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El legado de la viticultura, el patrimonio artístico y la naturaleza ofrecen en La Rioja cientos de planes

Las rutas por los viñedos, la sierra de la Demanda o San Millán de la Cogolla son algunas de las propuestas para los visitantes

Viñedo en Badarán con el San Lorenzo nevado al fondo.
Viñedo en Badarán con el San Lorenzo nevado al fondo.Justo Rodriguez / JPEG Estudio 2
Víctor Espuelas
Haro -

Una de las principales señas de identidad de La Rioja es la cultura del vino. Una forma de entender y vivir la vida, muy ligada a la gastronomía, en la comunidad menos poblada de España (325.987 habitantes, según el INE) y la más pequeña.

La Rioja forma parte, junto a País Vasco y Navarra, de la denominación de origen calificada (DOCa) Rioja, la más antigua del país, que cumplirá 100 años en 2025. Un territorio bañado por viñedos, privilegiado para la elaboración de vinos, con casi 600 bodegas, 65.000 hectáreas en 144 municipios, la mayor parte en La Rioja (45.000 hectáreas y 118 localidades).

“Somos un gran motor socioeconómico”, subraya el presidente del consejo regulador de la DOCa, Fernando Ezquerro. “Si a Rioja le añadiéramos las siglas SL, estaríamos en el top 100 de empresas españolas, con una actividad que genera 1.500 millones de euros al año”. “Además de dinamizar la economía y generar riqueza y puestos de trabajo, el viñedo retiene población; donde hay actividad vitivinícola no hay despoblación”, añade. Una cuestión crucial en La Rioja, donde sólo nueve de sus 174 pueblos superan los 5.000 habitantes.

El Museo Vivanco, en Briones, es un emblema de la cultura del vino

A las puertas del centenario, la DOCa Rioja aspira a “seguir siendo la referencia de España y el mundo en términos de calidad”, asegura Ezquerro, en un desafío que pasa, en su opinión, por preservar la diversidad (tinto, blanco, rosados, espumosos…) y atender los gustos y las demandas de los consumidores.

El enoturismo es uno de los segmentos con mayor crecimiento, con cerca de 880.000 visitantes el año pasado y un impacto económico de 186 millones de euros, según la denominación. “Enseñar la bodega, recorrer los viñedos y conversar con la familia hace que la gente vea el producto con otros ojos”, incide Juan Muga, de Bodegas Muga, en Haro, que celebra el premio concedido por Rutas del Vino de España a Isaac Muga Caño –segunda generación– por “su visión pionera en el enoturismo” al abrir las puertas de su negocio al público en la década de los ochenta. Y Marqués de Riscal acaba de ser elegida como la mejor experiencia enoturística en el mundo, por World’s Best Vinayrds, una lista en la que aparecen otras cinco bodegas en los 100 primeros puestos (Ysios, Muga, Marqués de Murrieta, Vivanco y La Rioja Alta).

Muga tiene el honor también de ser una de las bodegas centenarias en el barrio de la Estación de Haro, un enclave único, con la mayor concentración en el mundo de este tipo de negocios. No muy lejos está Briones, donde se levanta otro de los emblemas del enoturismo en la comunidad: el Museo de la Cultura del Vino, considerado el mejor del mundo por la Unesco en 2007.

Brindis con vino tinto.
Brindis con vino tinto.Consejo Regulador de la DOCa Rioja

Pero el vino aquí no se entiende sin la gastronomía. Un maridaje perfecto que ha propiciado que la comunidad acumule hasta ocho estrellas Michelin en seis restaurantes ubicados en: Logroño (Ajo Negro, Ikaro y Kiro Sushi), Haro (Nublo), Ezcaray (El Portal de Echaurren) y Daroca. Es en este último pueblo, con solo 60 vecinos, donde se encuentra Venta de Moncalvillo, que acaba de obtener la segunda estrella de la guía francesa.

“El tamaño no importa, lo que sí importa son las personas”, reconoce su cocinero, Ignacio Echapresto. “La gastronomía forma parte de nuestro ADN. No hay pueblo, por pequeño que sea, que no tenga un producto de referencia o una fiesta en torno a la comida”, asevera. Una circunstancia que ha propiciado el surgimiento de estos proyectos vinculados a la alta cocina.

La región cuenta con ocho estrellas Michelin, repartidas en seis restaurantes

Sin embargo, “no podemos dejar de lado otros segmentos absolutamente importantes y diferenciadores en esta tierra, como son el turismo de naturaleza y el cultural”, apostilla la consultora en turismo sostenible, Carmen Bengoechea Escalona. “En una región tan pequeña, contar con paisajes tan diferentes es una gran fortaleza”, señala.

En su lista no pueden faltar las sierras de la Demanda o Cebollera, los yacimientos de icnitas –huellas de dinosaurios– en la reserva de la biosfera o los Monasterios de San Millán de la Cogolla, Yuso y Suso, declarados Patrimonio de la Humanidad en 1997 por la Unesco y testigos de las primeras palabras escritas en español.

Una tierra privilegiada

Dinosaurios. Contabiliza 170 yacimientos de icnitas y cerca de 11.000 huellas de dinosaurios, según el Gobierno autonómico. Los últimos hallazgos se han localizado en Igea, con uno de los esqueletos más completos de un espinosáurido en Europa y los restos de una nueva especie, que ha sido bautizada como Riojavenatrix lacustris (7-8 metros de longitud y 1,5 toneladas de peso).

Camino de Santiago. La ruta jacobea acerca los paisajes del Ebro, en Logroño, además de dejar a lo largo de un recorrido de más de 50 kilómetros interesantes paradas en el Monasterio de Santa María la Real, en Nájera, o Santo Domingo de la Calzada, cuya catedral alberga un gallo y una gallina vivos en honor a la leyenda de los milagros del Santo. 

Estrellas. La Rioja es un territorio adecuado para contemplar la belleza de los cielos nocturnos. La reserva de la biosfera disfruta de la condición de Starlight desde 2012 por la calidad de este patrimonio astronómico.


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