La desconexión digital en el trabajo, ¿un paso al frente definitivo?
Uno de los principales problemas es la falta de un registro público que permita verificar cuántas empresas han adoptado esta medida
Hoy, lunes, 9 de septiembre, el Ministerio de Trabajo retoma la mesa de diálogo social enfocada en la reducción de la jornada laboral de 37,5 horas semanales. Además, se discutirá el refuerzo del derecho a la desconexión digital, un tema relevante debido al aumento del uso de dispositivos tecnológicos y el riesgo de fatiga informática como avancé en un libro publicado en 2022 por Bomarzo: La Fatiga Informática en el Trabajo.
El Ministerio de Trabajo, junto con los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT), considera esencial enmarcar el derecho a la desconexión digital dentro del contexto de la jornada laboral. Así, se pretende asegurar que cualquier tiempo dedicado a la disponibilidad fuera del horario laboral sea registrado y corresponda con el tiempo real trabajado. Este enfoque protege los derechos de los empleados y promueve un equilibrio justo entre la vida laboral y personal.
En un contexto de hiperconectividad constante, garantizar este derecho es básico para la protección del descanso y la salud mental de los trabajadores. Desde 2018, en España, este derecho busca asegurar que los trabajadores no sean contactados fuera de su horario laboral, previniendo el desgaste físico y mental asociado a la continua exposición a demandas laborales a través de medios digitales. Sin embargo, muchas empresas aún no han cumplido con esta obligación, lo que representa un desafío considerable para la efectiva implementación de la normativa.
La Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) de 2018 exige que las empresas, en consulta con los representantes de los trabajadores, desarrollen una política interna que defina claramente cómo se ejercerá el derecho a la desconexión digital. Esta política debe establecer los límites y condiciones para la comunicación fuera del horario laboral e incluir programas de formación y sensibilización. Estos programas son fundamentales para fomentar un uso responsable de la tecnología y mitigar los riesgos asociados a la fatiga informática, contribuyendo a un entorno laboral más saludable y sostenible.
La implementación de estas políticas enfrenta obstáculos significativos. Uno de los principales problemas es la falta de un registro público que permita verificar cuántas empresas han adoptado estas medidas, dificultando el seguimiento y la supervisión de su cumplimiento. Inicialmente, la ley no contemplaba sanciones específicas para las empresas que no implementaran un protocolo de desconexión digital. Sin embargo, la omisión de este protocolo ha sido reconocida como una infracción grave en la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS). A pesar de esto, la LOPD no establecía un régimen sancionador claro, limitando la capacidad de las autoridades para motivar a las empresas a cumplir con esta obligación.
Consciente de estas deficiencias, el Ministerio de Trabajo está trabajando en la inclusión explícita de la obligación de garantizar la desconexión digital en la nueva normativa laboral. Esta nueva normativa también busca establecer una jornada laboral de 37,5 horas semanales, reforzando el marco legal que protege los derechos de los trabajadores en un mundo cada vez más digitalizado.
Aunque actualmente los trabajadores ya tienen el derecho a no responder fuera de su horario laboral, la reforma pretende limitar aún más el contacto fuera de este horario a situaciones urgentes, las cuales deben estar claramente definidas en los convenios colectivos y negociadas con los representantes de los trabajadores. Esta medida tiene como objetivo impedir que los trabajadores renuncien a este derecho mediante acuerdos contractuales, asegurando un equilibrio justo entre la vida laboral y personal, y evitando que la desconexión digital se convierta en una mera formalidad sin efecto real en el bienestar de los trabajadores.
La prolongación de la jornada laboral, a menudo impulsada por el uso excesivo de dispositivos tecnológicos con fines laborales, está provocando problemas psicosociales y físicos entre la población trabajadora. Estos problemas incluyen tecnoestrés, fatiga informática e incluso el síndrome de burnout, con el agotamiento y el cansancio como señales más comunes.
Existen numerosas buenas prácticas que pueden ser adoptadas tanto por empresas como por trabajadores para evitar la sobrecarga digital en el ámbito laboral. Se recomiendan soluciones informáticas innovadoras que mejoren las condiciones de trabajo y contribuyan al logro de un trabajo digno. Por ejemplo, las empresas pueden detallar claramente las expectativas de llamadas y mensajes en un documento de compromiso, estableciendo claramente las obligaciones de los trabajadores en cuanto a su capacidad de respuesta y desconexión de sus dispositivos digitales.
Un ejemplo de estas buenas prácticas es el uso de mensajes automáticos al final de las comunicaciones empresariales, que recuerdan a los trabajadores y empresarios la importancia de respetar las horas de descanso. Estos mensajes podrían incluir frases como: “Mis horas de trabajo pueden no ser las tuyas. Por favor, no sientas la obligación de responder a este e-mail fuera de tu horario laboral habitual”.
Esperemos que estos consejos y el refuerzo del marco jurídico sean de ayuda y agradecidos por todos los trabajadores.