun a riesgo de llevar al límite la posibilidad de una suspensión de pagos. Las implicaciones financieras son también muy reales y ya se dejan sentir en el mercado.
Esta nueva incertidumbre sobre si republicanos y demócratas alcanzarán a tiempo, antes de principios de junio, un acuerdo para que el Tesoro de EE UU pueda endeudarse más se suma a la preocupación ya existente sobre el riesgo de recesión en la mayor economía del mundo y está contribuyendo a acentuar el pesimismo inversor. El precio de los seguros de impago (CDS) sobre la deuda soberana de EE UU es el más alto de la historia en esta fase inicial de la negociación sobre el límite de deuda. Lo que suceda en los próximos días va a ser un factor clave bien para poner fin al rally bursátil de este año o bien para que, si se despeja el riesgo de impago, el dinero vuelva a entrar el mercado en busca de oportunidades.
¿Hay riesgo real de impago en EE UU? ¿Por qué el techo de deuda se sigue con tanta atención?
La opinión generalizada entre los inversores es que se alcanzará un acuerdo político que evite el impago, aunque sea en el último minuto. Para Goldman Sachs, “lo más probable es un acuerdo en toda regla que suspenda el límite de deuda hasta principios de 2025 junto con topes de gasto”. Pero esa negociación puede suponer mientras un notable desgaste para la cotización de los activos estadounidenses. EE UU solo ha entrado en impago una vez, en 1979, de forma fugaz y por razones técnicas, si bien la incertidumbre sobre el techo de deuda pasó una grave factura a la solvencia del país en 2011. El acuerdo político in extremis alcanzado aquel año no evitó que S&P rebajara el rating de EE UU por primera vez en su historia y le retirara la triple A, la máxima calificación. Durante aquellas negociaciones, el S&P 500 descendió el 17% a lo largo de 22 días y el índice Vix de volatilidad se triplicó a 48 puntos.
¿Es comparable la tensión actual con la de 2011?
Aquella cuenta atrás para un acuerdo sobre el techo de deuda, que no logró evitar una rebaja de rating, coincidió con el inicio de la crisis de deuda soberana en Europa, lo que terminó por desequilibrar al conjunto del mercado. Los inversores están sin embargo mostrando por momentos incluso más inquietud que entonces, según refleja especialmente la deuda soberana estadounidense. El diferencial entre los bonos del Tesoro a un mes y a cinco años se mantiene cerca de un máximo histórico de unos 235 puntos básicos. El coste de asegurarse contra el impago de la deuda soberana de EE UU también ha alcanzado máximos de varias décadas: los diferenciales de los swaps de incumplimiento crediticio a un año se sitúan en torno a los 150 puntos básicos, frente a los 14 de principios de 2023, y por encima de los niveles de la crisis del techo de deuda de 2011.
Las cotizadas de EE UU con negocios más estrechos con le Gobierno federal se comportan además un 10% por debajo del S&P 500 este año, anticipando un recorte del gasto público, apuntan en Goldman Sachs. Un riesgo que afecta especialmente a los sectores de salud y defensa.
¿Qué cautelas debe tomar el inversor?
George Brown, economista de Schroders, aconseja “esperar al éxito, pero estar preparado ante un fracaso”. Así, la expectativa generalizada del mercado es que habrá finalmente un acuerdo que evite el impago pero como medida de precaución, Brown señala que en la medida de lo posible, “las carteras deberían ser líquidas y diversificadas para garantizar que el capital pueda reasignarse rápidamente, dada la volatilidad observada durante episodios anteriores de manipulación del techo de deuda”. Recomienda sobreponderar el oro, incluso a pesar del reciente repunte que lo ha llevado a zona de máximos, y las emisiones de deuda soberana de triple A, como la alemana. “Además, esperamos que las divisas refugio, como el yen japonés y el franco suizo, se comporten bien frente al dólar estadounidense”, añade.
Chris Iggo, director de inversiones de AXA Investment Managers, tiene claro que “un impago de la deuda estadounidense supondría una enorme sacudida para el sistema financiero mundial, que probablemente provocaría un aumento de la volatilidad, un debilitamiento del dólar, la evaporación de la liquidez del mercado monetario y un desplome del mercado bursátil”. No en vano, lo que está en juego es la confianza de los inversores en el gobierno de EE UU, con lo que un impago, por pequeño o simbólico que fuera, podría dañar esa confianza “durante mucho tiempo”. Para Iggo, las “repercusiones serían mundiales, tanto para los rendimientos de los bonos como para el dólar”.
Según recuerda Dennis Shen, director de calificaciones del sector público y soberano de Scope Ratings, “el impago técnico de 1979 echa por tierra la idea de que los problemas del techo de la deuda se resuelven siempre a tiempo”. De no haber acuerdo a primeros de junio, y ante la previsible volatilidad del mercado y deterioro de las perspectivas de crecimiento, la Fed podría verse obligada a recortar los tipos, según contemplan en Axa.
¿Cuál será la reacción del mercado ante un acuerdo y que oportunidades de inversión ofrece ese escenario?
Para George Brown, de Schroders, los inversores que estén dispuestos a confiar en que el Congreso estadounidense logrará elevar el techo de deuda a tiempo pueden buscar arbitraje en la diferencia de rendimiento entre las letras del Tesoro de EE UU con vencimiento antes y después de principios de junio, la fecha límite para ampliar el endeudamiento. “La clave para ello será acertar con el momento oportuno, cuando las preocupaciones sobre el techo de la deuda alcancen su punto álgido. Aún no hemos llegado a esa fase, pero no debería estar lejos”, asegura. Llegado el acuerdo, el Tesoro de EE UU dispararía la emisión de letras con las que ayudar a reconstruir su caja. El consiguiente descenso en su rentabilidad dirigirá a los inversores a otros activos en busca de mayor rendimiento, advierten en Bank of América.
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