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Leche Río apuesta por doblar sus ingresos cada cinco años sin descartar adquisiciones

Grupo Lence creció un 36% en 2022 y superó los 200 millones en ventas. Su CEO, Carmen Lence, cree que “la leche ahora tiene un precio digno”

Carmen Lence, CEO de Grupo Leche Río.
Carmen Lence, CEO de Grupo Leche Río.Pablo Monge
Javier García Ropero

El grupo lácteo Lence, dueño de marcas como Leche Río o Leyma, encara una nueva etapa en la que el crecimiento pasa a ser prioritario. Después de un ejercicio 2022 de ingresos récord, la compañía gallega de capital 100% familiar traza ambiciosos objetivos para ganar tamaño.

“Es una cuestión de supervivencia. Es un sector con grandes empresas. O comes, o te comen”, resume la presidenta y consejera delegada, Carmen Lence. Esta se hizo con las riendas de la compañía en 2019, después del fallecimiento de su padre, Jesús Lence, fundador del grupo, y tras años lejos de la gestión de la misma.

“A una empresa como la nuestra, que depende del volumen de ventas, no le queda otra que crecer junto a nuestros clientes [las empresas de distribución]. Si no, van a buscar otro proveedor”, dice Lence. El objetivo, “doblar el tamaño de la empresa cada cinco años”, apunta la ejecutiva. “Esa la idea, y quiero que nuestra gente tenga esa ambición, pero siempre con ‘sentidiño’”, dice utilizando el popular término gallego para aludir al sentido común.

En la consecución de ese objetivo, Leche Río recurrirá al crecimiento orgánico y también contempla el inorgánico, pese a que su consejera delegada reconoce que “comprar empresas es una gran distracción”, sobre todo a la hora de integrar distintas culturas corporativas. “Hay que ver qué empresas te complementan más y aportan a tus clientes. Buscar lo que te va a ayudar a ser una empresa más fuerte y sostenible a largo plazo”, añade Lence, que no tiene prisa por salir al mercado a buscar posibles adquisiciones: “Las empresas familiares nos caracterizamos por ser pacientes y mirar siempre en el medio y largo plazo”.

Subidas de precios

En 2019, cuando Carmen Lence asumió la dirección de Leche Río, la empresa facturaba unos 140 millones. En 2022, esa cantidad se elevó a 208 millones tras crecer un 36%, en un año marcado por la subida en los costes y en los precios de la cesta de la compra, que tuvo especial incidencia en los productos lácteos.

El litro de leche de marca blanca escaló más de un 30% hasta alcanzar el euro. “En 2021 la leche llegó a estar más barata que el agua en los lineales. No tenía ninguna justificación. Ahora tiene un precio digno”, defiende Carmen Lence, que cree que el consumidor “ha aceptado que puede pagar más por la leche”.

La ejecutiva describe cómo los costes de aprovisionamiento crecieron de forma muy rápida a principios del año pasado, lo que requirió actuar con agilidad. En el caso de Leche Río, la decisión fue “pagar más al ganadero para no perderlo y ser ágiles en repercutirlo a nuestros clientes”. Entre el 60% y el 65% de las ventas de la compañía son a empresas de distribución para la leche de marca blanca.

Según Carmen Lence, la relación con estas ha variado a raíz de los problemas desencadenados el año pasado, en el que a la inflación se sumó la escasez de materia prima. “Ahora el distribuidor, en vez de un proveedor, tiene dos. Se han dado cuenta de que tienen que pensar en nosotros como socios, y no en intentar sacar continuamente una ventaja de precio. Todos somos empresas y todos queremos ser rentables”.

Aún así, cree que las lácteas con menor peso en marca blanca han sido “las que más han sufrido”. “Nosotros llevábamos años preparándonos para un momento así. En mejorar nuestra eficiencia, nuestra reputación en el campo, en la confianza con los clientes...”. El saldo: un beneficio neto de 5 millones, más del doble que en 2021.

Una amplia lista de clientes... en la que no está Mercadona

Distribución. Leche Río, al igual que otros productores lácteos, trabaja con un buen número de empresas de distribución para surtirles de leche que venden a través de sus marcas blancas. Dia, Aldi, Lidl, Carrefour, ALcampo, Condis, Gadisa, Vegalsa... Pero en esa lista no está Mercadona. “Nos llevamos muy bien con ellos. Hablamos todos los años, pero tienen su modelo de interproveedor”, dice Carmen Lence. Las subidas de los costes provocó que, durante 2022, los contratos entre ganaderos y productores, y entre estos y distribuidoras, acortasen sus plazos. “Ahora se están volviendo a hacer un poco más largos. Se irán estabilizando. Esperemos que poco a poco vuelvan a su duración habitual de un año”, apunta la ejecutiva. Lo que no parece que tendrá vuelta atrás será el precio al cliente. “No me gustaría que volviésemos de nuevo en un bucle de tirar los precios, porque es peligroso para toda la cadena de valor”.

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Sobre la firma

Javier García Ropero
Redactor de la sección de empresas, especializado en distribución, gran consumo y economía del deporte. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en información económica de la UIMP. Desarrolla su carrera en CincoDías desde 2011 tras haber pasado por El Mundo y Vocento.

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