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Reducir, reutilizar, reciclar y ahora también recompensar y retornar

El 44% de los envases no llega al vertedero, según el Miteco

Uno de los contenedores de Reciclos instalados en Getafe (Madrid).
Uno de los contenedores de Reciclos instalados en Getafe (Madrid).
CINCO DÍAS

La regla de las tres erres está a punto de pasar a la historia también en España. Las denominadas 3R de la ecología (reducir, reutilizar y reciclar) deben sumar ya una más: recompensar a quien lleve a efecto estas buenas prácticas. Y en un futuro, reclamado como urgente por algunos colectivos, otra: retornar el envase vacío. Según datos del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco), el 44% de los envases sigue sin llegar al vertedero, sobre todo los de bebidas.

Ahora el momento es crucial por coincidir la transposición de la directiva europea del plástico, el actual desarrollo de la Estrategia de Economía Circular y la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados, que se presentó el verano pasado e irá al Consejo de Ministros en el primer trimestre de 2021. Y el debate está servido.

En 2029 deberá recogerse el 90% de las botellas de bebidas

Hasta la fecha, en España podíamos deshacernos de los residuos separándolos por contenedores. Pero hay novedades en lo que al de color amarillo respecta, el más contaminante. Ecoembes, la entidad que coordina el reciclaje de envases de plástico, latas y briks en todo el territorio nacional, instalaba hace una semana las primeras diez máquinas del Sistema de Devolución y Recompensa (SDR).

“Están ya en marcha en las estaciones de tren del área metropolitana de Barcelona, dentro del proyecto Reciclos. A la par, mediante la tecnología aplicada al contenedor de plásticos, los ciudadanos pueden usar su móvil al reciclar y escanear el código de barras del envase y obtener recompensas en 21 municipios de seis comunidades autónomas. Nuestro objetivo es extender el hábito de reciclar, escuchando al usuario, testando y, por supuesto, sin tumbar lo que ha costado tanto levantar y funciona”, explica Nieves Rey, portavoz de Ecoembes.

En España hay expectación por la transposición de la normativa europea

En Madrid, Getafe ha sido la primera ciudad en descargarse la webapp. Sara Hernández, alcaldesa del municipio, reseña que “no nos conformamos con nuestros buenos índices de reciclaje, queremos ir a más y acercarnos, especialmente, a los más jóvenes. Somos la localidad pionera de los municipios de más de 100.000 habitantes en incorporar el sistema de incentivos Reciclos para latas y botellas de plástico en los 445 contenedores instalados”.

El proyecto, “que potencia la movilidad sostenible al bonificar con descuentos en transportes públicos, uso de patinetes o dar la posibilidad de ganar una bici eléctrica, así como la contribución a causas sociales y colaboración con ONG”, distingue dos fases: la puesta en marcha en 2019 con Sant Boi a la cabeza como piloto, y la recién estrenada para instalar “unas 100 máquinas ahora” en aquellos lugares de gran afluencia, detalla Rey.

¿SDR o SDDR?, el dilema

Y de nuevo volvemos a las letras, porque la propuesta del SDR no está exenta de polémica. Si doblamos la de, pasamos a hablar de otra solución, el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), que desde 1984 funciona en unos 50 países, donde los consumidores pagan una cantidad por cada bebida comprada, que luego recuperan al introducir el envase en una máquina o bien al entregarlo en el punto de venta.

“Es la devolución del casco de los años ochenta, pero en versión actualizada, y ha permitido alcanzar tasas de recuperación como las de Alemania de un 98%”, comenta Miquel Roset, director de Retorna, organización que considera que “en nuestro país, un depósito de 10 céntimos por envase puede acabar con el abandono diario de 30 millones de estos”.

El sistema de depósito o devolución de envase en punto de venta no existe aún en España.
El sistema de depósito o devolución de envase en punto de venta no existe aún en España.

Y también volvemos a hablar de Cataluña, porque el laboratorio en España fue Cadaqués en 2013; durante unos meses, allí se recolectaron residuos de envases a través de sistemas automáticos, con un promedio de retorno del 73%. “Las posibilidades del SDR son simbólicas y no incluyen vidrio. En cualquier caso, son sistemas compatibles”, añade Roset.

Distintas organizaciones ecologistas han venido cuestionando los intereses y la financiación de las dos entidades citadas, aunque siempre han entendido que deberían ser parte de la solución. Julio Barea, de la organización ecologista Greenpeace, es contundente: “No estamos para pulsos económicos ni quijotadas como el SDR. Frenar esta emergencia pasa por el sistema de depósito, que debe fomentarse y hacerse viable, ampliándose a todo: colillas de tabaco, mascarillas... Y, por supuesto, no entendemos el silencio de Ecovidrio sobre el tema. Como dejamos claro en el documento Ecoembes miente, esto es una huida hacia adelante para no dar su brazo a torcer [respecto al sistema SDDR que funciona en toda Europa], y que incluso hará que las marcas de bebidas asuman unos costes aún sin cuantificar”. Las grandes marcas rechazaron comentar al respecto.

Para el año 2029 deberán recogerse al menos el 90% (en peso) de las botellas de bebidas en circulación. La otra erre, que es la que manda y no hemos citado es: rescatar al planeta.

Máquina en Getxo (Bizkaia)
Máquina en Getxo (Bizkaia)

Contenedores para tabletas

Recyclia. En Getxo (Biz­kaia) se ha estrenado este mes un sistema de incentivos para la recogida de tabletas y otros aparatos TIC. “Para frenar el efecto tesoro, que lleva a que siete de cada diez dispositivos se vayan al fondo de un cajón sin más”, precisa Gonzalo Torralbo, director comercial de Recyclia, que agrupa a Ecopilas, Ecofimática, Ecoasimelec y Ecolum, dedicadas al reciclaje de equipos eléctricos y electrónicos en desuso. Tragamóvil fue su antecedente.

Ecocréditos. “La idea es crear un ecosistema y una propuesta de explotación, si es viable y escalable, dentro del proyecto europeo ­CIRC4Life. Tras descargar la app y un código QR de identificación, los ciudadanos interaccionan con el contenedor inteligente y gestionan sus ecocréditos. Tanteamos qué prefiere el usuario: ¿un descuento en el menú, aportar para plantar un árbol o recomprar el aparato una vez reparado?”, explica. De momento, hay un solo contenedor, “dado su coste, pues requiere medidas de seguridad especiales para evitar el vandalismo”.

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