El deterioro cognitivo afecta al 45,3% de los españoles con 85 años o más
Las personas con demencia, unos 50 millones en todo el mundo, se triplicarán en 2050. La monitorización preventiva es clave cumplida la cinquentena


No se trata de un reto más. El aumento de la esperanza de vida y, por consiguiente, el envejecimiento paulatino de la población en los países desarrollados ha erigido en desafío social y sanitario de primer orden tanto el deterioro cognitivo como la demencia —relacionados aunque distintos, pues esta última es un síndrome que incluye al anterior, aunque de modo persistente y global—. En España, que se sitúa entre los cinco primeros del mundo en el ranking de longevidad, hay 800.000 personas afectadas por estas enfermedades. Una prevalencia que aumenta de forma considerable en los grupos de mayor edad, alcanzando el 45,3% en el de al menos ya los 85 años.
Al tiempo, el porcentaje de españoles que superan hoy los 65 años es del 19,9%, sin embargo, se calcula llegar al 23,8% en 2030 y al 30,3% para 2060. Cumplir años siempre es celebrable, sobre todo, si se hace con buena salud, y parece que “conseguir un envejecimiento saludable depende en un 70% de nosotros mismos y el resto de la genética y otros condicionantes”.
Tal afirmación la hizo José Antonio Serra Rexach, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, moderador de la presentación del informe Deterioro cognitivo y demencia en mayores; situación en España el pasado mes de mayo en el Colegio de Médicos de Madrid, documento impulsado por la Fundación de Ciencias de la Salud.
Desde que aparecen los primeros síntomas hasta el diagnóstico pueden transcurrir más de dos años
Antes, el doctor subrayaba que hasta un 40% de los casos podría evitarse actuando sobre factores modificables: “Promoción de un estilo de vida sano, dieta equilibrada, ejercicio regular y estimulación para preservar la salud cerebral”, así como también recomendó corregir los déficits auditivos, controlar la diabetes y la hipertensión. “Y por supuesto, huir del aislamiento social. Los que nos dedicamos a esto podemos ser de todo menos pesimistas. Estamos ante una emergencia silenciosa que requiere una respuesta multidisciplinar ya”, insistió Serra.
De hecho, en el evento se aseguró que, a mitad de siglo, los afectados podrían ascender a los dos millones, “siendo el caso del alzhéimer el más avanzado médicamente, puesto que se investiga más”, comentó Alberto Villarejo-Galende, del Servicio de Neurología del Doce de Octubre, experto que resaltó la importancia de “seguir ciertos biomarcadores, sobre todo a partir de los 55 años”. En concreto, dicha enfermedad representa entre el 70% y el 77% de los diagnósticos. Por detrás, las demencias con cuerpos de Lewy (unos 120.000 casos en España) y las frontotemporales.
Sin mediación
Junto a Serra, también condujo la convocatoria Ángel Berbel García, neurólogo del Grupo de Estudio de Neurofarmacología SEN, Hospital Central de la Cruz Roja (Madrid), quien incidió en “la importancia de la detección precoz para iniciar tratamientos y planificar el futuro del paciente y su entorno”. Desde que aparecen los primeros síntomas hasta el diagnóstico firme pueden transcurrir más de dos años y aunque no hay medicamentos para su cura, sí soluciones que hacen más lenta su evolución.
“Lo esencial es el prediagnóstico y la prevención en cualquiera de sus grados, hay que mentalizarse”, recalcan desde la Sociedad Española de Neurología (SEN). En paralelo, “necesitamos un modelo homogéneo y accesible que garantice la atención integral hasta su fase avanzada”, añadió Berbel, dada la falta de equidad a los recursos dependiendo de la comunidad autónoma.
En esta línea, Elena Jiménez, psicóloga en AFA Segovia (Asociación de Familiares de Enfermos de Alzéimer), entidad sin ánimo de lucro que extiende su trabajo en red por todo el territorio nacional, expuso la prioridad que supone reforzar “este tipo de ayuda intermedia, casi siempre en deterioros leves y medios que, en nuestro caso, no cubre ni el 1% de la demanda; no podemos llegar a las zonas rurales que son las de gente más mayor. Aparte, tenemos que financiarnos con las cuotas de los socios y migajas de subvenciones”.
El impacto económico por paciente es de entre 15.000 y 50.000 euros anuales, según la SEN
Precisamente, su intervención y la de Araceli Ayuso, asociada que lleva ocho años cuidando a su marido enfermo y que confesó no poder imaginar su vida sin el respaldo de AFA, completó la visión de este problema que, normalmente, en este tipo de mesas redondas sienta solo a perfiles más técnicos.
Otro enfoque novedoso al abordar el tema del envejecimiento se expuso en el Primer Foro de Salud España-Japón, celebrado también en Madrid el mes pasado, donde el filósofo Jose Antonio Marina conversaba sobre la creciente edad poblacional con Nuria Mas, economista experta en salud y profesora del IESE. Para ella la clave está en “adaptar el sistema (sanitario, laboral, social) a esta nueva realidad de la edad mediana, que no media, actualmente de 46,3 años en España, frente a los 49,5 de Japón.
Asimismo, mientras que en el país asiático los años de buena salud rondan los 73, para nosotros son los 66, y esto siendo los que tenemos mejor calidad de vida de la Unión Europea”. ¿Qué han hecho ellos mejor?, “sin duda han trabajado mucho en lo preventivo”, afirma categórica. Sobre todo, invierten mucho en I+D, programas de ejercicio físico, movilidad y concienciación.
Estar al lado también desgasta
Familiares. Estos diagnósticos suponen la segunda causa de discapacidad en mayores de 60 años y la primera de ingreso en residencias. Por ello, son las familias las que suelen hacerse cargo. Lo que repercute a su vez en la salud de quien se ocupa, ya que hablamos de cuidados de larga duración, requeridos por el 12% de mayores de 65 años en España.
Costes. En lo sanitario, las cifras de finales de 2024 de la SEN reflejan un impacto económico por paciente de entre 15.000 a 20.000 euros anuales en los casos más leves y hasta los 50.000 euros en los graves.
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