La agroindustria gallega busca innovar y ser competitiva en un entorno global adverso
Esta actividad acumula la cuarta parte del empleo de todo el tejido productivo gallego. La Xunta lo ha declarado sector estratégico


La industria agroalimentaria gallega, que engloba unas 1.400 empresas con una facturación de más de 12.500 millones de euros anuales, según datos del Clúster Alimentario de Galicia, lucha por innovar y ser competitiva en un contexto global adverso. A las tensiones geopolíticas y la guerra arancelaria se suma el hachazo de los fondos europeos en pesca.
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Con todo, la actividad sitúa a la comunidad en la quinta posición en el ámbito nacional. Esto supone más de un tercio de los ingresos de todo el sector dedicado a la alimentación –que incluye el primario y de la distribución–, a pesar de que suma el 14% del total de sociedades registradas y menos de un tercio del empleo.
Se trata del segmento del sector industrial que más trabajadores concentra, por encima de las 35.000 personas (24% del total de puestos de trabajo), generando además una quinta parte de su cifra de negocio, como revela el Instituto Gallego de Estadística.
La pesca se verá afectada por los posibles recortes de los presupuestos de la Unión Europea
Así, la Xunta la considera, en palabras del secretario general de Industria y Desarrollo Energético, Nicolás Vázquez, “una de las principales ramas del tejido industrial de Galicia”, teniendo en cuenta la diversidad de las actividades que lo conforman.
Por estos motivos, el Consello de la Xunta declaró a la industria alimentaria como sector estratégico el pasado febrero, siendo el primer paso para desarrollar su plan director. La elaboración de este instrumento –previsto para el próximo diciembre– “dará una respuesta real a las necesidades del sector, con el objetivo de acompañarlo durante su proceso de transformación”, ha declarado Vázquez.
En este sentido, para Carmen Lence, presidenta de Grupo Lence, uno de los principales retos para la industria gallega es “la presión para innovar, que obliga a incorporar tecnología y mantener competitividad en un entorno de costes crecientes, manteniendo la rentabilidad para todos los eslabones de la cadena”.

No obstante, destaca que las empresas lácteas han demostrado contar con músculo productivo, calidad y crecimiento sostenido. Así, el propio grupo superó los 284 millones de euros de facturación el pasado año, mientras que el conjunto de las 11 mayores marcas de productos lácteos supuso más de 3.100 millones en 2023.
Pendiente de la UE
Por su parte, las industrias derivadas de la pesca representan en Galicia más del 7% del volumen de negocio de todo el ámbito de la manufactura, que alcanza cerca de 60.000 millones de euros. Pero su futuro se ve amenazado tras la reciente propuesta de la Comisión Europea para los próximos presupuestos de la Unión Europa, que contempla un recorte de dos tercios de la financiación para el sector pesquero. Esto equivaldría a pasar de 6.100 millones en fondos durante el periodo entre 2021 y 2027 –y de los que Galicia recibe 366 millones– a una cifra de 2.000 millones para el comprendido entre 2028 y 2034.
“Es hora de que la UE y las autoridades nacionales comiencen a tomar conciencia de que debemos tener un sector primario capaz de autoabastecer a Europa”, afirma Julio Simarro, consejero delegado de Congalsa.
Dada su diversificación y dimensiones, Simarro aclara que el impacto de este recorte “no será grande” para la compañía, y añade que la sostenibilidad debe tener un punto de vista amplio que contemple la parte económica. Mientras, la clave para que Galicia se mantenga como referente está en “seguir innovando y desarrollando soluciones para evolucionar y aportar valor”, opina.
Otro sector a la espera de cambios es el vitivinícola, “muy regulado y que, en este momento de cambio de tendencias del consumo, necesita una simplificación administrativa que nos permita responder con agilidad”, explica Miguel Tubío, director técnico de Bodegas Martín Códax, quien destaca la evolución de la variedad albariño como una gran oportunidad con expectativas de crecimiento en exportación.
Y es que, aunque el gallego es un mercado de pequeña dimensión respecto a otras regiones de España, sus condiciones climáticas lo favorecen frente a las sequías que padecen aquellas.
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