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La bomba de calor seduce a la industria y va a por los hogares

Los fabricantes prevén que la actividad crezca un 250% a 2030 ante el inminente cumplimiento de las metas climáticas. En España, las empresas piden más ayudas públicas y menos burocracia

Infografía explicativa sobre cómo funciona una bomba de calor aerotérmica. Muestra cómo capta 4 kW de energía del aire exterior y añade 1 kW de electricidad para generar hasta 5 kW de energía útil, que se utiliza para calefacción, refrigeración o agua caliente sanitaria. Incluye ilustraciones del sistema con unidad exterior, acumulador, radiadores, suelo radiante, aire acondicionado y ducha. Se destaca que el 75% de la energía es renovable y proviene del aire, y que el COP o coeficiente de rendimiento puede alcanzar 5.
Denisse Cepeda Minaya

Cautela pero a la vez optimismo. Fueron las perspectivas que trasladaron los principales fabricantes de bombas de calor en la reconocida Feria ISH de Fráncfort (Alemania), la más importante a escala global del sector de climatización y agua, celebrada a mediados de marzo pasado. Tras dos años de caídas de las ventas en Europa, en 2023 y 2024, que supuso incluso el recorte de 4.000 empleos por la ralentización del proceso de descarbonización en la región, las empresas prevén una fuerte reactivación del mercado a partir de este año, y calculan una espectacular alza del 250% hasta 2030 pese al entorno geopolítico y económico adverso. Una previsión anterior a la guerra arancelaria desatada por Estados Unidos.

El cambio de criterio respecto a esta tecnología aerotérmica en Europa, primero de aceleración para reducir la dependencia del gas ruso tras la guerra en Ucrania, y que llevó a los fabricantes a invertir 7.000 millones de euros para ampliar capacidad –por ejemplo, la multinacional japonesa Daikin destinó 300 millones en un nuevo centro de producción en Łódź, Polonia–, y después de freno, ha hecho mucho daño al sector. “Los Gobiernos han modificado los planes de apoyo, lo que ha desestabilizado la confianza de los consumidores. Y las políticas de acelerar-frenar han generado incertidumbre e imprevisibilidad en los inversores”, comentan por correo desde la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (AFEC).

El año pasado se vendieron en Europa solo 2,1 millones de equipos de aerotermia, un 23% menos

El tsunami regulatorio, el mantenimiento del subsidio al gas, que desincentiva la electrificación; “la disminución temporal” de la velocidad de la transición energética y la incertidumbre económica tampoco ayudan en su despliegue, detalla Jan Logghe, responsable del área residencial de la compañía con sede en Osaka, en un viaje de prensa organizado por la firma.

En 2024 se vendieron 2,1 millones de bombas de calor en 14 países europeos, una caída del 23% de media respecto a 2023, según las cifras preliminares de la patronal europea EHPA, por sus siglas en inglés. La entidad calcula que el parque total es de 26 millones. Bélgica (52%), Alemania (48%), Suiza (41%) y Francia (24%) registraron los mayores descensos. En España fue del 5,5%. Solo creció en Reino Unido (63%) por las ayudas (7.500 libras, unos 8.700 euros).

La falta de incentivos, el subsidio al gas y la debilidad económica están detrás de la bajada del negocio

Aun así, el uso de fuentes renovables (biomasa y bombas de calor) en los sistemas de calefacción y refrigeración sube en la Unión Europea y en 2023 representó el 26,2% del total, un 1,2% más que en 2022, reflejan los datos de Eurostat publicados en marzo.

Pese a la prudencia, los fabricantes, que lideran empresas asiáticas –Japón Corea, China–, tiraron la casa por la ventana en una soleada ciudad alemana para mostrar sus últimas innovaciones y presumir también de grandes y modernos estand, flanqueados por enormes pantallas led. El fin de las calderas de combustibles fósiles está cerca por mandato de Bruselas –la obligación de reducir al menos un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 (Fit for 55), el objetivo de cero emisiones para las viviendas de nueva construcción y la extensión desde 2027 del régimen de comercio de derechos de emisión para la edificación son algunas de las directivas que aceleran la actividad–, y las compañías, incluidas las que se dedicaban solo al negocio fósil tradicional, no quieren dejar pasar la oportunidad.

Un técnico instala una bomba de calor en un hogar.

Países y casos de éxito

Su despliegue será gradual, con incrementos del 10% anual. La previsión es que Reino Unido y Alemania tiren, de momento, del mercado, apunta Logghe, con datos de la EHPA. En España se espera una subida moderada. “El estancamiento podría continuar en un nuevo contexto con vientos a favor y en contra. Contemplamos con preocupación la amenaza de los aranceles”, pronostican desde la AFEC.

Los sectores industrial y terciario son los que más están apostando por esta tecnología, aún incipiente y casi desconocida, corroboran las empresas. En España, de hecho, de las 2.162 solicitudes de emisiones de certificados de ahorro energético (CAE) contabilizadas hasta febrero de este año, el 68,1% corresponde a la industria, recoge un reciente informe del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco).

En automoción, el grupo francés Renault es una de ellas. Con Endesa avanza en su meta de emisiones cero netas, que incluye, entre otros, la instalación de un sistema de recuperación térmica y bomba de calor –de Daikin– en sus dos fábricas de Valladolid y en la de Palencia. El objetivo: reducir un 36% el consumo de gas natural y disminuir en unas 25.000 toneladas anuales las emisiones de carbono, cuentan fuentes del sector. Se espera que esté en funcionamiento en 2026.

En España, Renault, Roche y otras empresas de energía y servicios se suben a esta tecnología

En energía, la empresa española de manufactura eléctrica Mesa Mungia llevó a cabo un proceso de electrificación del calor con Iberdrola en su planta de Vizcaya. La sustitución de dos calderas de gas y una enfriadora por tres bombas de calor de 254 kW cada una disminuyó su gasto energético un 76%, hasta los 6.225 euros por año, informan desde la compañía eléctrica. La inversión fue de 311.000 euros, de los que 74.000 fueron subvencionados por el Ente Vasco de la Energía (EVE) y 88.000 se recuperaron mediante los CAE, que gestiona la propia eléctrica como sujeto delegado. La instalación estuvo a cargo de Ferrovial y la reducción de las emisiones de carbono es de 44 toneladas anuales.

En educación, el Colegio Fundación Numen (Madrid) recortó su factura eléctrica un 56%, hasta los 21.088 euros por año, tras cambiar la caldera de gas para calefacción, calentamiento del agua y climatización de la piscina por aerotermia y colocar paneles fotovoltaicos (33 kWp). La intervención, realizada también por Iberdrola e instalada por Ullastres, supuso una inversión de 128.000 euros, de los que 41.600 fueron subvencionados con fondos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que se transfieren a la autonomía madrileña para este tipo de actuaciones. La reducción de emisiones lograda es de 24 toneladas de carbono al año.

En la industria farmacéutica, la suiza Roche destaca. Su política medioambiental, más restrictiva, prohíbe el uso de refrigerantes que afecten a la capa de ozono y produzcan gases de efecto invernadero, como los halogenados HFC, los más agresivos en climatización. Esto motivó en 2020 al cambio de sede de la compañía en Madrid a sus actuales instalaciones de las calles Ribera del Loira y Osiris, explican desde el laboratorio. Su sistema utiliza ahora refrigerantes naturales, como el amoniaco (R707), cuyo poder de calentamiento atmosférico y de agotamiento de la capa de ozono –aseguran– es cero. “Son plantas enfriadoras de condensación por agua que utilizan este compuesto como refrigerante y proporcionan solo refrigeración al edificio”, explican técnicos de Daikin, suministrador de los aparatos. Su aplicación está muy limitada a la industria y a equipos de condensación por agua, subrayan.

En su centro logístico de Getafe, además de contar con dicho equipamiento, la empresa ha eliminado las fuentes de gas para calefacción y ha instalado un equipo que usa el flujo térmico de la refrigeración como bomba de calor para las oficinas y que hace que “el inmueble sea cero emisiones”, indican.

En los hogares, sin embargo, su penetración está siendo lenta por el alto coste inicial –unos 8.000 euros mínimo– que supone para los consumidores y la falta de información sobre su funcionamiento y ventajas. Si bien el ahorro depende de las características de la vivienda y del precio del gas, al instalar un equipo de aerotermia, el usuario recorta a la mitad su factura y reduce hasta un 80% las emisiones, calculan Santiago González, director de planificación estratégica de Daikin en España, y David Díaz, director de producto del área de calefacción, durante la feria. El periodo de amortización es de 5-7 años y la vida útil de 15. “En España no se apuesta por esta tecnología, no hay incentivos y las ayudas tardan hasta 18 meses en llegar”, lamentan. En las solicitudes CAE, el residencial supone solo el 2,5%, recoge el informe del Miteco.

En los hogares tardará en llegar por el alto coste inicial, unos 8.000 euros, y los escasos incentivos

Iberdrola, por ejemplo, ha hecho ya actuaciones en viviendas unifamiliares. Una en Cáceres, que implicó el aislamiento de la cubierta y la fachada, la instalación de 14 paneles solares y un equipo de aerotermia (14 kW), para un ahorro del 72% en el consumo de energía (1.442 euros anuales) y una reducción de seis toneladas de CO2 por año. El monto destinado fue de 23.830 euros, de los que 18.000 fueron subvencionados por Extremadura con fondos del Ministerio de Vivienda. Y otra en Alicante, que tras una inversión de 16.000 euros en una bomba de calor de 8kW, de los que 2.500 se recuperaron mediante los CAE, recortó su gasto energético un 53% (1.471 euros anuales). En estos casos también se beneficiaron de deducciones fiscales de 4.219 y 9.000 euros, respectivamente. Desde Samara Energy calculan en un comunicado que el ahorro puede llegar a los 1.000 euros anuales en una vivienda unifamiliar media o de hasta 1.700 si se combina con autoconsumo fotovoltaico.

La eléctrica ha llevado a cabo también intervenciones en comunidades de propietarios, como una de Jaén, que desembolsó 5,3 millones, (4,6 millones subvencionados por Andalucía con fondos de Vivienda) en una rehabilitación integral (bomba de calor, aislamiento y autoconsumo solar), y su gasto de luz se redujo un 89% (42.408 euros anuales) y recortaron 286 toneladas de emisiones por año. Cada vecino destinó 5.200, pero obtuvieron 1.210 de deducción fiscal. O en la torre Efisa en A Coruña, que logró un ahorro de energía del 70% (162.000 euros anuales) con otra rehabilitación integral y una reducción de 140 toneladas de carbono al año. La inversión fue de 7,4 millones y obtuvo una ayuda de 4,6 millones de su autonomía con fondos de Vivienda, 218.000 euros mediante los CAE y una deducción fiscal de 1,5 millones.

El sector espera que los certificados de ahorro energético y los agregadores de demanda reactiven este segmento, otra de las palancas de crecimiento.

La cita bianual, celebrada en la Messe Frankfurt y que superó los 160.000 visitantes de 150 países, constató la ebullición del sector.

Un técnico coloca la última generación del modelo Daikin Altherma, todo en uno, tamaño nevera, presentada en la ISH de Fráncfort.

Puntos clave

Normativa europea. La Directiva 2023/2413, de octubre de 2023, que promueve el uso de energías renovables en la calefacción y la refrigeración ha ayudado a incrementar el peso de la bomba de calor y la biomasa en la climatización al fijar una meta de al menos el 0,8% a 2025 y un mínimo del 1,1% entre 2026 y 2030. En 2004, fecha desde que se recogen los datos, suponían solo el 11,7%. La guía para su transposición a los Estados miembros aclara que a partir del 1 enero de este año deberá suspenderse cualquier incentivo, préstamos o subvención para instalar calderas fósiles (gas natural, petróleo y carbón), aunque sea una renovación.

Potencial y otras barreras. Junto con la solar y la eólica, la aerotermia será la otra gran protagonista de la descarbonización a 2050, afirman desde la patronal española AFEC. Gracias a que la tecnología ya puede operar en entornos de 180 grados de temperatura, con la previsión de llegar a los 200, la entidad calcula que se puede electrificar el 37% de la demanda industrial térmica del país con bombas de calor. El 12% que usa temperaturas por debajo de 100 grados, ya puede hacerlo. El reto residencial es la renovación, menor del 1%, del parque existente, cuyo consumo de energía final es el 60% del total del edificio. Otras barreras, sobre todo en el centro de las grandes ciudades: el poco espacio para colocar el equipo, más grande que una caldera –aunque hay ya modelos más compactos, todo en uno, que se adaptan a cada necesidad–; el mal estado de las infraestructuras eléctricas, de la capacidad de la red y la falta de técnicos cualificados.

Jugadores. En la feria de Fráncfort no solo las multinacionales asiáticas de climatización, tecnología y electrónica de consumo (Daikin, Midea, Haier, Gree, LG, Samsung, Mitsubishi Electric o Panasonic) exhibieron su músculo. También las grandes marcas europeas (Vaillant, conocida en España como Saunier Duval; Bosch, Viessmann –que vendió en 2023 por 12.000 millones su división de climatización a la estadounidense Carrier– o Wolf) estuvieron presentes. Además, paradójicamente, los fabricantes de calderas que apuestan ahora por la bomba de calor ante el declive futuro de su negocio. En Europa, la japonesa Daikin es un jugador relevante, con más de 50 años en la región (100 en total en el mercado) y una facturación de 4.900 millones –28.000 millones global–, incluido Oriente Medio y África. Cuenta con 15 fábricas, 12 centros de I+D y 110 de entrenamiento. Con más de 13.800 empleados (98.000 global), su producción anual asciende a 5,8 millones de unidades.

Deducciones fiscales y ayudas. Al instalar esta tecnología, el consumidor puede desgravarse hasta 5.000 euros al año en la declaración de la renta, recuerdan desde la coreana LG en un comunicado. En la web de la Agencia Tributaria o con un asesor fiscal puede consultar las deducciones por obras de mejora de la eficiencia energética. Además de las subvenciones disponibles a través de las comunidades autónomas con fondos europeos, que cubren hasta el 40% de la actuación (3.000 euros máximo), y que son transferidas desde el IDAE o del MInisterio de Vivienda, y los certificados de ahorro energético (CAE).

Sobre la firma

Denisse Cepeda Minaya
Periodista especializada en energía, medio ambiente, cambio climático y salud. Máster en Economía verde y circular por el Inesem y Máster en Periodismo por la UAM/El País. Con más de 20 años de experiencia en periodismo económico. Anteriormente trabajó en República Dominicana como reportera de economía en los periódicos El Caribe y Listín Diario.
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