Foro Futuro: la geopolítica complica el desarrollo de la unión bancaria europea

La fragmentación geopolítica provocada por la guerra de Ucrania y las tensiones entre China y Estados Unidos plantea desafíos para la creación de una garantía de depósitos europea, según los expertos de Foro Futuro, que consideran clave un fondo europeo de garantía de depósitos

La globalización financiera se ha visto sacudida por dos circunstancias extremas e inesperadas: la pandemia de Covid-19 y la invasión rusa de Ucrania. La pandemia puso de manifiesto la fragilidad de la cadena de suministro global, mientras que la invasión de Ucrania afectó gravemente a la seguridad energética. La escalada de la inflación, y las políticas monetarias restrictivas de los bancos centrales para combatirla, se han traducido en un encarecimiento del crédito con un impacto diferente entre unos mercados y otros. La situación, en definitiva, ha frenado los avances en la unión bancaria europea, aún incompleta, hecho que dificulta las operaciones transnacionales.

El encuentro celebrado este miércoles de Foro Futuro, el observatorio de investigación económica organizado por CincoDías con el respaldo de Grupo Santander, ha planteado los retos que afronta la globalización financiera en el contexto actual, la unión bancaria europea, y la digitalización del sector financiero.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya ha expresado en el último Informe sobre Estabilidad Financiera Mundial (GFSR) su preocupación acerca de la fragmentación geopolítica y financiera. “Esta preocupación viene en buena parte justificada porque las tensiones geopolíticas al final podrían tener implicaciones muy importantes para la estabilidad financiera al afectar los sistemas de pagos internacionales y también los precios de los activos”, explica Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València y director de Estudios Financieros de Funcas.

Por ello, asegura, resulta de vital importancia seguir avanzando hacia la unión bancaria europea, que incluya un nfondo de garantía de depósitos común para conseguir una integración plena y eficiente del sector. “Si no se produce un avance total en la unión bancaria, incluso con las medidas del Banco Central Europeo (BCE), los efectos van a ser asimétricos. Un euro depositado en un banco de Alemania no vale lo mismo que un euro depositado en un banco de Grecia. Por eso es fundamental que la unión bancaria se complete. Confiemos en que el contexto geopolítico actual no impida la unión bancaria porque es algo determinante para evitar una fragmentación”, añade el catedrático.


A nivel global, la fragmentación ya ha sido desatada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia y por un aluvión de sanciones financieras que, de facto, desconectaron a Rusia del resto del mundo. A esto se le añaden las tensiones entre China y Estados Unidos, que ahondan esta fragmentación. “La amenaza de que todas las empresas chinas tuvieran que salir de las Bolsas americanas se paró por los pelos, pero no se ha solucionado, simplemente parcheado. Tampoco hay que olvidar las sanciones financieras muy específicas por parte de EE UU a entidades financieras chinas desde antes de la guerra de Ucrania. Ya estamos ahí y las sanciones a Rusia provocan que esto se acelere”, señala Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia Pacífico en Natixis, y profesora en la Universidad de Ciencias y tecnología de Hong Kong.

“China ha reaccionado evitando las monedas occidentales y la mitad del comercio internacional de China ya se paga en yuanes. Teniendo en cuenta que China es nuestro principal socio comercial en importaciones desde 2021, esto nos lleva a una bifurcación que quizás nos obligue en algún momento a aceptar el yuan, una moneda no convertible, como medio de pago. Si llegamos a este punto, la pregunta es si estamos creando dos realidades financieras con dos monedas reserva diferentes en el mundo”, cuestiona García Herrero.

Posible contagio

La digitalización del sector bancario ha permitido el desarrollo de servicios financieros en línea, y supone un motor clave de la globalización financiera. Sin embargo, la interconexión global que ofrece Internet y las plataformas digitales también genera desafíos, como un mayor riesgo de contagio entre mercados ante eventos financieros adversos, como la caída del Silicon Valley Bank. “La posibilidad de retirar fondos rápidamente vía internet provoca que las crisis bancarias se produzcan de manera casi inmediata. Lo que antes sucedía más lentamente, ahora va superrápido y un banco puede caer en cuestión de horas”, afirma Carmen Herrero, catedrática emérita de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad de Alicante y profesora investigadora del IVIE.

Sin embargo, los expertos apelan a las diferencias entre la banca estadounidense y la europea para evitar alarmismos. “La banca americana y la banca europea en términos de regulación y solvencia son bastante diferentes. A pesar de las deficiencias que arrastramos, la supervisión de la banca europea es mucho más solvente. Respecto a que nuestros bancos vayan a quebrar por la caída del Silicon Valley Bank, podemos estar bastante tranquilos”, añade la catedrática.

En este punto coincide Juan Manuel Soto Palacios, presidente de March Asset Management. “Creo que la regulación europea está por encima de la americana, pues en mi opinión la americana se ha centrado mucho en los bancos sistémicos. Allí el problema fue con bancos pequeños en los que había un desequilibrio entre la gestión de la liquidez y la inversión de la cartera a medio-largo plazo. No veo un riesgo ni en Europa ni en EE UU, son casos puntuales”.

Riesgos inevitables

“La clave está en poder sostener un sistema financiero que sea capaz de contribuir a la economía con la aportación de liquidez para la actividad, que pueda sostener a empresas y a familias, pero siempre desde el punto de vista de una seguridad que sepa que el sistema no va a tener nunca ningún tipo de riesgo”, afirma Soto Palacios.

No obstante, la digitalización también tiene consecuencias que van más allá de la perspectiva macroeconómica. “Una de las medidas que la banca europea está tomando es la unión de bancos pequeños y medianos con bancos de mayor resiliencia. Los procesos de digitalización, la desaparición de oficinas, y la transformación del negocio bancario ha hecho que haya una parte sustancial de la población en una especie de limbo financiero. En la España rural, por ejemplo, la gente ha dejado de tener un banco físico cerca, pero a la vez son las zonas menos digitalizadas y con la población más envejecida”, señala por su parte Herrero.

Distintos tipos de banca en la sombra

La banca en la sombra es una de las preocupaciones recurrentes de los supervisores financieros. Como señala Juan Manuel Soto Palacios, presidente de March Asset Management, es importante prestar atención a la advertencia que ha hecho esta semana el BCE sobre la creciente importancia y los peligros a los que se enfrenta el sistema financiero debido al crecimiento de las instituciones financieras no bancarias, también conocido como banca en la sombra. 
Se trata de entidades fuera del sistema bancario tradicional, que no están sujetas a las mismas regulaciones y supervisión que los bancos convencionales. “Hablamos de fondos de inversión, aseguradoras, y todo tipo de vehículos de inversión especializada, que al final utilizan liquidez, tienen posiciones en los bancos, tienen deuda, tienen muchas posiciones también en derivados. Cada día está aumentando más el riesgo sistémico de un shock de liquidez porque estas entidades podrían contribuir a deshacer posiciones rápidamente y nos encontremos con algún problema”, indica el experto. 
Estas entidades financieras no bancarias presentan grandes diferencias con las asiáticas. “La banca en la sombra en Asia no tiene nada que ver con la de Occidente. En Occidente se incorporado en nuestra realidad reguladora, es decir, entendemos mejor los riesgos. En Asia, y especialmente en China, la banca en la sombra es enorme y cumple una función de financiación fundamentalmente de los gobiernos locales y del sector inmobiliario, y ambos han sufrido desde mitad del 2021 las consecuencias por esa financiación fácil, mal regulado y mal canalizado sin tener en cuenta los riesgos”, explica Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia Pacífico en Natixis. 
Como señala la experta, el shock se está empezando a vislumbrar en  los vehículos financieros que han creado los gobiernos locales chinos para financiar sus infraestructuras, una deuda aún no reconocida que es hoy por hoy de unos 60 puntos del PIB de China. “Aunque aún tenemos muchos riesgos financieros, en Occidente se trata de un caso relativamente pequeño con muchos fuegos artificiales porque el contagio es rápido y evidente porque hay información, y en el caso de China son mastodontes de riesgos pero con un contagio mucho más lento”, explica Alicia García-Herrero. 


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