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José Manuel Campa (EBA): “Nos preocupa y nos frustra que no haya fusiones transfronterizas”

El presidente de la Autoridad Bancaria Europea prevé que los bancos exhiban fortaleza en los próximos test de estrés pese a las tensiones comerciales

José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), en la sede en París (Francia).
Álvaro Bayón

José Manuel Campa (Oviedo, 60 años) es uno de los españoles clave en las instituciones europeas. Desde 2019 es el presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), una de las cabezas de Bruselas en regulación bancaria. Antes de esto fue secretario de Estado de Economía de 2009 a 2011. Atiende a este diario desde la sede de París, a través de videoconferencia, a unas semanas de que publique unos nuevos test de estrés, que se conocerán este verano y darán prueba de la resistencia del sector, tras unos años de récords de beneficio, ante la incertidumbre geopolítica.

Pregunta. ¿En qué situación llegan los bancos a los inminentes test de estrés?

Respuesta. El punto de partida de las entidades es bueno, con un ratio de capital que es el más alto desde que existe la EBA, morosidad baja y una rentabilidad que ha subido durante los últimos cuatro años de forma consistente. De hecho, nuestra percepción es que no será sostenible en el tiempo, porque dependerá de cómo evolucionen los tipos de interés.

P. Frente al resto de los bancos europeos, ¿en qué posición relativa llegan las entidades españolas?

R. La situación de partida es buena, con una cuestión bien conocida, que el ratio medio de capital es más bajo que el de la zona euro. El resultado de los ejercicios de estrés en el pasado siempre muestra que el impacto sobre la banca española es más bajo, por su modelo de negocio, por su capacidad de diversificar, de mantener una generación de ingresos operativos alta... Tienen más capacidad de absorber el shock negativo sin que les coma capital.

P. ¿Y cómo de preparados están para afrontar una guerra comercial?

R. Los dos grandes bancos españoles tienen mucha exposición internacional y eso les afectará. Al mismo tiempo, los grandes bancos están muy diversificados geográficamente. El shock geopolítico les va a afectar de una forma distinta dependiendo de ese grado de diversificación. Mirando los datos del pasado, todos los bancos españoles, y sobre todo los más grandes, tienen mucha capacidad de absorción del shock a través de su generación recurrente de beneficios. El impacto final en capital suele ser pequeño.

P. ¿Le preocupa el encarecimiento del precio de la vivienda en países como España como un potencial riesgo financiero?

R. Nos preocupa el sector del inmobiliario no residencial, porque hemos visto en los últimos dos o tres años una tendencia a la baja en precios por distintos patrones de consumo. En Estados Unidos, en el norte de Europa, en Alemania o en Austria ha habido momentos de tensión e inmobiliarias grandes que tuvieron dificultades. Si la tendencia del precio de la vivienda siguiera incrementándose, sobre todo ahora que bajan los tipos, podría ser una vulnerabilidad más grande. El préstamo hipotecario a vivienda residencial ha crecido en los últimos años, pero no ha crecido de forma excepcional. Y, dentro de Europa, donde menos ha crecido ha sido en el sur de Europa.

Entrevista a José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), en la sede en París (Francia).

P. ¿Qué calendario manejan para la publicación de los test de estrés?

R. Estamos trabajando para intentar tenerlos publicados a principios de agosto.

P. ¿Aún hay margen dentro de los mercados nacionales para acometer más concentración bancaria o deberían apostar directamente por las fusiones transfronterizas?

R. Depende mucho del país. Hay países donde ha habido mucha concentración durante los últimos 15 años, como Francia o España, y hay otros que siguen todavía extremadamente fragmentados, como Alemania o Austria. Lo más importante es el proyecto que se ponga encima de la mesa y la viabilidad de ese proyecto. Fusionarse por fusionarse no tiene sentido. Lo que tiene sentido es fusionarse para mejorar. Desde nuestro punto de vista, deseamos que haya fusiones transfronterizas. Ese grado de actividad transeuropea sigue siendo muy bajo.

P. En el caso del BBVA-Sabadell, ¿le preocupa que el Gobierno español vaya a tener una actitud demasiado intervencionista y la imposibilite?

R. No hablamos de transacciones concretas. Ahora mismo tenemos operaciones donde hay Gobiernos activamente involucrados en Alemania, Italia, España y en Portugal potencialmente. El lado positivo es que se están produciendo transacciones. No es positivo que las operaciones bancarias sobre la mesa tengan una lógica nacional y no paneuropea. Nos preocupa y nos frustra que no haya fusiones transfronterizas. Queremos que se desarrolle el mercado europeo. Tenemos que conseguir mayor integración en el mercado único europeo y las operaciones que estamos viendo, con la excepción de Portugal, no van en esa dirección.

P. O sea, que no ven negativas las operaciones de concentración nacionales, pero tampoco muy positivas.

R. Nos motiva para seguir trabajando. Nosotros hablamos con los banqueros, que son los que tienen que hacer las operaciones y ver si los proyectos son factibles, y nos dicen que la lógica económica de estas operaciones de integración sigue siendo doméstica, porque ven que hay más sinergias de costes y de ingresos. En las operaciones transfronterizas esto es menor. Tenemos que seguir trabajando para que vean que esas sinergias se pueden producir también a nivel paneuropeo.

P. ¿Tiene sentido hacer esas fusiones transfronterizas sin completar la unión bancaria?

R. Tenemos que seguir trabajando en completar la unión bancaria. Vemos integración paneuropea en ciertos segmentos de actividad, como custodia, banca corporativa de grandes corporaciones o de financiación al consumo. Integrar banca minorista es mucho más difícil, pues hay mucha idiosincrasia todavía específica de los distintos países, desde regímenes de insolvencia distintos, diferencias en niveles de protección al consumidor, leyes laborales,...

P. ¿Es optimista con que se vaya a conseguir completar la unión bancaria en el medio plazo?

R. Soy optimista, pero no en términos de tiempos, porque ahora mismo no hay ningún calendario concreto.

P. ¿Cree que hay margen para realizar la simplificación regulatoria que está estudiando Bruselas?

R. Estamos trabajando para ello. Hemos construido un grupo de trabajo de miembros del Consejo y lo vamos a discutir durante el verano. Esta discusión es sobre simplificación en la implementación de la regulación, no es sobre el nivel de requerimientos o sobre desregulación.

P. ¿En qué asuntos concretos están trabajando desde la EBA en esta simplificación normativa?

R. El primer asunto es cómo construimos nuestros productos de regulación. El segundo cubre los requerimientos de información, que solo el 30% se pide a todos los bancos. El otro 70% no se pide a las instituciones más pequeñas, o se pide a las que tienen modelos de negocio específicos. Obviamente, hay muchos más requerimientos de reporte para los más grandes. Hay que analizar no solo el reporte que pedimos, sino también cómo se usa, si sigue siendo útil o hay que cambiarlo. Otro punto son las peticiones de reporting ad hoc, que son puntuales y vamos a intentar minimizar. El tercer punto es cómo trabajamos internamente. Tenemos que intentar centrarnos más en la visión de conjunto de cómo está funcionando el conjunto de la regulación en vez de mirar individualmente cada uno de los textos específicos. Cuando sumas tantos requerimientos, si no miras el conjunto, puedes acabar con un pequeño monstruo.

P. ¿Cuándo creen que pueden tener algo en este sentido?

R. Lo vamos a discutir a nivel de consejo en el verano. A lo largo del otoño empezaremos a ver cambios en la simplificación de la regulación bancaria.

P. ¿Tendría sentido que como resultado de este proceso se redujesen los requisitos de capital a las entidades?

R. Sería peligroso mezclar la discusión entre ganar eficiencia con la de si solicitamos los requerimientos adecuados de capital. Hemos de implementar los requerimientos de manera eficiente, más que discutir sobre si tenemos los niveles adecuados. No creo que en mi consejo haya apoyo para eso. Hay poca evidencia de que los niveles de capital tengan impactos nocivos en ningún aspecto. Tenemos un sector resiliente, no hay restricciones al crédito y la banca es rentable. Lo más limitante es que en Europa no tenemos un mercado financiero completo que complemente a los bancos. Las entidades americanas, por ejemplo, tienen muchísima actividad de mercado de capitales y en Europa, por definición, eso está capado. Nuestros bancos compiten en los mercados globales de capitales como pueden, pero no tienen un mercado doméstico profundo del que puedan verdaderamente beneficiarse.

Sobre la firma

Álvaro Bayón
Redactor de la sección de empresas especializado en operaciones corporativas, banca de inversión y capital riesgo. Graduado en Estudios Hispánicos por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Periodismo UAM-El País, ha desarrollado toda su carrera en Cinco Días, donde trabaja desde 2016.
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