El mercado pone en la diana a Deutsche Bank y penaliza a toda la banca europea
Los seguros contra impagos de esta entidad marcan máximos históricos y arrastran a todo el sector
La banca no conoce la calma. Después de la caída de varios bancos en Estados Unidos (Silicon Valley Bank, SVB, y Signature Bank) y el rescate in extremis de Credit Suisse, los mercados financieros la han tomado hoy con Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania. Las acciones de la entidad han llegado a perder un 14%, aunque al cierre han moderado los recortes hasta el 8,5%. Unas caídas que han arrastrado al resto del sector europeo: los títulos del también alemán Commerbank caen un 4% y el índice de bancos europeos un 3%. Otras entidades como BBVA o Banco Santander se han dejado más del 3%. El banco nórdico Nordea cede más del 8%. Más moderación han registrado las acciones de Deutsche Bank en EE UU, donde han finalizado la jornada con un descenso del 3,11%.
Nunca es sencillo señalar el origen de la desconfianza sobre una entidad concreta. En el caso de Deutsche Bank, la razón bien pudiera estar en la decisión de la entidad de amortizar una emisión de 1.500 millones de dólares de deuda subordinada con vencimiento en 2028, que cotizaba al 94% del nominal. Un anuncio que habría alertado a los inversores, cuya respuesta ha sido disparar el coste de los seguros para cubrirse ante un posible impago de la firma. Los conocidos como credit default swaps (CDS) permiten a un inversor contratar una especie de póliza que indemniza si un deudor no atiende a sus acreedores. En el caso de los CDS sobre estos bonos subordinados, estos se han disparado hasta los 506 puntos básicos, muy por encima de los 193 puntos básicos de comienzos de mes, pero aún por debajo de su máximo histórico registrado en marzo de 2020 cuando llegaron a rozar los 600 puntos básicos. Este tipo de derivado financiero se utiliza habitualmente como termómetro para evaluar el riesgo de quiebra de una entidad -los CDS a cinco años de Credit Suisse llegaron a dispararse hasta superar los 800 puntos básicos-.
El temor del mercado también ha penalizado a los bonos contingentes convertibles (cocos) de la entidad, que han caído hasta el 83% del nominal frente al 103% al que cotizaban justo al inicio de las turbulencias de la banca estadounidense. “Creo que se trata más de un sentimiento de mercado contrario a la banca. Parece que cada semana hay que zurrar a una entidad”, explica un veterano gestor de fondos.
Los nervios atenazaban al sector financiero a ambos lados del Atlántico. Justo en la apertura de Wall Street se conoció que la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha convocado de urgencia todos los supervisores financieros de Estados Unidos, para tratar la situación de la industria. Yellen va a presidir el comité de supervisión de la estabilidad financiera (FSOC, por sus siglas en inglés) es un consejo consultivo creado durante la presidencia de Barack Obama. Una cita que, sin conocerse aún sus detalles, ha servido para calmar las dudas del mercado y suavizar las caídas de la banca en Bolsa.
En el FSOC están presentes, además de Yellen, el presidente de la Reserva Federal (Jerome Powell), el presidente del supervisor de los mercados (SEC), el director de la oficina del consumidor financiero… En total, nueve miembros de agencias gubernamentales, junto con un consejero independiente, que procede del sector asegurador.
La situación de Deutsche Bank también ha llegado a la cumbre del euro organizada en Bruselas, donde el canciller alemán Olaf Scholz ha defendido que la entidad “ha modernizado su modelo de negocios. Es un banco muy rentable. No hay motivo para estar preocupados”. El presidente francés, Enmanuel Macron, por su parte, ha defendido que “los fundamentos de los bancos europeos son sólidos y podemos felicitarnos por las exigencias de nuestra reglamentación en la materia. Hemos aprendido de crisis pasadas y la eurozona es hoy la zona donde los bancos son más sólidos”.
Deutsche Bank ha vuelto a situar en la recta final de la semana en el foco del mercado. Si bien, las dudas vienen de atrás. El mayor banco alemán ha vivido varios años convulsos, con multas por la manipulación de índices hipotecarios como el líbor (2015) y sanciones por colaborar en operaciones de blanqueo de capitales (2018), por su participación en el escándalo del fondo malayo 1MDB (2019), por sus relaciones comerciales con el pederasta Jeffrey Epstein (2020) y por sobornos en el mercado de divisas (2021). Durante 2022 parecía que Deutsche Bank había logrado encarrilar su futuro. El año pasado ganó algo más de 5.000 millones de euros, su mejor resultado en 15 años. Pese a ello, en octubre, con motivo del estallido de las turbulencias sobre Credit Suisse, sus CDS se dispararon hasta los 186 puntos básicos, nivel que han batido hoy al superar los 196 puntos básicos.
Solvencia y liquidez
Pese a la incertidumbre generada, Deutsche Bank cuenta con altos niveles de solvencia y capital y su balance no tiene que ver con el de Silicon Valley Bank. El colapso de SVB se produjo, entre otros motivos, porque la mayor parte de los depósitos pertenecían a pocos clientes y las cantidades eran tan altas que no estaban garantizadas por un fondo de garantía (en EE UU cubre hasta 250.000 dólares). Eso provocó que al empezar las turbulencias en la entidad, los depositantes se apresuraran a retirar su dinero, generando un problema de liquidez.
Según un informe elaborado por Citi, en Alemania el 64% de los depósitos de los clientes está cubierto por el fondo de garantía de depósitos. Y en concreto, Deutsche Bank cuenta con un negocio diversificado: el 80% del libro de préstamos está destinado a banca corporativa y privada.
En lo que respecta a solvencia, el nivel de capital CET1, que es el principal indicador que muestra la fortaleza financiera de un banco, alcanzó el 13,4% a cierre de 2022. Cada año el Banco Central Europeo establece el porcentaje mínimo de capital con el que debe contar cada entidad. En general, cuanto más alto sea, mayor solvencia tendrá la entidad. Peor hay que tener en cuenta que sea cifra se fija en función de la cartera, el negocio y riesgo de cada banco y por ello el dato es distinto para cada banco. Para 2023 el BCE impuso una exigencia mínima del 10,55%, por lo que la entidad alemana superaba holgadamente ese requerimiento (285 puntos básicos).
Igualmente, Deutsche Bank cuenta con un amplio escudo de liquidez a corto plazo. La ratio LCR, que refleja si el banco cuenta con suficientes activos líquidos para hacer frente a salidas potenciales de efectivo a corto plazo, se situaba en el 142%. El mínimo al que están obligados a cumplir los bancos es del 100%, por lo que Deutsche Bank cuenta con un fondo de activos de alta calidad muy superior a las salidas de efectivo potenciales a las que se enfrentaría en una situación de estrés.
Los problemas del sector bancario no se reducen solo a Europa. En Estados Unidos, la banca regional sigue en el ojo del huracán. La decisión de los bancos centrales de empezar a subir los tipos de interés hace algo más de un año ha estresado muchas partes del sector financiero. Uno de los efectos es que ha provocado la depreciación de la cartera de deuda que tenían algunas entidades, como le sucedió a SVB.
“Siempre es así. Cuando se suben tipos de forma tan brusca, algo se acaba rompiendo”, apunta un asesor financiero.
Tanto desde el Banco Central Europeo como desde la Reserva Federal se ha insistido en las últimas semanas en que los supervisores cuentan con herramientas para evitar que se propague el pánico bancario. Pero lo que más pesa en el mercado es que los bancos centrales no parecen dispuestos a quitar el pie del acelerador en las subidas de tipos, a pesar de las turbulencias del sector. La prioridad número uno es embridar la inflación, aun a cosa de provocar una recesión económica o la quiebra de alguna entidad financiera.
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